lunes, 22 de diciembre de 2014

22 dic.: AGRADECIMIENTOS

Dos almas agradecidas
          La liturgia de este 22 de diciembre nos trae dos almas agradecidas: Ana, la madre de Samuel, y María de Nazaret.
Ana había orado intensamente a Dios pidiendo un hijo. Hasta el sacerdote la creyó borracha en aquel momento al verla orar sin levantar la voz y moviendo los labios en una oración íntima. Hoy tiene ya a su hijo y con todo el agradecimiento a Dios viene a depositarlo al servicio de Dios.
          En el Evangelio, María ha sido saludada por el ángel con palabras hermosas y que la ensalzaban. Isabel repite y completa aquellas palabras laudatorias. María rebosa por dentro agradecimiento a Dios, única fuente de los bienes que ella tiene. Y prorrumpe en su acción de gracias. Y si bien es verdad que no niega –ni debe negar- haber recibido tanto, su oración se vuelca en acción de gracias a Dios, que es el autor de tantas maravillas. Y no sólo con María sino con los pobres, los desechados, los que el mundo no quiere. María ha reaccionado “volteando” hacia el mismo Dios todo cuanto han sido alabanzas a la fidelidad de ella.
         
          María estuvo en casa de Isabel hasta que Isabel dio a luz. Luego se volvió a casa. Y si “presurosa” fue a aquella misión de ayuda, presurosa regresa porque le espera el momento emocionante de su boda con José.
          A pie de carreta en la calzada real, la esperaban José y Zacarías. Una honda emoción desde que divisan a lo lejos la llegada de la caravana, y mucha ilusión en María que se despide de sus compañeras de vieja, y agradecen todos al jefe de la caravana. Cordial encuentro y rumbo a Nazaret. María cuenta experiencias vividas en Aim Karim. Y pronto deriva la conversación en el futuro inmediato: los preparativos para la boda, la fijación de la fecha, y la alegría contenida en los jóvenes que van a iniciar una vida que, por otra parte está llena de misterios.
          En su momento se celebró aquel acontecimiento. [Para detalles, remito a mi libro: Quién es Este]. Joaquín y Ana sentían la marcha de la hija, pero eran felices con la felicidad de ella. Y que, al fin y al cabo, vivirían en Nazaret y seguirían en contacto con aquel nuevo hogar.
          Ya en la casa de José pasaron los meses. María estaba  de tres meses y soñaron muchas ilusiones para el día que l niño naciera. Pero un día saltó la pregunta entre ellos: Está anunciado por los profetas que el Mesías nacería en Belén. ¿Sería solamente una referencia a la ascendencia de José, cuya estirpe viene de David, de Belén? Y aquello les dio que pensar. Porque abiertos a Dios en toda ocasión, ahora tenían que saber qué es lo que se encierra en aquella profecía. Porque una vez más el planteamiento es: ¿Qué tenemos que hacer? Y dieron vueltas, buscaron, indagaron, María preguntó a sus padres la posible interpretación de aquel anuncio. Aguantaron días… Y María iba estando más cercana al parto y no había una luz que les iluminase. Varias veces estuvieron decididos a ponerse en camino, pero luego pensaban si era esa la voluntad de Dios.

          Finalmente habla Dios. ¡Bueno!: habla un edicto civil, un edicto molesto para todos, maldecido por la mayoría. Iluminador como sol que parece en el horizonte de María y José: por ley tenía José que ir a Belén a empadronarse. Ya estaba la respuesta de Dios. Y no había habido ni ángeles ni sueños reveladores. Había un edicto. ¿Qué más daba? Dios tiene mil lenguajes y ahora ha hablado también por boca de aquel pregonero. Estaba resuelta la duda. ¿las cosas de Dios!

6 comentarios:

  1. Beato Tomás Holland, presbítero y mártir
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    Nacido en 1600 en Sutton (Lancaster), después de estudiar en el Colegio de San Omer, se unió a la Compañía de Jesús e hizo su noviciado en Warren, Bélgica, y los estudios teológicos en Lieja, donde, ordenado sacerdote, fue enviado de inmediato como director espiritual del Colegio de San Omer. Su piedad y su cultura ascética le habían ganado el título de «Biblioteca de Piedad». Por su debilísima salud fue enviado por sus superiores a Inglaterra, a donde llegó en 1635. No resultó ninguna mejoría, y de hecho los síntomas empeoraron, sea por la persistente pérdida de apetito, o porque debía ejercer su ministerio especialmente por la noche. Sin embargo, logra resistir aun por siete años, ejerciendo un apostolado continuo en medio de vicisitudes de todo tipo. Dedicaba todo su tiempo libre a la oración y esto explica por qué los que se le acercaban experimentaban inmediatamente como una atmósfera sobrenatural.



    Sospechado de ser sacerdote, aunque sin pruebas, fue trasladado a la prisión de Newgate el 14 de octubre 1642. Fue muy hábil en la defensa durante el juicio y no pudo encontrarse pruebas en su contra, pero fue igualmente condenado a muerte el 20 de diciembre. A la sentencia responde con un alegre «¡Deo Gratias!», y cuando llegó a la cárcel quiere cantar el Te Deum. Durante dos días se congregaron en la prisión visitantes, a los que hablaba palabras llenas de fe y de elevación espiritual. No desea que el embajador de Francia interceda para conseguir la gracia de la liberación, como lo dice en una carta que escribió a sus superiores.



    En la mañana del 22 de diciembre pudo celebrar la misa en la cárcel y luego fue llevado a la horca de Tyburn. Aquí manifestó públicamente su condición de sacerdote y de jesuita, hizo actos de fe y de contrición, ofreció a Dios su vida, perdonó a todos, dio al verdugo el poco dinero que tenía, recibió la absolución de un hermano sacerdote oculto en el multitud y fue ahorcado mientras juntaba las manos. Tenía cuarenta y ocho años, diecinueve de los cuales los vivió en la Compañía de Jesús. Fue beatificado por el Papa Pío XI en 1929.

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  2. Pepe Aguilar1:49 p. m.

    Me llama hoy la atención la humildad, ese hecho que María pregone que todo lo grande que tiene lo ha recibido de Dios. Contrasta con nuestro estar ufanos por lo que hemos logrado, sin mirar ni de reojo a Dios.

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  3. Como Ana y como María, cualquiera de nosotros, se puede sentir amado y bendecido por Dios. Sería muy bueno reflexionar cada una de las palabras del cántico de María, cómo queda agradecida por todo lo que ha hecho Dios con Ella, siendo "la esclava del Señor",El Magníficat es un canto de alabanza, de acción de gracias...Dios nos ama infinitamente y hace "locuras" para salvar a los hombres.El Mesías redentor nos trajo la salvación.

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  4. Ana Ciudad7:02 p. m.

    La Virgen lleva la alegría por donde pasa.A la alabanza de su prima, la Virgen le responde con un bellísimo canto de júbilo: "Mi alma glorifica al Señor...........
    En el Magníficat se contiene la razón profunda de toda humildad.María considera que Dios ha puesto los ojos en "la bajeza de su esclava "
    En este tono de drandeza y humildad transcurre toda la vida de Nuestra Señora.
    No la vemos entre las palmas de Jerusalén,ni fuera de las primicias de Caná, a la hora de los grandes milagros, pero no huye de los desprecios ;allí está,junto a la Cruz de Jesús ,su Madre.
    No buscó gloria personal ninguna.

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  5. José Andrés7:10 p. m.

    Si el Avemaría es la oración a María, el Magnificat es la oración de María. Es una de las oraciones más bellas que existen y una de las oraciones que, con el Padrenuestro, deberíamos rezar con más frecuencia.
    Siguiendo con este protagonismo de María quiero copiar parte del nº 286 de la Evangelii Gaudium, muy a propósito para estas fechas:
    286. “María es la que sabe transformar una cue¬va de animales en la casa de Jesús, con unos po¬bres pañales y una montaña de ternura. Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la ala¬banza. Ella es la amiga siempre atenta para que no falte el vino en nuestras vidas. Ella es la del corazón abierto por la espada, que comprende todas las penas. Como madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que sufren dolo¬res de parto hasta que brote la justicia. Ella es la misionera que se acerca a nosotros para acom¬pañarnos por la vida, abriendo los corazones a la fe con su cariño materno. Como una verda¬dera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios.”

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  6. NAVIDAD: apócope de natividad, nacimiento.
    Solemos decir que "celebramos el cumpleaños de Jesús" (cuando no es la fórmula simplista de decir que "el niño va a nacer").
    En realidad ni es el tal cumpleaños, porque NO SABEMOS qué día nació Jesús. Celebramos ciertamente su nacimiento. El estar pegado a la fecha del 25 de diciembre.es una aplicación a lo divino de un hecho natural: Se dice en el Evangelio que Jesús es EL SOL QUE NACE DE LO ALTO. Y precisamente los romanos celebraban en esa fecha el solsticio por el que ya empieza el día a amanecer un poco antes. Para nosotros JESÚS EMPIEZA A LUCIR EN EL HORIZONTE y se hace ya el nuevo día. HA NACIDO JESÚS.

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