sábado, 29 de junio de 2013

Día 29, San Pedro..., y la "camilla"

Día 29.- LEVÁNTATE, TOMA TU CAMILLA Y VETE A TU CASA.

                Esta expresión, que se repite en el Evangelio en varias ocasiones, puede ser perfectamente sentida hoy, día de San Pedro, como palabra que encierra la historia de Pedro, como la de cualquiera que llega a encontrarse con Jesús.
Lo que puede hacer distinta la historia es la situación de la persona. Hubo un paralítico, que recibió esa misma palabra, ¡pero él tenía siquiera 4 amigos que le ayudaban!  En el caso que San Juan nos cuenta del que esperaba el movimiento del agua, “no tenía a nadie” –nadie que le acompañara, nadie que le ayudara…-  Y allí apareció Jesús para darle la solución total. Jesús no iba a empujarle para que llegara antes al agua… Jesús se fue directo al tema, y si no tenía a nadie, ahora tiene a ALGUIEN con el poder y la cercanía de quien le sale al paso, se  interesa y le da la orden de ponerse en pie y marcharse con la camilla a cuestas.
A Simón no le dijo esas mismas palabras, pero para el caso es igual. Simón era simplemente “el hijo de Jonás”; su mundo, la pesca y lo que es la pobreza de un pescador…, casi diríamos que el camastro donde echarse la noche que podía echarse tras sus horas de pesca o de intentos de ella. Un día se le presenta Jesús. Simón ni ha pedido ni se le ocurriría pedir.  Pero Jesús se le hace el encontradizo y le pone delante una misión misteriosa de pescar hombres.  Si no era “dejar la camilla” y marchar a su casa, aquí era precisamente dejar su casa y lo suyo y lanzarse a la aventura singular de dejar que Jesús marcara los pasos de su vida.
No le fue fácil aquello a Simón, demasiado hecho a su independencia. Pero Simón “dejó su “camilla” (su barca, sus redes, su familia…) y emprendió ese otro camino de diversa libertad, que fue el de darse a Jesús. Hubo muchas alternativas, propias de uno que está recién convertido y de vez en cuando tiene la tentación de “recuperar su libertad”.
Pero Dios lo había elegido y el día que Jesús preguntó quién decís vosotros que es el Hijo del hombre. Simón dio una respuesta que –en sí misma- dejaba ya de una vez “su camastro” humano, y respondía con palabra directa de Dios    que le revelaba a Jesús en la mayor profundidad: ERA EL MESÍAS, y era EL HIJO DE DIOS VIVO.  Evidentemente allí no hablaban los típicos impulsos de Simón. Allá era Dios mismo quien le hacía decir lo que Simón ni vio ni podía ver, pero al que Dios le revelaba.
No había que decirle que dejara su camilla…  Ahora Jesús se presentaba a Simón con la gran autoridad de quien le imponía un nombre nuevo, y le reconocía cómo Dios mismo lo había puesto “en movimiento” hacia una altura mucho mayor.  Y Jesús se lo confirmaba y lo ensalzaba con un nombre básico de PEDRO, que ya suponía una misión divina en la historia  humana.

No empañaré un final tan sublime y esencial. Me quedaré ahí. Tiempos hay para ahondar y reflexionar de forma muy personal, y que no se nos queden al margen las consecuencias de toda esta escena. Tampoco nos detenemos en la escena de aquel paralítico, que no acabó tampoco de forma simple. 
Donde yo quiero conducir esta reflexión de hoy es hacia una parte práctica, en la que seamos capaces de plantearnos si ceca de nosotros hay quien “no tenía a nadie”... Si cerca de mí puede haber “alguien que me estuviera esperando…”, porque hay en la vida muchos que necesitan, bien de alguien que les empuje al agua…, bien del que nos revele alguna cosa que ha  enseñado Dios, en un mundo donde es tan peregrino lo que dicen los hombres que es el Hijo del hombre, y donde una plaga que invade lo religioso e intenta eliminarlo.  Alguien tiene que clamar que Jesús es el MESÍAS-HIJO DE DIOS, y que es bendito de Dios quien lo vive en el fondo de du fe y en la realidad de su vivir. [Que luego ocurre que somos muy acertados de palabras…, pero se nos escapan los hechos… Que esa historia también está  en el Evangelio.


Comunico que Ana Mari Bartolomé
esposa de Javier Madueño (el origen de este blog),
se encuentra grave.
Y que nos toca poner nuestra oración ante el Señor

para suplicar por su mejoría y restablecimiento.

3 comentarios:

  1. José Antonio1:15 p. m.

    Me uno a la oración por el restablecimiento de Ana Mari. Ponemos nuestra confianza en el Señor y en María.

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  2. José Andrés.6:53 p. m.

    Me uno a las oraciones por Ana Mari, personalmente y en nombre de todos los miembros del Apostolado de la Oración de Málaga

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  3. ANA MARÍA11:22 p. m.

    "SEÑOR, SI TÚ QUIERES... PUEDES..." me uno a esta oración dicha por un enfermo a JESÚS en el Evangelio. Y sabemos que Jesús dijo "sí" con el Corazón. Unida a ti, Javier , en estos momentos; CONFÍA EN EL SEÑOR... y en las oraciones de todos nosotros. Un abrazo. Ana María.

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