jueves, 17 de enero de 2013

Sigue LA ORACIÓN EN NAZARET


El funeral por el padre de Javier 
será hoy a las 1'30 en PARCEMASA


           Pero hay algo que suscita una reflexión aún más allá de lo que estamos diciendo.  En el Evangelio nos consta que María guardaba todas las cosas aquellas en su corazón... (todo lo que era particularmente significativo, unas veces por agradable, otras por difícil, otras de pura admiración ante Dios). 
             De San José no hay unas referencias especiales, pero bien valdría admitir como tales todas esas veces que se encontró con Dios en sueños, que obligaban a pensar, discernir, buscar caminos...
             En todo esto hay unas referencias evidentes a que aquella familia no se limitaba a REZAR.   También ORABA.   Es decir: reflexionaba, hablaba con Dios.  Dios no les era una especie de “imagen estática” a la que se le deja a gusto con unas fórmulas, sino UNA PERSONA a la que se le habla y de quien se escucha.  A la que se le habla, sobre todo, DE LAS COSAS DE DIOS, sus maravillas...., que encendían el alma de aquella Sagrada Familia.  (María dirá en el “Magníficat” que Dios hizo en Ella maravillas..., que era una expresión muy habitual para expresar las grandes obras de Dios).
             Eran esos ratos en que en vez de inventar de qué hablar, o quedarse sobre sí mismos “contando sus cosas a Dios”, se iban con su mente y recuerdo a todo lo que conocían en las Escrituras, de aquellas gestas de Dios, con las que Dios había ido liberando y conduciendo a su Pueblo..., y en definitiva a ellos mismos...  ¡Y bien reciente que lo tenían!   Y a la hora de estarse a solas con Dios, estaban como el que bebe de una fuente que no se acaba, porque Dios es insondable, y sus muchos misterios están ahí puestos a la altura del hombre para que los humanos puedan apercibirse de ellos, sentirse interpelado por ellos y experimentar la emoción y el gozo de un Dios cercano que vive junto a ellos y les habla de muchas cosas en el fondo de su corazón.
             Y como todo eso crea tanto disfrute, a ello se apegaban, buscaban esos tiempos, gozaban de esas soledades..., y estaban en contacto con Dios..., con esa palabra de Dios con la que Dios mismo se les comunicaba personalmente, como un Amigo,  y les comunicaba tantas cosas.  ¡Hasta el punto de que Jesús empezó a decirle a Dios: “PADRE”, que era algo inaudito en aquella religión...!, y de lo que es muy seguro que José o María intentaron corregirle.  No porque ellos no lo sintieran así, sino porque no era la forma “correcta” de dirigirse a Dios un judío (para quien hasta el mismo nombre de Dios no se pronunciaba, por respeto). Pero Jesús les expresó que Él lo sentía así de cercano, y que para Él Dios era un auténtico padre, al que le encajaba -más que a nadie- el nombre precioso e íntimo de ABBA o ABBÁ (que ya expresaba un sentimiento de ternura filial: PAPAÍTO MÍO).
             Y es posible que aquella expresión calara en las entretelas de María y de José, y que se atrevieran ellos mismos a decirlo cuando hablaban con Dios, sintiéndolo cada vez más cercano, más suyo, con quien podían hablar con más íntima confianza, aun en medio de aquel otro “santo temor” (que es el inmenso respeto de la criatura hacia su Creador, del buen hijo hacia su Padre, muy querido, sentimiento hondo de la transcendencia del Dios de Israel ante quien se sienten mejor cuando hacen su postración total en el suelo..., a la vez que familiar y muy íntimamente cercano) que también venía como don del Espíritu Santo.
             NAZARET se constituye así en un bálsamo constante, en una vivencia de amor, donde los tres se dirigen a Dios..., donde Dios encuentra camino en el corazón de cada uno...   

1 comentario:

  1. Ana Ciudad1:31 p. m.

    El Evangelio nos presenta la curación de un leproso:SEÑOR,SI QUIERES PUEDES LIMPIARME"el leproso se arrodilla postrándose en tierra,lo que es señal de humildad,para que cada uno se avergüence de los pecados de su vida.Su oración está llena de piedad,reconoce que el poder curarse estaba en manos del Señor.Y en sus manos sigue estando el remedio que necesitamos.
    El cuerpo del leproso queda limpio al sentir la mano de Cristo.Nosotros podemos decir a Jesús cuando nos acerquemos a comulgar:me acerco como un enfermo al médico de la vida,como un inmundo a la fuente de la misericordia,como un ciego a la luz de la claridad eterna,como un pobre y necesitado al Señor de cielo y tierra.Imploro tu infinita generosidad para curar mi enfermedad,lavar mi impureza,iluminar mi ceguera,vestir mi desnudez para poder acercarme al Rey de Reyes Y Señor de los Señores.

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