martes, 8 de enero de 2013

Primera lección


LA PRIMERA LECCIÓN ES EL SILENCIO
             He querido empezar por la palabra autorizada del Papa; por lo que es una enseñanza objetiva y –pudiéramos decir- magisterial.  Porque Pablo VI no es sólo un particular que escribe sus impresiones, sino un Maestro de la vida de los cristianos y para los cristianos. Ésta es la evidencia para todo creyente e hijo de la Iglesia.
             Su afirmación es como un resumen práctico de lo que se llama LA VIDA OCULTA DE JESÚS. Porque esa vida OCULTA tiene en el silencio  una primera expresión.  Se podría tomar simplemente como contraposición a la Vida Pública de Jesús.  O puede entrar uno en mucho más sentido de esa expresión y su contenido.  Es lo que intentaremos ahora.
             Imaginemos, cuanto más nos ayude, meternos imaginativamente en aquella Casa, de modo que no vayamos a hacer una oración meramente reflexiva, sino  -especialmente- de acompañamiento y presencia nuestra junto a aquella Sagrada Familia.  Y que nos ayude a un conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y LE SIGA.

             VIDA OCULTA equivale a decir: vida de cada día.   Lo pequeño, lo trivial, el acontecer de las cosas cotidianas.  Vida -también- de poca tendencia a lo exterior, porque hay mucha riqueza dentro.  Vida tendente a lo que es el fondo de cada persona de aquella familia, y donde cada uno vive esas profundidades del fondo de su alma. Todo eso que hoy llamaríamos con un lenguaje más actual: VIDA INTERIOR..., ese pozo profundo en donde está viviendo Dios y en donde cada persona se encuentra con Dios. 

No es igual que subir cada mañana a la azotea para hacer su oración, o rezar juntos los salmos cada tarde.   Es muchísimo más y más profundo y más definitivo.  Por eso, hablar de VIDA OCULTA no se limita a mirar casi treinta años de Jesús en una vida no dada a la acción exterior.   Es mucho más, dice mucho más, abarca prácticamente todo el mundo interior de Jesús y de María y de José.
             Por supuesto -no es menester decirlo- que José, María y Jesús no eran unos seres retirados de la vida normal, de la relación humana.  No eran unos extraños a las personas y sucesos de su pueblo y de su nación.  No estaban encerrados en su mundillo y su caparazón.  Vivían integrados en la vida normal.
             JOSÉ era persona que tenía que relacionarse, que salir y que entrar.  Tenía que trabajar codo con codo con muchos obreros, y depender de muchos patronos..., o de muchas gentes que venían a su taller a hacerle muchos encargos.  Y José estaba muy en su mundo real. 
             José salía a conversar en la plaza con otros, llevar sus trabajos a las casas, relacionarse con sus vecinos.   José era un hombre normal.
             En lo que era su vida de familia, José era íntimo, cordial...  No se eligió Dios a un hombre de carácter rudo, de modos hoscos..., a la hora de responsabilizarlo de aquella gran misión de ser el padre en la Sagrada Familia...
             Pero José era un hombre de vida profunda, capaz de escuchar a Dios, de saber discernir en medio de los sueños, de estar atento a los signos de Dios, de obedecer a Dios en medio del mayor sacrificio. Cuanto más humano era, más “divino” en sus formas.  O cuanta mayor era su vida interior de hombre justo, más viva era su relación cordial humana. Si nos atenemos al Evangelio, José es hombre del SILENCIO, hasta el punto de que no se conserva ni una sola palabra de él. [Lo que no significa que no hablara, sino que su figura bíblica es una figura de silencio.  Y hay muchas realidades en la revelación que no están dichas, pero que están ahí como aleccionando].
             MARÍA era la mujer que tenía un pozo sin fondo en su corazón.  Allí fue metiendo siempre tantas y tantas cosas que le sucedían o que ocurrían y veía...  Y que muchas veces no comprendía.   Pero en ese mundo suyo interno cabía todo para irlo después rumiando y confrontando con Dios.  El SILENCIO DE MARÍA no es tanto que no hablara -hay diversas intervenciones suyas en el Evangelio, incluido ese momento de la Vida Oculta, cuando Jesús se queda en el templo-, cuanto que su reacción “instintiva” siempre es la de callar y guardar en su corazón...   Lo propio de la VIDA INTERIOR, que cuanto más calla, más se enriquece.
             Pero no quita que María era esa mujer abierta y servicial que todo el mundo se rifa, porque siempre estaba disponible a sus vecinas, a las ayudas que pudieran pedirle...; que disfrutaban de ir con Ella a la fuente,  escuchar sus conversaciones,  salirse por la tarde a la puerta de la casa para contarse tantas cosas...  Y de su palabra salían siempre expresiones consoladoras, de mitigar dolores y penas, de elevar el tono y hacer ver siempre esa mano amorosa de Dios, ante quien sólo cabe decir que “se haga como Él quiere”...

             En aquella pareja había siempre para todos y en cualquier caso, una prudencia, una delicadeza, una comprensión, una ternura, un ponerse en el lugar de los demás, un intentar levantar ánimos, una mano tendida...;   la palabra oportuna y los silencios oportunos; la cariñosa corrección de lo que taba desviado, de lo que surgía de las reacciones apasionadas de unos y otros...  
Y estar junto a ellos era encontrar bálsamo, bondad, acogida...   Todo ello es VIDA OCULTA, o VIDA INTERIOR, la que mantiene abierta la línea con Dios, y así expresa y reacciona al modo agradable a Dios.    Hombre JUSTO, José; la que ESCUCHÓ LA PALABRA DE DIOS Y LA VIVIÓ, María.  

A Jesús le dedicaremos una reflexión aparte, si Dios quiere, el próximo día

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad2:14 p. m.

    María fue una mujer tan pobre y tan limpia tan desinteresada y tan humilde,que nos hizo presente,nos transparentó el Misterio total de Dios y su salvación,y ella quedó en silencio.María fue aquella Madre que se perdió silenciosamente en el Hijo.

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  2. José Antonio6:41 p. m.

    Sin duda, el silencio de José es la VOZ de Dios sobre la Vida Interior. Dios eligió como padre de Jesús, a quien desde la vida oculta más expresaría desde el silencio.

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  3. Anónimo12:43 a. m.


    Lo que admiro de Maria y Jose es como eran de humildes
    porque era para creerse superiores al tener a Jesús .
    Una pregunta que me hago es si comprendian la dimension
    y alcance y el poder y reinado de Jesus ; como
    hoy en dia sabe la Iglesia ; quizas si lo supieran
    hubiera sido demasiada carga o simplemente insufrible poderle tratar
    con a un hijo de forma familiar .

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