sábado, 20 de febrero de 2016

20 febrero: En agonía

Liturgia
          A la Cuaresma se le identifica demasiado con la penitencia en sentido de “pena” que afrontar. Sin embargo fue históricamente un período de catequesis y reeducación de los fieles en los principios básicos de la fe. Por eso hemos ido viendo la referencia a una elección bien hecha, a una oración, a un cambio de actitud. Hoy Deut 26, 16-19 nos pone de cara a los mandamientos de Dios, que hay que vivir con todo el corazón y con toda el alma, yendo por los caminos e Dios. Y Dios te elevará por encima de todas las naciones de la tierra, y serás un pueblo consagrado al Señor.
          Por su parte el evangelio de Mt 5, 43-48 nos centra en el supremo mandamiento: el del amor, que no sólo está dicho para vivirlo entre amigos y hermanos sino incluso con los enemigos, porque Dios hace salir su sol sobre buenos y malos. Amar sólo a los que nos aman no tendría ningún mérito.

PASIÓN DE JESÚS
          Volvió Jesús por segunda vez a los tres apóstoles. Estaban dormidos. Y Jesús no les dijo nada. Debía estarse tragando la pena de ver a aquellos predilectos tan lejos de la realidad que estaba ocurriendo. Jesús venía demacrado. “Los dejó y se alejó de nuevo” dice el texto de Mateo. Es terrible. Venía a encontrar un apoyo. Ni lo advirtieron. Quería que aquellos hombres estuviesen fuertes ante la tentación: estaban dormidos. Era el primer paso del “escándalo” que Jesús les había anunciado. Estaban realmente escandalizados, y el sueño les tapaba la mala conciencia. Jesús se retiró por tercera vez a su oración, postrado ya en tierra, y repitiendo las mismas palabras, pero ya con la terrible aceptación de todo lo que venía por delante. La referencia que hace San Lucas: entrando en agonía, oraba con más fervor prepara la frase siguiente que es la expresión de la tragedia interior: y su sudor vino a ser como gotas de sangre que caían sobre la tierra. ¿Fue “sudor” tan copioso que venía a brotar a chorros como cuando brota la sangre? “Su sudor vino a ser como…” No dice que fue tal sudor de sangre sino “como si”… Era el sudor de la agonía, y por tanto que le empapaba y corría hasta el suelo.
          Para quienes quieran conservar la idea de un “sudor de sangre” no se puede negar y científicamente es posible. Los médicos lo llaman hemotidrosis y es el brotar de la sangre por los poros del cuerpo ante un sufrimiento tan fuerte que el corazón bombea tanto que las venas no pueden soportar todo el caudal de sangre.
          Sea lo que fuere lo que es fácil pensar es cómo quedó el rostro y la túnica de Jesús, entremezclados tierra y sudor, que se hacían barro que le desfiguraba y le daban un aspecto fatal.
          Pasó aquel sudor y momento de agonía y Jesús se levantó como pudo y casi tambaleándose se fue a sus tres amigos dormidos. Ahora ya no los dejó dormir sin más, sino que con inmensa tristeza y dura ironía, les invitó a seguir durmiendo y descansando…, si es que podían.
          Debió ser un despertar espantoso. Se encontraban con un Jesús que no era el que horas antes habían dejado orando, y eso que ya estaba muy tocado... Ahora sí que era para escandalizarse…, si no es que se hundieran de tristeza y vergüenza. Jesús estaba allí de pie junto a ellos, y en este instante no ya para pedirles que oren sino para advertirles que ya se escucha el murmullo de la turba de hombres que se acercan al Huerto, y que están entrando ya en él. Si os es posible, dormid ahora… mirad: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos pecadoras. Y sin solución de continuidad, una llamada urgente: Mirad, que está cerca el que me entrega. Levantaos, vamos.
          San Juan es quien nos dice que Judas conocía el sitio porque muchas veces se reunió Jesús allí con sus discípulos.
          Judas había tomado consigo un grupo de criados y guardias del Sumo Sacerdote, y quizás esa chusma que se pega a la sinrazón. Juan llega a llamarla “cohorte” como si de un escuadrón de soldados se tratara, que iba junto a los guardias de los pontífices y de los fariseos. Es evidente que no había tal “cohorte” de tipo militar, porque todo el caso se está dirimiendo en muy diferente contexto. Pero va en la línea de lo que Juan quiere magnificar el hecho del prendimiento,  como podremos ver en otro momento.

          De los 8 apóstoles que habían quedado a la entrada nada se dice. Pero ahí tendríamos la realización del “escándalo que sufren en Jesús”, y que han optado por huir de allí. En ningún momento se dice nada de ellos, porque han desaparecido de la escena. Que a poco que pensemos, es mucho más doloroso de lo que puede pasarse por alto, porque éstos eran los mismos que en la cena habían blasonado de fieles al Señor. “Todos os escandalizaréis de mí”.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad8:50 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA (Continuación)

    LA COMUNIDAD HUMANA.

    "Cada uno de nosotros es el fruto de un pensamiento de Dios. Cada uno de nosotros es querido, cada uno de nosotros es amado, cada uno de nosotros es necesario".(Benedicto XVI).

    Dios no ha querido retener para Él solo el ejercicio de todos los poderes. Entrega a cada criatura las funciones que es capaz de ejercer, según las capacidades de su naturaleza. Este modo de gobierno debe ser imitado en la vida social.El comportamiento de Dios en el gobierno del mundo, que manifiesta tanto respeto a la libertad humana, debe inspirar la sabiduría de los que gobiernan las comunidades humanas.Éstos deben comportarse como ministros de la providencia divina.

    ¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE: LA SOCIEDAD O EL INDIVIDUO?.-Ante Dios cada ser humano individual cuenta primero como persona, pero el individuo ne se realiza como persona mas que en sociedad.
    La sociedad no puede ser nunca más importante que la persona. Las personas no pueden ser nunca medios para un fin social. Sin embargo, instituciones sociales como el Estado y la familia son necesarias para el individuo; corresponden incluso a su naturaleza.

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  2. Ana Ciudad8:47 p. m.

    Hemoso "sermón de la última cena" que con tanta claridad nos expuso el padre en la "Escuela de oración" que tuvimos en la tarde de ayer."SI A MÍ ME HAN PERSEGUIDO, TAMBIEN A VOSOTROS OS PERSEGUIRÁN".
    Miramos en silencio cómo sufre Jesús."y , entrando en agonía oaba con más intensidad",La naturaleza humana del Señor se nos muestra en esta escena con toda su capacidad de sufrimiento.
    Yo quiero unir mi oración a la suya: Señor ayúdanos en este maremagnun de profanaciones y sacrilegios que estamos viendo, de ataques a todo lo que puede herir la sensibilidad de los que creemos en Ti y te queremos. El verdadero drama para nosotros, es cuando no te vemos en nuestra vida, cuando la ignorancia y el pecado nubla nuestro horizonte,cuando hacemoa las cosas como si no estuvieras a nuestro lado; como si no hubieras resucitado.
    PERDÓN , SEÑOR Y MISERICORDIA.

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