jueves, 31 de enero de 2013

En la sinagoga de Cafarnaúm


Autoridad y poder
          San Marcos nos va introduciendo en la realidad de Jesús, Mesías liberador.  Ayer se roseaba de unos primeros discípulos, los pescadores del Lago e introducía esa característica propia del Maestro, que es la de rodearse discípulos. No entra el evangelista ahora en si siguió llamando a otros. Ahora le basta para dejar ese capítulo abierto.
             Adonde sí va a  entrar directamente es en presentarnos un Jesús poderoso en palabra (“con autoridad”) y en el, hecho más definitivo de la fuerza mesiánica: el poder contra el demonio, el príncipe del mal.  En Mc 1, 21-28 Jesús va la sinagoga en Cafarnaúm, cumpliendo sus deberes religiosos. Le invitan a Él a explicar la Palabra, y ya salta a la vista a las gentes que Jesús es un Maestro muy distinto de los maestros rabinos conocidos.  La palabra de Jesús es nueva.  ¡Llamativo esta observación de las gentes! Con ser la Palabra que tantas veces han escuchado, suena tan nueva que les atrae y admira. Descubren que Jesús habla con autoridad. No se limita a decir, ni su modo de expresarse lleva unas típicas rutinas de los fariseos.  Allí habla Jesús y la gente se siente atraída.
             Pero se da una circunstancia más llamativa aún. Había un hombre poseído por el demonio. La realidad demoníaca es como los antípodas de Jesús. No puede haber punto de conexión ni contacto.  Y así lo afirma ostentosamente el demonio que, ante la presencia de Jesús, empieza a gritar estentóreamente contra Jesús.  De una parte, con esa pregunta de respuesta evidente: ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús Nazareno?; viniste a perdernos. Era la pura verdad: entre Jesús y el demonio no hay ni punto de contacto. No puede haber relación.  Aquella tentación que nos ponen Mateo y Lucas del demonio que pretende que Jesús doble la rodilla ante él y le adore, era el absurdo total de la pretensión del mal espíritu.
             La misma pretensión de ahora al nombrar a Jesús por su nombre y al reconocerlo Mesías, Santo de Dios. La forma de creencia de que el que nombra a otro acaba posesionándose de él, es la que aquí pretende aquel espíritu.  Por eso Jesús le ataja sin entrar en conversación.  Le ataja con un “Enmudece”, seguido de un mandato firme:  “Sal de ese hombre”. Eran mandatos imperativos a los que el demonio no podía oponerse, porque la fuerza de Jesús le desbordaba.  Le quedó al espíritu inmundo la posibilidad de su pataleta, derribando violentamente al poseso por el suelo, y dando alaridos muy fuertes.  Como león rugiente…, pero sin poder hacer más.
             La gente, que ya estaba admirada de Jesús por su palabra y su novedad al explicar la Sagrada Escritura, ahora se siente pasmada ante lo que acaba de ver: no sólo era aquella autoridad, ¡es que hasta da órdenes a los espíritus malos, y obedecen.  Aquí han traspasado ya “la barrera del sonido”… Aquí se ha manifestado la fuerza de Jesús, y precisamente en lo más característico del Santo de Dios:  el poder sobre todo poder, incluido el poder sobre el demonio.  Y la gente que ha visto aquello, extiende la fama de Jesús por todos los alrededores de aquella comarca de Galilea.

             Ahora sí que cabría sentirnos en medio de esa realidad, y que nos entrara muy a fondo la contraposición radical entre el espíritu del mal y Jesucristo. Y por consiguiente, nos debería llevar a planteamientos tajantes en nuestros estados de conciencia.  Hay un tema, muy propio de nuestra era, que anda metida en el sexo en tan alto grado, que podemos encontrarnos a la vuelta de la esquina con más de una persona que vive su vida piadosa y sacramental, pero incapaz de arrancar ocasiones que le meten en ese círculo bajo de sus instintos.  Que no es solo que están con las tendencias instintivas a flor de piel, sino que buscan expresamente la carnaza que con tanta facilidad les ofertan portales de Internet que son pura bazofia.
             Que eso esté ahí, ya se sabe que puede estar; los hijos del diablo con más astutos que los hijos de la luz.  Pero lo que es verdaderamente penoso es que personas probas, formadas, conscientes…, vuelvan a ese vómito una y otra vez como imantados por una droga tan fácil y tan dañosa, que les va mermando en su fidelidad a Dios, pero sin tomar nunca la palabra de Jesús en toda su fuerza: Si tu ojo te es ocasión de escándalo, arráncatelo.  Y ya sabemos que Jesucristo no quiere una población de tuertos.  Pero lo que sí ha venido es a establecer esa necesidad de saber llegar a los extremos necesarios, antes que vivir ese flirteo con el pecado, que les va infestando de manera lenta y peligrosa.
             Claro que en eso de que el perro siempre vuelve a su vómito, no es aplicable sólo a ese tema, pues cada cual podríamos descubrir aspectos de mal espíritu que repetitivamente vuelven sobre nosotros en aspectos muy localizados y de la vida real:  el juicio sobre el prójimo, la crítica sistemática, las fobias muy concretas, o –por el contrario- los afectos desordenados que nos sobrepasan…  Necesitaríamos muchas veces de ese encuentro de frente con Jesús, como aquel poseso en la sinagoga…, para que explotara ya hacia afuera aquel “demonio” que no tiene nada que ver con Jesús…, y que llega a aceptar que cuanto más conozcamos a Jesús, más experimentaremos el gozo de que Jesús ha venido a hacer perecer esas medianías en lasque somos capaces de desenvovernos.

6 comentarios:

  1. Anónimo2:13 p. m.

    Lo mejor es vivir aislado del mundo y de la gente. Como los ermitaños. El Mdundo está muy mnal.

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  2. Anónimo3:32 p. m.

    Eso tiene fácil remedio.Hay muchos desiertos en el mundo,elige el que más te guste.

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  3. Anónimo3:57 p. m.

    No se puede vivir fuera del mundo, todas las personas tenemos una misión que cumplir y no es válido aislarse para salvarse individualmente, e incluso en el desierto se puede encontrar la maldad y el mal obrar.
    Aislarse ya es maldad en si misma.

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  4. Ana Ciudad4:51 p. m.

    AL QUE TIENE SE LE DARÄ....A quien corresponde a la gracia se le dará más gracia,pero al que no hace fructificar las inspiraciones y ayudas del Espíritu Santo quedará cada vez más empobrecido.La vida interior,está destinada a crecer.Cuando no se avanza se retrocede.

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  5. Se evitarian muchos pecados si acabasemos de entender que
    no esta el negocio en agradar a los hombres sino a Dios .
    Santa Teresa de Jesús

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  6. Entiendo con esta frase de la Santa que no podemos poner
    nuestra seguridad en el mundo sino en Dios , despues de que
    Dios la revelo grandes verdades en una vision despues de esto
    le parecia el mundo al igual que un hormigero .Y nuestras
    seguridades no puestas en Dios armadas de palillos.

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