lunes, 29 de diciembre de 2014

29 diciembre. CUARENTENA EN BELÉN

Después del nacimiento
          Los evangelios no dejan más datos tras la venida de los pastores. Y los que siguen después corresponden a los 40 días tras el nacimiento de Jesús, dato que recoge el evangelio del día.
          ¿Cómo fueron esos 40 días? Evidentemente no lo sabemos. Podemos imaginar aunque con lógica y mero imaginar.
          Un “dato” (tendría su estudio profundo) es que la estrella de los magos se posó “sobre la casa en la que estaba el niño”. ¿Una casa en que nació (con pesebre incluido? ¿Una casa que pudo alquilar José en el pueblo a costa de ofrecerse para trabajos que le dieran algún dinero? Porque es normal que el primer “hospedaje” de aquel matrimonio (y lugar del nacimiento) en la ciudad de Belén, no eran precisamente de recibo. Y en cualquier caso aquella familia necesitaba algún dinero para los gastos normales de cada día. José podía trabajar y sabía. Y pronto se veía que era hombre de fiar y competente. Con que tenemos a la Sagrada Familia en una casa, a la que se trasladaron lo más pronto que les fue posible.
          La vida de la madre era la de cualquier madre con un niño de pecho. Con faenas de diario, lavados de ropa, guiso de los alimentos… Y a lo que se puede pensar (aunque habría que adentrarse en las costumbres del tiempo), María no salía a la calle porque estaba –a los ojos de cualquiera- en plena cuarentena. Seguramente José había de alternar sus trabajos con una presencia necesaria en la casa: tenía que atender a su esposa y dedicar atenciones al niño. [Podrán decirme que estoy imaginando con mentalidad de siglo XXI, y llevarán razón; pero es que no me resigno a imaginar a José al modo de cualquier varón judío del momento, que dejara a la esposa sin una ayuda y en tierra desconocida, sin vecindario conocido –al menos al principio-).
          Como también doy por supuesto que María hizo pronto buenas relaciones con las mujeres del entorno. La finura de María, su saber ofrecerse y estar dispuesta a una ayuda, la sencillez para acercarse a una vecina a pedirle algo de última hora para el guiso, y la confianza que generaba para que pudieran acudir a ella, me parecen fáciles de imaginar y de dar por hechos reales. De este modo, aunque viviendo tan “de prestado” y tan de paso, no constituyó un encerramiento del matrimonio sobre ellos mismos y el niño.
          José, por su parte, en sus trabajos, sus idas y venidas, también se granjeó la aceptación de unos y otros, y esa misma bondad y actitud de servicio le fue un arma favorable para ser llamado de diversos sitios para esas chapuzas que puede hacer alguien que está de paso y que no dispone de las herramientas necesarias para mejores colocaciones.


          Cuando me encuentro con los “creyentes-no practicantes me acuerdo siempre de ese primer renglón de la 1ª lectura: En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: “Yo le conozco” y no guarda sus mandamientos, se miente y la verdad no está en él. Lo que no reduzco a los “oficialmente” no-practicantes. Creo que puede cada uno ayudarse de esa expresión de Juan para hacer su examen profundo de conciencia. Y a lo que es “cumplir los mandamientos” añadir el “debe vivir como vivió Él”. Y aquí hablamos “palabras mayores”. Luego Juan baja al muy concreto “mandamiento antiguo que tenéis desde el principio”. Concretará en el amor al hermano para permanecer en la luz.

6 comentarios:

  1. Que Jesús fuera depositado en un pesebre, nunca me ha parecido tan indicativo de elección de pobreza como nos dicen. Si en la casa no había sitio, María, con sentido común y protector, eligió para su hijo el lugar más cálido (calentado por los animales) y más seguro ( a alguna altura del suelo, y con barandilla) que pudo encontrar en una casa llena de gente.

    En cambio, me gusta pensar que tanto María como José sentían a fondo la pobreza en el espíritu que treinta años después su hijo valoró tantísimo (Mateo 5.3, primera bienaventuranza). Porque no parece razonable entender la pobreza de Jesús, María y José como pobreza material extrema:

    De ser cierto el Protoevangelio de Santiago, María era hija de Joaquín, hombre rico, que aportaba ofrendas dobles al templo, que poseía cantidades importantes de ganado, y que pudo organizar una fiesta con notables y sacerdotes para el primer cumpleaños de María.

    María parece ser hija única de padres cumplidores de la ley. ¿Qué decía la ley?

    Primero: la familia judía tiene que asignar una parte de sus bienes como dote para la hija. María debió recibirla al desposar a José.

    Segundo: en la legislación bíblica la herencia iba de padre a hijo, pero en caso de que un padre no tuviera hijos varones se permitía a la hija heredar la tierra (Nümeros 27.1-11). Y el Talmud permite que las hijas hereden incluso bienes muebles.

    Tercero: en cualquiera de los dos casos, dote o herencia, José entró en posesión de todas las propiedades en el momento del matrimonio. Puesto que José era marido ejemplar y hombre justo, no importaba (a efectos de la economía de la familia) quién fuera era el propietario legal de los pocos o muchos bienes.

    En los propios Evangelios canónicos se habla del entorno familiar de María. Su prima Isabel era descendiente de Aarón y estaba casada con Zacarías, sacerdote que ejercía en el templo, y era de la casta de Abías. Esto tampoco indica un entorno de pobreza de sus parientes.

    Por lo que respecta a José, era maestro constructor (en griego: tekton, Mateo 13.55), como llegó a serlo Jesús durante su vida oculta (Marcos 6.3). No parece razonable que lo eligieran para María los sacerdotes y gestores del templo si no la hubiera podido mantener dignamente.

    Maestro era el mayor grado posible del oficio de José en el gremio (Vitruvio, De Architectura), con lo que la remuneración por sus trabajos no debía ser mínima. Y trabajo no debía faltar, Herodes el Grande llevaba a cabo un enorme plan de infraestructuras: junto a Nazaret reconstruía Sephoris, la ciudad entera, y junto a Belén, en Jerusalén, el inmenso templo estaba permanentemente en construcción y reconstrucción.

    Todo lo anterior no pretende negar la pobreza de la Sagrada Familia; se intenta sólo determinar sus límites reales. Sí es cierto que, salvo las castas sacerdotales y la clase alta política, prácticamente todas las familias de Galilea y Judea eran pobres, en el sentido de escasas posesiones, vivir de un oficio y pocas comodidades. Además, vivían en un territorio ocupado por Roma, que exigía tributos, sin que ni el tetrarca ni los sacerdotes renunciaran a los que ya tenían establecidos.

    Quiero pensar que Jesús posiblemente eligió la pobreza generalizada en Judea para confundirse con sus conciudadanos (con el género humano), para ser Dios hecho un hombre más, no para ser el más humilde entre ellos, ni para deslumbrarnos con el contraste de un Dios nacido en un establo. Humildad: del latín humus, tierra. Dios y hombres hechos de la misma tierra. En este sentido la humildad de Jesús sí es relevante y llena de significado.

    Y María y José debieron vivir esa humildad y esa pobreza de modo voluntario, en el espíritu. Naturalmente José debió trabajar con auténtico esfuerzo, y María debió utilizar toda su capacidad de mujer inteligente, joven y fuerte, para la administración de su casa. Pero si pasaron privaciones debió ser por que, probablemente, su generosidad les llevaba a compartir todo lo que tenían.

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  2. Sin otra intención que la de evitar confusiones en los lectores del blog, creo que habría datos por contrastar.
    “De ser cierto el Protoevangelio de Santiago…” ¿Y de no ser cierto? –La argumentación no podría seguir.
    Una familiar de María, a 170 kilómetros, en Judea, no marca una característica para María, en Galilea, en Nazaret (pueblo de poca monta y consideración).
    Fuera de los evangelios apócrifos, ¿quién dice que los sacerdotes eligieron el “novio” para María? [Que para más abundamiento lo eligen anciano…]
    El, griego bíblico no es el griego culto. Los términos utilizados para designar el trabajo de José son: obrero, artesano, carpintero. No he leído traducción bíblica que lo designe “maestro”. Y no parece que el día que Jesús habló en la sinagoga de Nazaret se utilizara “el hijo del carpintero” para designar (ensalzar) a un “maestro”.
    Pienso: todas las parábolas agrícolas de Jesús, ¿eran de mera “observación”? ¿O experiencias personales de un “carpintero” a quien no le daba demasiados medios la carpintería?
    Pero no quiero entrar en puras consideraciones porque los datos que pretendo aportar aquí intentan ser más serios.
    Literatura hay para parar trenes. Y yo soy uno más de esa literatura en mis “meditaciones diarias” en el blog. Pero nunca “con autoridades”. Mis consideraciones tienen el único valor de intentar ayudar a orar. Procurando no ir más allá de lo que el evangelio puede sugerir, o algún dato conocido por comentario bíblico. Y cuando digo algo mío “original” procuro decir que es “mío”, sin más valor que lo que ayude a alguien.

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    1. Don Manuel, acepto de buen grado sus puntualizaciones para que no se confundan los lectores del blog. También aclaro que yo no hablo "con autoridad", sólo intento documentar y apoyar mis pensamientos antes de compartirlos, precisamente porque no tengo ni el nivel ni la formación de que goza un sacerdote.

      Pero, dejando a un lado el Apócrifo, hubo alguien que eligiera a José para María? Como se concertó el matrimonio? Si fué Joaquín, ¿no procuró que el novio pudiera mantenerla con dignidad? Y la ley judia que cito no son textos apócrifos.

      A 170 Km. Pero María ¿no era tan próxima a Isabel que hasta la ayudó en el parto de Juan?

      Tekton, en el Nuevo Testamento aparece sólo dos veces, en un caso aplicado a San José (Mateo 13,55) y en el otro al mismo Jesús (Marcos 6,3), que compartían oficio. Justino mártir en el siglo II relaciona tekton con la fabricación de instrumentos de labranza (madera e hierro). La Vulgata del siglo V lo traduce al latín faber, genérico del verbo fabricar cualquier cosa. Obviamente, se trata de una palabra imprecisa. Y sí es tradicional admitirla como carpintero. Tradicional, pero de tekton deriva arquitecto; y es la palabra que usa Vitruvio, en griego no actual, sino del tiempo de Jesús.

      De las parábolas agrícolas, deberíamos deducir que José y Jesús eran labradores?

      ¿Qué deducimos entonces de Lucas 14,28-30, Mateo 7, 24-25, y Mateo 21,42, y hay más? En estas citas, Jesús habla de edificaciones, cimentaciones, resistencia al viento y al agua, piedras desechadas y piedras angulares, y hasta de presupuestos de construcción.

      Pero las palabras de Jesús que me parecen más significativas al respecto son (Mateo, 18): tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia.

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  3. No está mal conocer la literatura apocrifa; pero siempre preparados porque es un terreno abonado para la duda, hipótesis y teorías diversas. San Jerónimo, ya en el siglo II conoce los Apócrifos; los cuales fueron compuestos por comunidades judías cristianas; pero con una mentalidad muy semítica. Ellos se inspiraban en el Evangelio de San Mateo. San Jerónimo tradujo al griego y al latín un evangelio usado por los ; Nazarenos; era el Evangelio de los Hebreos. Orígenes, en su libro el Pedagogo dedica a Cristo un Himno que canta a Cristo como Palabra, Guía y Maestro. Orígenes acepta el Evangelio de los Hebreos, donde el Salvador dice:, poco ha me tomó mi madre, el Espíritu Santo, por uno de mis cabellos y me llevó al monte sublime del Tabor..."Literatura hay para parar trenes" ; creo que no es bueno distrarerse con Apócrifos porque no nos permite escuchar con atención la Palabra que nos interpela a cada uno.

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    1. Agradezco su docto comentario. Ciertamente no hay que tomar ni los Apócrifos ni tanta otra literatura ("para trenes", ¿por qué el matiz despectivo?) por Revelación. Pero sí, junto con tantas aportaciones teológicas, filosóficas e históricas a lo largo de los tiempos, apreciarlos como fuente de ideas, de datos y de consideraciones, de base de trabajo para recibir la Palabra que nos interpela a cada uno.
      Porque la Palabra nos exige creerla, y sentirla, pero en ningún caso nos exime de la responsabilidad de trabajarla con todas nuestras capacidades.

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  4. Estimado IDUS.
    El mejor reconocimiento que puedo hacer de sus comentarios es que están SOBRE LA MATERIA. Y eso enriquece porque se van puntualizando puntos.
    En esa línea aclaro que en nada me he referido a que en esos comentarios hayáis hablado con autoridad. Cuando me refiero a que yo no aporto “autoridades” utilizo una expresión (ya reseñada en otro lugar) de mi habitual modo de escribir “sin aparato crítico”. Es decir: no suelo dar citas de apoyo, generalmente, o las saco del propio evangelio. O de alguna referencia muy conocida.

    Se ha podido dejar a un lado la literatura apócrifa, y ya es un adelanto. En los apócrifos puede haber anécdotas interesantes y en ocasiones datos históricos. Pero no valen para una base de argumentación.

    ¿Hubo alguien que eligiera a José para María? Parece lo evidente en aquella cultura. ¿Cómo se concertó el matrimonio? Si fue Joaquín, ¿no procuró que el novio pudiera mantenerla con dignidad? Y la ley judía que cito no son textos apócrifos.
    Si nos situamos en una familia normal, que puede ser rica o humilde, el varón que se elige para la doncella puede ser DIGNO según el status de esa tal familia. Y un honrado trabajador que se gana su sustento con un trabajo o un jornal, es suficiente para una familia normal, sin necesitarse ni una dote mayor, ni un constructor.

    A 170 Km. Pero María ¿no era tan próxima a Isabel que hasta la ayudó en el parto de Juan? Puestos a imaginar, María puede ser la pariente humilde… Aunque lo que nos daría el Evangelio es la muchacha que responde a la comunicación recibida del ángel, con un ánimo de servir a su ya anciana pariente embarazada, sin que se puedan deducir connotaciones que indiquen riqueza económica en la familia de María.

    Tekton, en el Nuevo Testamento aparece sólo dos veces, en un caso aplicado a San José (Mateo 13,55) y en el otro al mismo Jesús (Marcos 6,3), que compartían oficio. Justino mártir en el siglo II relaciona tekton con la fabricación de instrumentos de labranza (madera e hierro). La Vulgata del siglo V lo traduce al latín faber, genérico del verbo fabricar cualquier cosa. Obviamente, se trata de una palabra imprecisa. Y sí es tradicional admitirla como carpintero. Tradicional, pero de tekton deriva arquitecto; y es la palabra que usa Vitruvio, en griego no actual, sino del tiempo de Jesús.
    Por lo pronto es claro que tekton es ambigua. Luego, he referido ya la diferencia del griego culto con el bíblico.

    De las parábolas agrícolas, deberíamos deducir que José y Jesús eran labradores?
    Yo deduzco que eran trabajadores a los que no les daba demasiado una carpintería de pueblo, y que José y Jesús salieron más de una vez a la plaza para ser contratados como obreros de primera hora. Unas veces en el campo, otras en obras de albañilería. Ni más ni menos que las otras familias de su entorno y su clase trabajadora. Jesús así no inventaba. Había vivido todo aquello y ahora lo traducía en enseñanzas del Reino. Y ahí encaja perfectamente las palabras de Jesús que me parecen más significativas al respecto: son (Mateo, 18): tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia.
    Mi expresión de “tanta otra literatura” creo que utilizaba el dicho popular de “para parar trenes” y así lo vio otra comentarista del blog. No había nada despectivo sino un dicho normal de la conversación familiar. ("para trenes" no fue expresión mía ni es un giro conocido).

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