jueves, 20 de junio de 2013

Día 20. Gran momento

Día 20.- ¿DÓNDE VIVES?  - VENID Y LO VEIS.
                En el Mes al Sagrado Corazón, esta pregunta es de suma importancia. Nuestras preguntas van frecuentemente en otro sentido: por qué me ocurre esto a mí…; ¿cuándo te vas a acordar de nosotros para librarnos de estos sufrimientos?; ¿por que actúa así el Señor?.. Y ya podemos completar cuadro con las otras formas que se nos ocurren a cada uno, más o menos viertas o más o menos sutiles.
                Podrían haberlo hecho así aquellos discípulos de Juan, pero no lo hicieron: allí se olvidaron de modos y gustos personales, de comparaciones y de preferencias.  No se miraron a sí mismos. No se endiosaron en el propio planteamiento, Miraron HACIA AFUERA, pusieron sus ojos en aquel Cordero de Dios, que les señalaba su maestro, el bautista. Y puestos los ojos en Él, ya no pueden perderse en minucias,  Ni importan detalles para lanzarse,,, Tienen delante a Jesús y eso ya lo abarca todo.
Por tanto, lo que hoy les coge a ellos no son “cosas”.  Ni siquiera entenderíamos bien la pregunta.  Porque no es ya el espacio, casa, choza en  que viva Jesús…  Están peguntando mucho más. Les interesa mucho más: ¡Les interesa Jesús!   Más aun si cabe: no es el atractivo de Jesús, no es la devoción que les levante… ¡Es lo que hay en las entrañas de Jesús!, lo que implica llegar a descubrir DÓNDE VIVE, donde se alberga lo profundo de Jesús, cuáles son las condiciones en que Él se muestra, lo que Él exige para abrir las puertas de su sancta santorum.
Es fácil decirlo y gozoso entenderlo. Pero yo no me quedaría satisfecho si no le encontrara un  entronque directo con lo reflexionado ayer, Pienso que una parte indispensable de ese saber dónde vive Jesús, depende mucho de estar avanzando en esa CONVERSIÓN que supone una clara salida del YO y las PROPIAS MANERAS, pata que no se dé el doloroso estado de luchar contra Dios los años enteros…, viviendo así displicentemente y –en el fondo-  “desgraciados”.  [sin estar movidos por la Gracia de Dios].

Me invita Jesús a IR Y VER.  No sólo “saber”. VER con el alma: en oración.  Y que esa oración sea una exigencia concreta de soluciones concretas.  Cada cual ha de saber buscar LAS SUYAS.  Ese es el VENID Y LO VERÉIS al que invita Jesús tan elegantemente. ¡Tan exigentemente!



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