sábado, 27 de diciembre de 2014

27 dic.: Evangelista del origen eterno

San Juan Evangelista  
          San Juan, entre que es el evangelista del amor y que Él  nos trasmitió en el Prólogo el origen eterno del Verbo (Palabra) del Padre –que se lee dos veces en el ciclo de Navidad-, encuentra su lugar de celebración en este día, dos fechas después del acontecimiento natalicio de Jesús.
          La tercera Misa de Navidad, o “Misa del día” tiene como Evangelio ese Prólogo. Pasado el estallido de las Misas de Nochebuena y “de la aurora” con el nacimiento de Jesús y el anuncio de Dios a los pastores, se sublima la fiesta de la Navidad con ese inmenso Prólogo: En el principio existía la Palabra y la Palabra era Dios. Es decir: ese Niño, Jesús, nacido de María cuando llegó la plenitud de los tiempos –el tiempo designado por Dios-, es el mismo Hijo de Dios, Verbo o Palabra ya existente en la eternidad. El que existía como Dios –eterno, sin principio- se ha venido a hacer hombre, uno de tantos. Naciendo de María Virgen comienza a vivir en la historia humana hace unos 2014 años.
          En la Palabra había VIDA; ¡era la Vida misma!, dador de vida, “por quien todo fue hecho”…, y a la vez se abaja para poder llegar a la muerte, porque –desde la eternidad- y previendo ya el pecado del hombre, Dios hizo concejo y decidió hacer redención. O sea: el ser humano que había sido creado para ser siempre feliz, se arrancó de Dios… Y Dios decide comprarlo a precio de sangre. ¡Eso es la redención! Porque al venir al mundo y plantar su tienda en medio de la humanidad, los suyos, esos “suyos” no le recibieron, el mundo no le conoció
          Los que le recibieron se hallaron elevados a la dignidad de hijos de Dios, hijos por la donación del Espíritu Santo que Jesús nos envió tras su pasión, muerte y resurrección. Y así nosotros hemos contemplado su gloria, gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de Gracia y de Verdad.
          De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia…, un amor que está por encima de todo amor. El Hijo, el Verbo, la Palabra, Jesús, nos lo ha dado a conocer. Y Juan evangelista –en las alturas sublimes de la revelación- nos lo ha trasmitido en ese comienzo grandioso de su Evangelio.
          Y en sus cartas, y bien a sabiendas de que podían decirle “repetido” y “pesado”, vuelve una y otra vez a trasmitir el núcleo de la vida y enseñanza de Jesús: EL AMOR, y amor de unos hacia otros como Jesús ha amado. ¡Porque así lo hizo Jesús! Y Juan confiesa que así lo contemplamos con nuestros ojos y palpamos con nuestras manos la PALABRA DE LA VIDA, pues LA VIDA SE HIZO VISIBLE, y eso es lo que OS ANUNCIAMOS para que estéis unidos en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Y que así tengáis alegría completa.
          Por lo demás, la identificación de Juan, el hijo de Zebedeo, con “el discípulo amado”, ha sido tradicional, y de ahí el Evangelio escogido para esta Misa.

          Yo confieso, sin embargo, que me gusta extender muchísimo más ese calificativo y no reducirlo a Juan. Porque sabiendo todo el sentido profundo, múltiple, y muchas veces “simbólico” de este cuarto evangelio, me produce mucha mayor impresión leer esas experiencias de modo muy personal y comunitario, donde todos los que hemos sido hechos HIJOS DE DIOS, somos discípulos amados, que revivimos las mismísimas experiencias que se encierran en las descripciones de Juan y su comunidad primera. ¡Hasta ser quienes recostamos nuestra cabeza en el pecho de Jesús!

3 comentarios:

  1. Jesús, de naturaleza divina, se anonadó y tomó la forma de siervo...El Verbo eterno ha querido ocultar su divinidad, su majestad, su omnipotencia, su sabiduría infinita...Para unirse a la naturaleza humana, el Verbo eterno, se hizo en todo semejante al hombre, menos en el pecado.Se hizo un niño que no tiene autonomia que depende enteramente y todo lo espera de su madre, que es una de sus criaturas.
    ¿QUIÉN NO PAGARÁ CON AMOR A QUIÉN TANTO NOS HA AMADO?

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  2. Ana Ciudad2:55 p. m.

    Hoy haciendo un rato de oración personal,me he parado a meditar algo sobre la vida de San Juán Evangelista y la verdad que he sentido una santa envidia ,de este joven apóstol pensando cómo lo amaba Jesús y cómo amaba él a su Maestro.
    Nunca olvidó San Juán el encuentro con el Maestro y nada nos dice el Evangelio de lo que aquel día habló con ÉL.Sólo sabemos que desde entonces no le abandonó jamás..
    Toda la vida de Juán estuvo centrada en su Señor y Maestro.en su fidelidad a Jesús,encontró el sentido de su vida.No opuso resistencia a sun llamada y supo estar en el Calvario cuando todos los demás habían desaparecido.
    La suprema confianza de Jesús con el "discípulo amado" tiene lugar cuando desde la Cruz le hace entrega del amor más grande que tuvo en la tierra: su Santísima Madre.
    Después de su Resurrección sólo Juan reconoce:" es el Señor".El amor es el que capta esas delicadezas.
    Aquel Apóstol adolescente,con el firme cariño que siente hacia Jesús,porque quería a Cristo con toda la pureza y ternura de un corazón que no ha estado corrompido nunca,exclamó "ES EL SEÑOR".

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  3. ¿Me puede ayudar alguien a encontrar una cita concreta en que se identifique en el texto evangélico a Juan con el "discípulo amado"? (en cualquiera de las formas o situaciones en que se exprese eso así).
    Me hará un favor.
    Pero pido cita concreta y expresa del texto evangélico. No creencias u opiniones o tradiciones.

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