sábado, 1 de junio de 2013

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN, día 3º

Novena, día 3º
             Habiendo presentado a Dios, en su misericordia y en su realidad de Dios alegre y jubiloso que provoca en nosotros el regocijo y el gozo, la novena ha contrapuesto hoy una realidad tan contraria como el sufrimiento y el dolor. Para ello se ha retrotraído el predicador a la figura de San Justino, mártir, cuya memoria ha correspondido a esta mañana.  Se ha basado en 1 Co 1, 18-25: la cruz, para los no creyentes es una insensatez, una necedad. Para los creyentes, la cruz es la sabiduría de Dios y la fuerza de Dios.  San Justino muere mártir porque vive esa sabiduría que sobrepasa el sufrimiento, el dolor y la muerte.
             De la fiesta del Corpus –que ya celebramos en estas vísperas- ha tomado la 2ª lectura del Ciclo B: Heb. 9, 11-15: no es la sangre de becerros o sacrificios humanos la que puede salvarnos, sino la sangre misma de Jesucristo, que se ofrece como sacrificio para purificarnos de nuestros pecados, en una alianza nueva.  El pecado –búsqueda de la falsa felicidad- es el que ha traído el sufrimiento, el dolor y la muerte, puesto que de las manos de Dios –en la Creación- salió un proyecto de felicidad.  El pecado rompe la armonía y crea el sufrimiento, el dolor…, el nuevo pecado…, la muerte en definitiva.
             Esa Alianza nueva es la que ha descrito el Evangelio de la fiesta, pero también del Ciclo B (que es el correspondiente al año pasado): Mc 14, 12-16 y 22-26, donde está una de las narraciones de la institución de la Eucaristía.
             La sabiduría humana no entiende ni puede entender del sufrimiento: lo considera un sin sentido.  Para el que confiesa a Cristo crucificado y así El mismo sacrificado, hay una sabiduría que da fuerza y señala destino, porque Jesús se entregó en sacrificio para salvar y liberar POR AMOR.

             Aquí se entiende perfectamente al Corazón de Jesús, porque Corazón es Amor, y amor sacrificado (para ser de mayor evidencia y garantía). Desde el amor, la mirada al Corazón de Jesús ayuda a superar nuestro pecado, nuestro sufrimiento (el Corazón de Jesús es quien salva), y que así demos  el paso a la respuesta de amor con amor.

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