martes, 4 de junio de 2013

Mes del Sagrado Corazón.- Día 4º

4º día del MES del Corazón de Jesús
             QUIERO; QUEDA LIMPIO.
             Un leproso se presenta a Jesús y, en la distancia obligada a aquella clase de enfermedades contagiosas, expresa una de las más bellas oraciones que pueden hacerse: Señor: si quieres, puedes limpiarme. Es la oración de le fe-confianza, y de la fe humilde y abandonada. No pide directamente pero en realidad está comprometiendo más que otras oraciones al “núcleo” mismo del Corazón de Jesús.  Por decirlo así, en ese lenguaje popular: la ha dejado a Jesús la pelota en su tejado. Jesús hará o no hará…; querrá o no querrá.  Pero si quieres…; ¡el resto ya depende todo de Jesús!  El leproso ha hecho lo más que podía hacer:  llegar hasta Jesús, y confiarse a su Corazón…
             Veo este día muy relacionado con los anteriores. Mi “querer” va a depender de la “fotografía” que yo me tenga hecho a mí mismo…; va a depender de que yo sea la persona que busca pasar por la vida haciendo el bien…  Va a depender de la desfigurada foto que yo tenga hecho de mí  mismo, cuando me siento tan “redondo” que yo no tengo nada que cambiar…, sino los otros tienen que cambiar… Y va a depender tanto de ello que según esa realidad voy a hacer el bien o a ir de trinchante por la vida…
             Mi quiero va a depender de toda una batería de realidades personales con las que me abro o me blindo…; de una honradez muy fuerte para hacer mi propio “retrato robot”, de una sinceridad a prueba de fe, en la que me reconozca ser como soy, o me revista de mis capas de cebolla que se superponen para ocultar…, que ni siquiera –quizá- hay “corazón” al fondo de esas capas postizas.
             Mi quiero va a exigir muchísimo. Primero, porque ya es difícil llegar a “fotografiarme” con objetividad. Segundo, porque en mi “pellejo de cebolla”, me hago un frontón en el que rebotan las otras fotografías que me llegan desde fuera (y que encierran verdades sobre mí, en mayor o menor  grado).  Y porque cuando ya he descubierto mi auténtico retrato (o lo que mejor se aproxime a una verdad real), me queda QUERER buscar y poner los medios para realizar ese QUERER.  ¡Que no es fácil!  Pero es imprescindible.
             Supo Jesús a lo que se arriesgaba, aún ante sus mismos apóstoles, en el momento en que dio el paso adelante y puso sus manos ante el enfermo de lepra.  Era una acción repugnante para cualquier judío. Era una acción que hacía “impuro” (portador del bacilo contagioso de la lepra). Pero para Jesús era un QUIERO con todas las de la ley.  Si quiero, el movimiento se demuestra andando…  Y Jesus anduvo esa abismal distancia que hay entre el falso y voluble “yo quisiera”…, “querría”…, y se arriesgó hasta el total. Y su QUIERO se transformó en una curación del leproso, sin que Jesús se contagiara para nada…  ¡O se contagió!, porque tomó sobre sí nuestras maldades y se adueñó de nuestros crímenes, porque era la manera de su QUERER.
             Todo esto es profundamente serio. Y cuando uno es capaz de hacerlo suyo, ya sabe que se mete en un mundo diferente…, duro y confortador; comprendido o criticado; de lucha y de confianza; de honrada aceptación de mi realidad…, que está también “dibujada” en esas caricaturas que otros hicieron de mí.  Pero el ser inteligente las acepta, las estudia, las acoge, las incorpora, las sopesa…  Y del conjunto –unido al propio retrato que yo me tengo hecho de mí mismo (evidentemente más aterciopelado)- salen las bases para decidir un QUIERO de verdad.
             El que se queda en su “quisiera”, “querría” (insinceros y cobardes), seguirá con su grotesca foto personal, parapetado en lo propio y careciendo de la verdad que le definiría como PERSONA DE FE, persona de Evangelio.
             QUERER Y HACER… Dos caras de una misma realidad. Difíciles. Muy necesitadas de oración. Y de voluntad sincera.  Siempre contando con el Corazón de Jesús…, y con el propio corazón.  Dos corazones que cuando saben ir juntos, son capaces del milagro.  Y esa “costra” de la lepra que está ahí y que oculta la verdadera piel de la persona, quedará limpia.

             No bastan las “buenas intenciones”.  No basta “no tener mala intención” Hay cosas que –sencillamente- son o no son.  Y cuando son, actúan en ese sentido que LIMPIA.  Y cuando no son, estamos en la línea de los fariseos, que siempre se revistieron de sus ropajes que daban apariencia…, pero que Jesús definió como sepulcros blanqueados.  Y Jesús sabía lo que se decía.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad3:47 p. m.

    DAD AL CESAR LO QUE SE DEL CESAR....Palabras de Jesús en el Evangelio de la misa de hoy.El Señor distingue los deberes relacionados con la sociedad ,y los que se refieren a Dios.La Iglesia ha proclamado siempre la justa autonomía de las realidades temporales,pero entendida,en que las cosas creadas y la sociedad gozan de propias leyes y valores;pero si entendemos que la realidad creada es independiente de Dios ´hay una falsedad en tales palabras.La Criatura sin el Creador,desaparece,y la socidad se vuelve inhumana y difícilmente habitable.
    ...Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS.El Cesar busca su imagen,dádsela:Dios busca la suya:DEVOLVÉSELA.No pierda el César su moneda por vosotros,no pierda Dios la suya en vosotros.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!