5º día del mes
del Sagrado Corazón
HE
VENIDO A DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD.
La
VERDAD es una palabra sagrada que designa al mismo Dios y que Cristo se aplica
a sí mismo como testigo de la verdad,
o todavía más decididamente: YO SOY LA VERDAD, cuando ya lo toma San Juan en su
evangelio, un canto teológico a lo supremo de Jesús.
¿Cuándo
pronuncia Jesus su afirmación: “he venido
a dar testimonio de la verdad”?
Cuando Pilato lo interroga en la Pasión, precisamente en medio de tantas
pasiones humanas y tantas mentiras institucionalizadas por el interés humano de
unos personajes que han pretendido posesionarse de “la verdad”, en sus muy
dudosas verdades interesadas o fanáticas…
Cuando Jesús está ante Pilato, al que está viendo flirtear de un lado a
otro, según sus conveniencias políticas y sociales. Entonces Jesús pronuncia su afirmación: Yo he venido para ser testigo de la verdad. Dijo Él mismo en otra ocasión a los judíos
que la
verdad os hará libres…, porque
los veía apresados entre los barrotes de medias verdades y enormes mentiras,
con las que -¡era lo peor!- pretendían estar dando gloria a Dios.
La
verdad es muy delicada y muy arriesgada.
A Jesús le costó la vida. Y tras Jesús, a miles de mártires que derramaron su
sangre por dar testimonio de la verdad.
La verdad es muy sutil, aun
siendo tan robusta cuando es una auténtica verdad. Y en realidad hay muy pocas verdades
absolutas: Dios. Jesús, la Iglesia (como institución del Reino de Dios
realizada por Cristo: no mires nuestros
pecados sino la fe de tu Iglesia).
Luego
están las verdades, con su esencial debilidad, puesto que hay muchas
verdades sobre una misma realidad. Y no
es que haya mentiras. Hay carencias, hay verdades parciales, que no se
contradicen –y que siguen siendo “verdad”-, pero que no abarcan toda la verdad
sobre un determinado punto o tema. De
ahí que si alguna otra verdad más
absoluta pudiera añadirse, sería la de la capacidad de saber dudar (eso es precisamente un componente de LA
FE). Y es la realidad evidente de que la
finitud y limitación y naturales carencias de cada persona, no pueden abarcar
la verdad completa. Y como en las piezas de un puzle, la verdad se va
completando en la medida que mi duda y la del otro, son capaces de saber añadir
a “su parcela de verdad”, la otra pieza que aporta el vecino…, sea de “mi misma
cuerda”, sea contrincante, sea enemigo y aún ateo.
El
día que Jesús estaba tan en la “verdad” de haber sido enviado sólo a las ovejas descarriadas de Israel,
vino a ser la tozudez de una pagana la que ayudó a completar…: porque también los perrillos se sacian con
las migajas que caen de la mesa de los amos. Y es el propio Jesús quien halla una pieza
nueva en el puzle de su misión. Ese
Jesús que se retiró tantas veces a su oración de intimidad con Dios, porque allí
seguía bebiendo dosis de VERDAD (crecía
en conocimientos…, que se dice en su vida de Nazaret, y que no se reduce a
ese período).
¿Por
qué nos cuesta tanto DUDAR DE NUESTRAS VERDADES? Por la soberbia, unas veces; por la
ignorancia de quien cree sabérselo ya todo y no deja cancha al vecino para
aportar una nueva faceta. No se quiere “dudar” porque –en el fondo- pierde pie
el individuo, y se cree que se queda sin agarradero. ¡Pero el “agarradero” es
él mismo! Por estupidez, ¡que también
impide admitir que hay algo más allá de uno mismo y de los propios conocimientos! [Y se cae en el ridículo más burdo, porque
bastaría un mínimo de capacidad humana normal para comprender que el médico no
es ingeniero, que el electricista no es fontanero, que el parasicólogo no es
albañil. Y que existe cada una de esas
realidades, que nada quita una a la otra, pero que lo absurdo es tildar de infantil
a quien conoce, ha visto y ha comprobado, que existen puentes, tendidos de alta
tensión, conducciones de agua, fenómenos parasicológicos, construcciones, y
atenciones eficaces a enfermos].
Hace
mucho tiempo que DUDO DE MI “VERDAD”, y eso me enriquece. Aún dentro de mi misión teológico pastoral de
63 años, he visto la evolución complementaria en el mundo de la verdad,
sencillamente porque Dios es vivo, la Iglesia de Jesucristo es viva, nosotros
estamos en un mundo vivo…, y todo lo vivo se mueve, y todo lo vivo crece, y
todo lo vivo tiene su evolución, lo mismo que la flor que se va abriendo poco a
poco hasta quedar abierta del todo. Lo mismo que la semilla echada en tierra ha
de ir por sus pasos hasta llegar a granar.
Y no es que la flor ni la semilla han cambiado, sino se han
desarrollado.
Hay
una consecuencia muy fuerte en todo esto, si somos capaces de DUDAR: que nos obliga a ser muy honrados, muy
sinceros, muy cabales, muy abiertos a la realidad, muy desprendidos del YO-MISMO,
muy humanos para aceptar la propia limitación y la de los demás…, pero sabiendo
que dos parciales verdades son más completas que una sola pieza. Quizás
bastaría con apelar al sentido común… Y
acabaríamos haciendo menos el ridículo que en nuestras afirmaciones infalibles
y absolutas, que caen de su peso y provocan la hilaridad del que tenemos
enfrente. ¡Si nos diéramos cuenta de las
tonterías que decimos cuando nos metemos en camisa de once varas, queriendo
saber de todo…, (que es la clara expresión de saber muy poco…)!
DUDAR. SABER DUDAR. Saber dar cancha al otro,
Escuchar con aceptación, aunque luego sopesemos, valoremos, hagamos
discernimiento. Pero saber que no somos Dios, conocedores absolutos del bien y
del mal.
Hoy ,Padre,se basa su meditación en la VERDAD.ElEvangelio de la misa de hoy nos pone de manifiesto una VERDAD (que es dogma de fe)y que recitamos en el CREDO.Los saduceos,que no creen en la resurrección se acercan a Jesús para ponerlo en un aprieto.Jesús les responde reafirmando la existencia de la resurrección valiéndose de diversos pasajes del A.T.,y al enseñar las propiedades de los cuerpos resucitados,se desvanece el argumenta de los saduceos.
ResponderEliminarSan Juan en el LIBRO DE APOCALIPSIS:Los resucitados para la Gloria,no tendrán hambre,ni sed ni cerá sobre ellos ardor alguno.Esas mismas tribulaciones son símbolos de los dolores que tendrá que soportar el nuevo Pueblo de Dios,la Iglesia,mientras dure su peregrinación hacia la Patria definitiva.
En ningún momento debemos olvidar hacia dónde nos encaminamos.Nuestra meta es el Cielo;para estar en el Cielo en cuerpo y alma nos creó Dios,y allí nos esperael Señor con la mano extendida y el gesto acogedor.