viernes, 19 de diciembre de 2014

19 dic.: JUAN ES SU NOMBRE

Dios es quien prepara el momento
          Ideas de homilía
          Las dos lecturas de hoy tienen un punto común: la concepción de un hijo por mujeres que habían pasado su vida sin poder tenerlos. En los dos casos Dios preparaba algo muy suyo y la “esterilidad” de aquellos matrimonios se resuelve por intervenciones directas de Dios en orden a un fin. Sansón, tras la “esterilidad” de Manoaj y su mujer, que es concebido para defensa y liberación del pueblo de Dios  atosigado por los filisteos. El nombre es elegido por la madre.
          En el caso de Zacarías e Isabel está el proyecto de Dios de realizar el paso previo a la llegada del Mesías. La “esterilidad” de ese matrimonio es resuelta por Dios con el anuncio de un niño, a quien ya Dios mismo pone el nombre, con una señal inequívoca de la especial elección y misión que va a tener. Todo tan grande que Zacarías llega a pedir una señal de que no está soñando. Y la señal es la del silencio, la mudez, hasta que nazca el niño. Como una necesidad de que –en el silencio obligado de la espera- más se ahonde en el acontecimiento que es la llegada a la vida del que anunciará ya la inmediatez del Mesías Salvador. El niño se llamará JUAN, cuyo significado es: Misericordia de Dios. Porque ya ha llegado el momento de la gran salvación de aquel Pueblo.

          María en casa de Zacarías e Isabel
          San Lucas ha tomado las riendas de todo este período y él narra –de entrada- el evangelio que va ahí más arriba, con la historia de Zacarías en su servicio al Templo, el anuncio de un hijo de su vejez, que va a ir delante del Mesías, preparándole el camino. María que lo supo cuando Ella tuvo el anuncio de su maternidad misteriosa, y María se ha venido a la montaña de Judea para atender a su prima mayor. Imaginar la estancia de María en aquella casa es descubrir la mano de un ángel de bondad que alegra la vida y sale al paso de necesidades de aquel matrimonio.
          Estuvo presente –pienso- al parto de Juan y a aquellas curiosas situaciones de la familia y los conocidos que llamaban al niño con el nombre de su padre, mientras que Isabel defendía a toda costa que se llamaría JUAN. Y preguntado Zacarías (porque de Isabel no se fiaban), escribe en una tablilla con toda decisión algo que indica la evidente acción de Dios en esa determinación: JUAN ES SU NOMBRE. No dice que “se va a llamar Juan”, como si fuera un capricho del matrimonio. Su nombre ES porque le viene dado. Y eso sabe interpretarlo aquella mentalidad del pueblo que llega a preguntarse: qué va a ser ese niño. Porque realmente queda evidente que allí no ha sucedido la fecundidad de Isabel por un azar cualquiera. Allí ha intervenido Dios y Dios lleva el caso a su modo. Incluso se realiza la promesa de que Zacarías estaría mudo hasta el momento del nacimiento. Así, cuando Zacarías escribe el nombre que trae ya consigo ese niño, volvió el habla a su boca. Razón de más para la admiración de las gentes y la propagación del hecho por toda la comarca. Queda patente que la mano del Señor está sobre ese niño.
          Juan será el profeta del ADVIENTO, el eslabón de enlace entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Juan será el despliegue concreto de esa MISERICORDIA DE DIOS que ya está ahí, y que muestra a las claras que los días de espera están tocando a su fin.

          Según el texto, María se habría vuelto a Nazaret antes del parto de Juan. Yo pienso que estuvo hasta el final y, por decirlo así, ya que había ido a ayudar, “remató la faena”.

4 comentarios:

  1. “DAR MISA” es expresión acuñada hace unos años por personas de nueva generación, menos familiarizadas con el lenguaje habitual. O influidas por formas sudamericanas.
    La MISA no se da. Aunque en propiedad tampoco “SE OYE MISA”, como solía ser el lenguaje más conocido.
    La MISA SE CELEBRA: es el acto supremo y solemne de la fe cristiana, que Jesús mismo nos encargó en ese supremo instante de su última Cena, para “recuerdo”-“memoria” mía. Propiamente para REVIVIR cada vez ese mismo momento de Jesús. (Ni siquiera es “repetir”, porque la CENA es acto único y definitivo, anunciando la muerte del Señor hasta que Él vuelva)
    Los FIELES PARTICIPAN ACTIVAMENTE de la Misa. No están presentes como espectadores sino como actores. Por su bautismo, ejercen un sacerdocio por el que la celebración es acto “mío” (del sacerdote) y vuestro (de los fieles), en una sola y única celebración, la que ANUNCIA LA MUERTE Y PROCLAMA LA RESURRECCIÓN de Jesús.

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    1. Padre Cantero;¿ Es la Misa una actualización de los hechos del Calvario? ¿En cada Misa, es el mismo Cristo que se ofrece de nuevo como Víctima al Padre a través del Celebrante que actúa in persona Christi?, ¿Es la Misa algo que pasó, o es algo que está pasando?. Muchas gracias por sus oportunas catequesis. Un cordial saludo. Mªjosé

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  2. Me alegra mucho comprobar cómo sigue usted metido en el importante empeño de "enseñar al que no sabe". Y esta aclaración litúrgica de hoy creo que es muy importante. Sabemos que hay una pobreza de penuria en cultura religiosa y sobre todo litúrgica. ¿Cuántas veces hemos escuchado o leído que en tal o cual lugar se ha celebrado una Misa de funeral presidida por el Rey o por otra autoridad civil o militar?
    Ya la Constitución Sacrosanctum Concilium recomienda varias veces la necesidad de enseñar sin descanso al pueblo fiel la Sagrada Litúrgia para que se llegue a celebrar cada vez más activamente el misterio divino de la celebración de la Eucaristía.
    Le agradezco ya desde ahora, todo cuanto haga en este campo.
    ¡Dios sea siempre bendito y alabado!
    Saludos cordiales

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  3. Juan el Bautista ya se está desarrollándose en el vientre de una mujer estéril; pero para Dios nada es imposible. Zacarías, su padre, enmudece porque duda y desconfía y el Señor lo pone a prueba. Ya sabemos que es un buen hombre, justo y cumplidor de todos los mandamientos , pero no tenía el corazón preparado y no atina a descubrir la acción de Dios sobre él...le parece inverosímil y no puede comprender lo que le propone...Dios sigue actuando independientemente de la colaboración de Zacarías, y, sin "enfadarse", lo va ordenando todo según unos planes establecidos que, ya conoceremos, cuando aparezca el Mesías, Salvador.
    Señor, que mi Fe crezca cada día y que no sea insolente contigo, acepta mi barro y mi humilde colaboración en la construcción del Reino. Amén.

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