martes, 18 de junio de 2013

VOLVER A EMPEZAR

COMO DECÍAMOS AYER
            Así es. Hace una semana que puse –el lunes- mi “despedida” temporal porque me marchaba a unas “vacaciones pagadas”, en las que me llegarían al corazón…, a ver si se lograba “un corazón nuevo”.
            La pericia del dirigía aquel cotarro, no sólo ha sido proverbial, sino de un entusiasta de su propio trabajo. Y antes de cumplirse la semana de haber estado en ese “otro mundo” de lo inconsciente, ayer, ayer regresaba “a casa”,  No exactamente, porque hay una estación intermedia para convalecencia y para tomar fuerzas antes de retomar la vida diaria.
            Viendo mi propia realidad y mirando a mi alrededor, uno llena a percatarse de que la PALABRA DE DIOS queda al vivo –de una manera. Peculiar cuando ve uno este determinado panorama. Porque estoy entre beneméritos Padres y Hermanos, que fueron puntales en su tiempo, en muy diversos campos de la actividad religiosa en su Orden y en la Iglesia… trabajando en esta labor pastoral, misionera de enseñanza, de alturas teológicas y científica- en ellos estuvieron formadores, apóstoles de la oración, grandes predicadores, Maestros de Ejercicios ignacianos…
            Lo que son ellos hoy, le llevan a uno hasta el meollo mismo de lo que es para Jesús el pobre de espíritu…. mascando la más dura pobreza que es la de no ser ni personas…  Aquí se hace real Maestro, que pueda ver…;  si quieres puedes limpiarme; necesito tocar siquiera el borde del manto…, o que su sombra dé sobre uno; aquí se mascan esas experiencias crudas e inmensas que sin mí NADA PODÉIS…, o cualesquiera otras de las que lee uno en el evangelio y parecen fábulas orientales. El no tengo a nadie, que no es el no tener mucha ayuda humana (que la tenemos), pero el no poder valerse para algo…, es como una vivencia que entra por los poros.


            Son muchas cosas las que se ven, las que muestran que la vida es lo que es y da sí hasta donde da…, una experiencia que necesitaríamos todos pasar por ella, y no poco los que teniendo una juventud “incandescente”, tuvieran que pasar un poco por estos trances, como punto de “aprendizaje esencial”-

1 comentario:

  1. José Antonio12:39 p. m.

    Me congratulo de tenerlo de nuevo por "estos lares". Somos muchos los que hemos (y seguiremos) rezando por su recuperación. Desde la humildad del corazón es desde donde se comprende lo efímero de nuestro paso por este mundo y que sin el Señor, nuestra valía (en todos los ámbitos) es como un pozo sin agua, que hace eco pero está vacio.
    Fray Luis de León (a quien con acierto nos remite el título de hoy), continuó sin dilación, así ha de ser nuestro camino, un seguir sin desfallecer, aún cuando nuestra propia naturaleza humana falle, pues sólo en El y con El está nuestra fortaleza.

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