miércoles, 31 de diciembre de 2014

31 diciembre: Hijos, es la hora final

Llegó el final
                La liturgia nos mete hoy en una reflexión de “final”, siguiendo precisamente la 1ª carta de San Juan. Sea cual sea la idea del apóstol cuando escribió estas palabras, tienen siempre una realidad: es un hecho que “ha llegado la última hora”. Porque –supuesto que Jesús nace en la plenitud de los tiempos, ya se ha cubierto en Él el punto culminante de la historia. Lo que resta son ya “últimos tiempos” y estamos abocados a un final que será más o menos lejano pero que ya es realidad.
                Es realidad porque Cristi ha venido, el Esperado. Ya está aquí. Ya no es “esperanza” sino realidad, aunque nosotros estemos en ese período del “ya, pero todavía no”, y eso nos mete en una segunda espera, que corresponde a nuestra fe del momento actual, que es una fe que tiene sus obstáculos y sus combates.
                De ahí que Juan haga ya referencia a los “anticristos” que hacen la guerra al mensaje y la acción de Cristo, y que son –para Juan-la señal de que estamos en los últimos tiempos.
                Afirma Juan que no eran de los nuestros…, que no han salido de la comunidad cristiana, porque si fueran de los nuestros habrían permanecido con nosotros. Hay dos posibilidades de interpretación a nivel reflexivo. “No fueron nunca de los nuestros”, sino que vinieron de fuera, atacaron desde fuera y desde otra visión de las cosas.
                Perlo cabe también otra interpretación, si miramos ls realidades presentes: estuvieron entre nosotros pero se escandalizaron de que la nueva fe no les daba lo que ellos querían y optaron por situarse enfrente, en contra, Estuvieron formando parte de nosotros pero “la sociedad”, “el deseo de que la religión se adaptase a sus ideas o preferencias (o comodidades), les acabaron haciendo cuñas de la misma madera, conociendo las bases de la fe e intentando minarla desde dentro.
                Porque San Juan habrá querido decirlo así, o no. Pero so lo estamos viendo, y ha tenido sus momentos álgidos en la reciente historia de la Iglesia.
                Pero es que yo no tengo “vocación” de mirar tan hacia afuera, y prefiero mirar con prismáticos de cerca, y ahí encontramos esas batallitas internas por la que somos capaces de malinterpetar al que tiene la misma fe, camina en la misma dirección, está en la Iglesia con las mismas razones que los otros…, pero no es de los nuestros…, ese “nosotros” de mirada miope que sólo sabe ver la cuarta que le une a un grupito, y critica o minusvalora o trata de prescindir del otro grupo que busca las mismas realidades y persigue los mismos objetivos. Claro: no son anticristos en el sentido grave de esa palabra, pero lo son en cuanto que dividen la unidad el ÚNICO CRISTO Y SEÑOR, LA ÚNICA EUCARISTÍA, EL ÚNICO PAN.
                San Juan concluye con una alabanza a los nuestros porque están ungidos por el Espíritu. Quiere decir que a todos los que –aun estando en “otros nuestros”, también están ungidos por ese mismo Espíritu. Y los exhorta no porque no lo conozcan, sino para que en ellos no haya mentira. ¡Tiene mucha tela ese final! Y nos ayuda a pensar y repasar o repensar, porque hemos de ser en todo muy VERDADEROS. Y eso comienza por la mirada interior a uno mismo, que es donde caben los sentimientos de Cristo y los de “anticristos”.

                También el el sublime evangelio del Prólogo, que hoy se vuelve a leer, vamos a escuchar la acción de Dios y la presencia de LA PALABRA HECHA CARNE, uno de nosotros. Que nos da gracia tras gracia para que por medio de Jesucristo nos llegue la gracia de la verdad.

                Para acabar el año, bien puede servirnos de resumen. Mientras todos los medios de comunicación y los políticos se afanan por hacer un balance final del año, no sería mala ocasión para hacer nosotros nuestro propio balance personal: ¿estilo de Cristo o de “anticristo” (que esta palabra tiene mucho recorrido).

3 comentarios:

  1. IDUS;
    Atiendo sus comentarios en el lugar correspondiente.

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    Respuestas
    1. Ana Cuidad6:10 p. m.

      Hoy ,es un buen momento para hacer balance del año que ha pasado y propósitos para el que comienza.
      En estos últimos días del año que acaba ,todos nos deseamos,que tengamos un año feliz.¿pero que entendemos por un año bueno?.por supuesto tener salud,trabajo,,levantarnos cada día con buenas noticias...Pero sin duda este año nos traerá también dolor y contrariedades.
      Un año bueno para un cristiano,no es aquel que viene cargado de una felicidad natural al margen de Dios.Un año bueno es aquel en el que hemos servido mejor a Dios y a los demás,aunque en el plano humano haya sido un desatre..
      Para el año que comienza y puede ser el mejor,si aprovechamos las gracias que el Señor nos ,y,tiene preparadas y que pueden convertir en bien la mayor de las desgracias.
      Que tengamos todos "UN BUEN AÑO "que podamos presentar al Señor,una vez concluido, las manos llenas,de horas de trabajo ofrecidas a Él ,incontables muestras de caridad,convertir las derrotas en victorias,y pidiendo a la Virgen la gracia de vivir este año que comienza luchando como si fuera el último que el Señor nos concede.

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  2. Don Manuel,
    respondo aquí, por la brevedad de estas palabras. Es evidente que estamos de acuerdo EN EL ESPÍRITU (de sus, y de mis, consideraciones). Si busco una aproximación crítica a la BASE MATERIAL, es sólo para tener mejor punto de partida para la reflexión. No me atrevo a adjudicar a esta reflexión mía el nombre de contemplación. En cambio, sí defiendo que sea una consistente forma de orar.
    Mis mejores deseos para Vd. y todos los partícipes del blog, en 2015 y en todo tiempo y lugar.

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