viernes, 26 de diciembre de 2014

26 dicbre.:Moviola al canto

En la Nochebuena  
          Tengo que reconocer que mi inercia interior me tiene reñido con San Esteban, San Juan Evangelista y los Santos inocentes. Y eso no es de ahora. Siempre los he “sentido” como “intrusos” en un momento en que el alma rezuma NAVIDAD y quisiera quedarse saboreando, ahondando, gozando, reflexionando la riqueza y la emoción de aquella noche.
          Pero la Liturgia nos mete hoy en San Esteban, primer mártir cristiano. Quiero recordarlo como un hombre de espíritu simple –acorde a la simplicidad de Belén- que en medio de su apedreamiento vio los cielos abiertos y al Hijo del hombre a la derecha de Dios. Y como lo vio lo expresó, y le costó más piedras sobre su cuerpo. El Evangelio es el anuncio de Jesús adulto que advierte que la persecución por su nombre es parte integrante de la vida de un creyente en Él, y que los hermanos serán los mismos que entreguen a sus hermanos. Algo que parece tan despegado de las dulzuras del Niño del pesebre, y que –sin embargo- ya estaban anunciándose en él.

          No me resigno a dar marcha atrás a la moviola de aquella noche, en la que dejamos a María descansando y a José poniendo un poco de orden en el lugar. Momento en que todos podemos echar una mano porque allí (y en cada “mansión personal” nuestra) hay muchas cosas que poner en orden para cuando llegue el parto. Que llegará cuando sea, y que la liturgia nos lo sitúa a medianoche, cuando un silencio profundo lo llenaba todo y la noche llegaba a la mitad. Entonces vino tu Palabra del Cielo a la tierra (texto que tiene otro sentido y origen, pero que la liturgia ha centrado en este instante, y la verdad es que no puede describir mejor el modo de ser y proceder de Dios: en un silencio profundo; en el momento en que el mundo duerme; en hora de misterios que parecen encontrar ahí su punto de realización en diversos hechos bíblicos).
          Algún comentarista pone a José que quiere avisar a las comadronas el pueblo. Otros nos enseñaron con preciosa descripción que Jesús salió del claustro materno como pasa el cristal el rayo del sol, sin romperlo ni mancharlo. En medio de una constelación de hechos sublimes de Dios: María, preservada del pecado original (única persona así en la historia), la encarnación del Verbo por obra del Espíritu Santo, es evidente que ese “paso del rayo del sol por el cristal” es tan válido que no se me ocurre otra cosa. Cuando es Dios quien lleva las cosas a su manera, sólo nos queda que mirar a Dios, adorar sus modos y besar su mano.

          Y en ese rizar el rizo que se le ocurre a Dios, se presentaron unos pastores que venían a tiro hecho a buscar al Niño que ha nacido, el Mesías, el Señor. ¿Podían venir a una estancia de huéspedes de una casa particular? ¿A cuál? ¿A dónde? El hecho es que dieron con aquella familia y que entraron como por su casa, y que encontraron lo que les habían anunciado. Extrañados José y María, o más bien admirados, y descubriendo un eslabón nuevo en aquella cadena de maravillas. Los pastores contaron y más admiración provocaba: luces, cantos, ángeles, mensaje concreto… Toda esa “historia” que el evangelista-catequista nos trasmite y que llena tanto y da tanta oportunidad a la oración fervorosa, delicada, absorta… Ese momento en que se funde el piececito de alabastro del Niño y las manos rugosas de los pastores que quieren besar al Mesías, al Señor, traspasando la apariencia de un niño recién nacido, y dejándose llevar de la fe en lo que habíen visto y oído. Y todavía nos dice el texto que “se admiraban todos los que lo oían”. ¿Y quiénes eran esos “todos” si no había más que aquellos en esta escena. Pienso que la visión se amplía a nosotros. Estamos también asistiendo a este misterio y, sinceramente, admirados, absortos…

7 comentarios:

  1. ☺El Martirio de Esteban. Nos recuerda que la Navidad no es un periodo de mieles y nubes de colores y nuestra Madre Iglesia hace bien en insertarlo en este día 26 de Diciembre, puesto que no quita nada al hecho de que Jesús NACIÓ. De hecho Esteban es una de las pruebas de que JESÚS nació. ¿Que mejor forma de vivir este tiempo?

    El martirio de Esteban está inserto en la vida del cristiano que verdaderamente ha reconocido al Salvador, y en el se cumple por primera vez la Palabra del Señor que anuncia futuras persecuciones. En Esteban se da el Evangelio "práctico" del que ha sabido contemplar primero, pero no se queda sólo en la contemplación tranquila en una silla o un sofá, sino que sale afuera a anunciar a todos que Jesucristo ha nacido, muerto y resucitado. Y por esa razón, sus oyentes se revuelven contra el, le critican por detrás, le ponen trampas y zancadillas continuas, no le valoraron sino que lo desplazaron hasta el final, cumpliéndose así la Palabra de JESÚS en Mateo 10: 17-22

    Jesús dijo a sus apóstoles:

    Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
    A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
    Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,
    porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
    El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
    Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.


    Esta es una de LAS RAZONES por las que vengo venerando el recuerdo de los que ya están en el cielo, tal y como enseña la Santa Madre Iglesia.

    957 La comunión con los santos. "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (LG 50):

    «Nosotros adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios; en cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y maestro; que podamos nosotros, también, ser sus compañeros y sus condiscípulos (Martirio de san Policarpo 17, 3: SC 10bis, 232 (Funk 1, 336)).

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  2. Santa Vicenta María López Vicuña, virgen y fundadora
    ♣7♣
    Vicenta María López y Vicuña nació en las nobles y cristianas tierras de Navarra, el día 24 de marzo de 1847, para morir en los umbrales de este siglo. Trascurrió una juventud serena, durante la cual fueron madurando en ella los frutos de una esmerada educación cristiana, en la que dejó huellas inconfundibles el ambiente familiar: la madre, un tío sacerdote, una tía religiosa. ¡Oh! Nunca ponderaremos bastante la importancia formativa del núcleo familiar; esa labor ejemplar, insustituible, de siembra y cultivo de conocimientos y virtudes. Y Dios bendice con predilección a las familias auténticamente cristianas; son ellas, por su parte, la mejor cantera de vocaciones para el servicio de la Iglesia. En España tenéis, a este respecto, una tradición espléndida, gloriosa, fecunda. Os recordamos esto ahora, amadísimos hijos, porque abrigamos la esperanza de que el Año Santo se distinga también por un despertar de las vocaciones, por «un incremento numérico de aquellos que sirven a la Iglesia con particular dedicación de su vida, es decir, de los sacerdotes y religiosos» (Apostolorum Limina, IV).

    Nuestra Santa es muy joven aún, cuando oye en sus adentros la llamada divina. No fue una decisión fácil de realizar. Con sencillez v dulzura, con sacrificio y caridad logra verse liberada de la perspectiva que le ofrece una vida en el mundo tranquila, acomodada, halagadora. En la fiesta de la Santísima Trinidad de 1876 recibe el hábito religioso junto con dos compañeras; nace así la congregación de las Religiosas de María Inmaculada; una familia que tiene por misión la santificación personal de sus miembros y la ayuda a las jóvenes que trabajan fuera de sus propios hogares. A esas jóvenes, rodeadas con frecuencia de no pequeñas dificultades y peligros, Vicenta María entrega su vida entera. Al poner en la balanza el futuro de su vocación, podrá decir: «¡Las chicas han vencido!». Y a ellas se dará sin reservas, para hacerles encontrar un hogar acogedor, donde hallen una voz amiga, la palabra alentadora v desinteresada, el calor de un corazón, donde descubran la riqueza inmensa humano-divina de sus vidas, el secreto de los valores perennes, de la paz interior y donde, a la vez, aprendan a promoverse integralmente, para hacerse cada vez más dignas ante Dios y realizarse mejor como jóvenes.

    ¡De qué maravillosas intuiciones es capaz quien ama de veras! ¡Qué fina pedagogía sabe aplicar quien habla ese lenguaje sublime que se aprende en el corazón de Cristo! Nuestra Santa tenía ya una experiencia personal en este apostolado específico. Sus mismos familiares de Madrid la habían puesto en contacto con esa clase trabajadora, tan necesitada. El deseo de entregarse a Dios hace lo demás. Ella misma siente en su alma la exigencia insaciable de renuncia genuina, deliberada, amorosa, que se le pide al discípulo de Cristo «para gloria de Dios más palpable. Más pobreza. Más mortificación de mis naturales inclinaciones. Mucho peligro de sufrir desprecios. ¡Cuántos la vituperarán! Continuo esfuerzo, continuo sacrificio. Necesidad de la época». Son éstos precisamente los motivos que la impulsan a hacer la fundación, según ella misma ha dejado escrito (Cfr. Escritos de la fundadora, Cuaderno t. f. 80 r. O. c. 124-130). A pesar de su muerte prematura, a los cuarenta y tres años, no sin sufrimientos físicos y sobre todo morales -¡la cruz es la compañera inseparable de los Santos!-, la madre Vicuña vio aprobada su Obra por la Santa Sede; tenía ya casas repartidas por España y estaba ilusionada con fundar en Buenos Aires. La congregación se abría así a todos los horizontes de la Iglesia, como lo está hoy con numerosas comunidades esparcidas por Europa, América, Africa y Asia.

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  3. Ya tenéis vuestro regalo de Navidad, sólo que no lo sabéis, pero os lo recuerdo.

    Hoy he estado en el hospital. He pasado por la planta de quimioterapia. He visto muchas cosas en el año y medio que llevo. Me acuerdo de la chica joven de 30 años. Una chica de aspecto saludable, muy bella, por cierto. Hablé con ella al día siguiente en que le dieron la noticia a ella de que los tumores que tenía no sólo eran cancerígenos sino además muy agresivos. Tan extendidos que no tenía sentido ni operarla ni darle quimioterapia.
    Conversaba con ella y conocedor de que ese ser humano de bellos ojos era un reloj en una imparable y vertiginosa cuenta atrás.

    ¿Por qué ella se marchaba y yo me quedaba? ¿Por qué el señor anciano del pasillo que visitaba a un familiar, se quedaba? ¿Por qué otros enfermos de ese mismo pasillo que habían llevado una vida tan poco sana, se quedaban, y ella tan joven, tan sana por lo demás, se marchaba? Un misterio. Pero las decisiones de lo alto son inamovibles: tú te quedas, él se marcha.

    En este año y medio he visto mucho sufrimiento, mucho dolor físico, mucha necesidad de resignarse ante lo que se tiene. Otros, sin embargo, de visita, cargados de años, son preservados, se quejan de pequeñas cosas, pero el designio de lo alto les mantiene sanos. La salud es una de las pocas cosas de la vida que no se pueden compartir. Cada uno carga con su destino.


    Debemos dar gracias a Dios por lo que se nos da, e inclinarnos respetuosamente ante el que marca los designios. La gente no valora la salud, se olvida de ella, se preocupa de las pequeñas cosas sin importancia. Otros, sufriendo durante meses en una habitación, sólo piden no tener dolores, sólo eso. Verdaderamente, no agradecemos lo que tenemos.

    (Del Blog del Padre Fortea)

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  4. Ana Ciudad12:45 p. m.

    Leo su meditación,padre,y me pasa lo mismo que a usted.Quisiera que siempre fuese NAVIDAD y vivir este gran misterio que estamos celebrando.
    Acabamos de oir un mensaje digno de todo aprecio: "Cristo Jesús, el Hijo de Dios ha nacido en Belén de Judá"
    Todos nos ponemos en camino para contemplar y adorar a Jesús,pues todos tenemos necesidad de ÉL; es de lo único que tenemos verdadera necesidad
    Hoy no puede haber lugar para la tristeza,cuando acaba de nacer la vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad,y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.
    Padre, usted nos dice que quiénes era esos "todos".Yo comprendo que somos nosotros,pues después de más de dos mil años ,estamos "admirados".
    Imagino a María con su HIJO en brazos,formando una cuna ,que no tuvo;luego extendiendo sus brazos para que lo vieran los pastores y el NIÑO abriendo los suyos para recibirnos a todos,porque para eso ha venido e este mundo.
    Sus brazos extendidos como siguen ahora,como nos lo imaginamos en el pesebre.

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  5. La Navidad es la fiesta por excelencia del Amor, del Amor que se revela en la Presencia de un pequeño Niño que extiende sus pequeños Brazos hacia nosotros para darnos a entender que, es tan infinito su Amor que quiere darlo a sus criaturas, que quiere morar con ellas.

    Tanto nos amó Dios que nos hizo a su imagen y semejanza; y, como redentor, nos ha amado hasta el extremo de hacerse Él semejante a nosotros.En el Pesebre, Jesús, el Verbo, la Palabra del Padre dice a todos y a cada uno: ¡Dios te ama!

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  6. Traigo a esta hora de la tarde, el comentario sobre San Esteban que realizó el Padre Cantero en el año 2011 en este mismo blog.

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    Tengo que reconocer que el salto de NAVIDAD a San Esteban me ha producido siempre un especial fastidio por eso de que es un salto mortal en el vacío. Bueno: hasta cierto punto: San Esteban, el primer mártir consciente de Cristo. Por decirlo así: uno que entendió lo que fue nacer Jesús, Dios haciéndose hombre por amor al hombre. Aquí saltamos a la historia de Esteban en los primero tiempos de la Iglesia. Y al Evangelio en que Jesús anuncia lo que vivirán los cristianos que sean auténticamente fieles al mensaje evangélico, en una u otra medida. Bien pude afirmare, como luego va a tratarase, de que Esteban tuvo y vivió una gran experiencia de dios.
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  7. PAPA FRANCISCO HOY. Queridos hermanos y hermanas, buenos días

    Hoy la liturgia recuerda el testimonio de san Esteban, elegido por los Apóstoles, junto con otros seis, para la diaconía de la caridad – es decir para asistir a los pobres, a los huérfanos, a las viudas - en la comunidad de Jerusalén, fue el primer mártir de la Iglesia. Con su martirio, Esteban honra la venida al mundo del Rey de reyes, da testimonio de Él, y ofrece como don su misma vida, en el servicio a los más necesitados. Y así muestra cómo vivir en plenitud el misterio de la Navidad.

    Serán odiados. El Evangelio de esta fiesta recuerda un parte de las palabras de Jesús a sus discípulos en el momento en que los envía en misión. Dice, entre otras cosas: ‘Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará’.

    Estas palabras del Señor no turban la celebración de la Navidad, sino que la despojan del falso revestimiento empalagoso que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida.

    Para acoger verdaderamente a Jesús en nuestra existencia y prolongar la alegría de la Nochebuena, el camino es justo el que indica este Evangelio. Es decir, testimoniar a Jesús en la humildad, en el servicio silencioso, sin miedo a ir contracorriente y pagar en persona. Y, si no todos están llamados, como san Esteban, a derramar su propia sangre, a todo cristiano se le pide sin embargo que sea coherente, en cada circunstancia, con la fe que profesa.

    Coherencia. Es la coherencia cristiana, es una gracia que debemos pedir al Señor: ser coherentes, vivir como cristianos. Y no decir soy cristiano y vivir como pagano. La coherencia es una gracia que hay que pedir hoy.

    Seguir el Evangelio es ciertamente un camino exigente – pero ¡bello, bellísimo! - el que lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don prometido por el Señor a los hombres y a las mujeres de buena voluntad. Como cantan los ángeles el día de Navidad: ¡paz, paz!

    Paz Esta paz donada por Dios es capaz de apaciguar la conciencia de todos los que, a través de las pruebas de la vida, saben acoger la Palabra de Dios y se comprometen en observarla con perseverancia hasta el final.

    Hoy, hermanos y hermanas, oremos, en particular, por cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por su testimonio de Cristo. Quisiera decir a cada uno de ellos: si llevan esta cruz con amor, han entrado en el misterio de la Navidad, han entrado en el corazón de Cristo y de la Iglesia.

    Sacrificio de los mártires. Recemos también para que, gracias al sacrificio de estos mártires de hoy – son tantos, tantísimos - se fortalezca en todo el mundo el compromiso para reconocer y asegurar concretamente la libertad religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana.

    Queridos hermanos y hermanas, les deseo que pasen serenamente las fiestas navideñas. Que san Esteban, diácono y protomártir, nos sostenga en nuestro camino cotidiano, que esperamos coronar, al final, en la fiesta alegre de la asamblea de los santos en el Paraíso.

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