sábado, 19 de enero de 2013

PALABRA PENETRANTE


PALABRA VIVA Y EFICAZ

Hoy hago un corte en el tema de Nazaret.  La lectura primera de la carta a los Hebreos nos pone ante la PALABRA.  Y la verdad es que si alguna vez tomáramos en serio LA PALABRA, aquí necesitaríamos un hondo examen de conciencia.  Porque la Palabra de Dios ES VIVA Y EFICAZ. Si es viva, no es letra simplemente escrita, simplemente meditable, simplemente piadosa. Si es VIVA no puede quedarse en letra muerta.  Y eso tiene una consecuencia esencial: Es EFICAZ.  Actúa. Exige. Cuestiona, tajante como espada de doble filo, PENETRANTE hasta las entrañas mismas del alma y del cuerpo.
Nos basta ir tomando cada una de esas características para que ya nos susciten muchas preguntas…  Porque eso que dice ahí es SÍ o  SÍ.  Y por tanto no puede quedarse al poco más o menos…, no puede dejarnos mirando.
        Sigue:  JUZGA los deseos e intenciones del corazón.  Nada se oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuentas.  Ya lo había anunciado Jesús: “El Padre no juzga.  Yo no juzgo.  Tenéis quien os juzgue:  LA PALABRA”.   O sea:  que no hace falta que nadie venga a decirnos lo que tenemos o no tenemos que hacer…, lo que falla o no falla en uno mismo.  La criba que separa el trigo de la paja, la verdad de la mentira, la sinceridad del corazón de los camuflajes y justificaciones, ES LA PALABRA…, el encuentro honrado, de cara, a lo que vamos viendo –leyendo, meditando, parándonos detenidamente- en LA PALABRA DE DIOS.
               
                Una consecuencia doblemente significativa es mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un Sumo Sacerdote…, que no es incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado exactamente a nosotros, menos en el pecado.
                Establecida la verdad importantísima de esa penetración exigente de LA PALABRA, viene un complemento:  bien puede comprender Jesús nuestra falta de respuesta, porque Él mismo ha estado sometido a las debilidades humanas.  “Salvo en el pecado” no es una sordina a lo demás, sino la única excepción.  Pero lo que permanece en directo es la capacidad de Jesús de compadecerse de nuestras debilidades, dado que Él ha pasado por todas, exactamente como nosotros.  ¡Anda que no nos cuesta trabajo aplicar esto a la vida diaria, a la conversación diaria, y hasta a la meditación con el Evangelio, al que acabamos haciendo “un puro milagro”, en vez de saber adentrarnos en esa humanidad de Jesús, tan absoluta y tan sin trampa!
                Consecuencia final: Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente.  Seguro que aquí ha respirado uno muy hondo… ¡Ya está suavizado lo primero!, lo exigente, tajante, vivo, eficaz y que juzga por dentro!  Ya hemos encontrado la sordina. Podremos ahora seguir meditando piadosamente.  Y sin embargo lo que necesitamos es mantener todo ese comienzo como actitud que nos pide y no nos debe dejar “tranquilos” (falsamente tranquilos).  Porque nuestro deber de amor a Dios y a su Palabra es sentirnos constantemente cuestionados por cada Palabra que tomamos entre manos.  Y como –dentro de todo eso- nuestras debilidades nos serán escollos y obstáculos en el camino, “mantengamos la fe en el Sacerdote Jesús que ha pasado nuestras debilidades y tiene capacidad de compadecerse.  Lo que no nos quita ni un ápice de exigencia. Sencillamente, ¡ahora nos sentimos más exigidos todavía!, porque ya no e cuestión de ser más o menos “buenos”!
                Ahora hay un acicate mucho más fuerte para convertir nuestra vida en exigencia de amor hacia Jesús, hacia la Palabra de Jesús, hacia Dios, a quien queremos agradar mucho más allá que “las obligaciones”.  Es la diferencia substancial del “hijo” y del “siervo”.

6 comentarios:

  1. José Antonio12:16 p. m.

    Ante nuestras debilidades como seres humanos, está la exigencia de ser fieles al Evangelio y enseñanzas de Jesús. Tal vez, hemos creado una consciencia (o autocreado, que puede ser), en la que como acto de falta de humildad no admitimos esas fragilidades, fallos..., pero no por su carga negativa, sino por un no admitir que somos débiles y ello, nos cuesta a algunos. A veces, entendemos nuestras caidas desde la soberbia de quien piensa que todo lo puede "para" Dios, y hemos de vivir y experimentar (al menos es mi caso), que lo que puedo y lo que no puedo es "con" el Señor. No puedo convertirme en reo y juez, convirtiendo al Señor en mero espectador de nuestro propio juicio. La autenticidad de nuestra propia aceptación de nuestras limitaciones, no ha de llevarnos a la autonegatividad ni a la petición ñoña e inmadura al Señor de fortaleza, sino a caminar en Su Palabra sabiéndonos acompañados, comprendidos y amados por El.

    ResponderEliminar
  2. Ana Ciudad1:48 p. m.

    Conocer mi debilidad y pequeñez´me lleva a exigirme fidelidad al Señor hasta en lo sucesos que pueden parecer como indiferentes,porque,si no me sirven para unirme más a El,¿Para qué nos habrían de servir si no nos llevan a Cristo?.
    CAMINA EN MI PRESENCIA CON FIDELIDAD.GUARDA EL PACTO QUE HAGO CONTIGO,nos está diciendo Dios continuamente en la intimidad de nuestro corazón.

    ResponderEliminar
  3. Esto me recuerda algo que me pasó recientemente. Cuando un amigo me llamó expresamente para manifestarme su condolencia por la muerte de mi padre hace tan sólo unos días. Pero no se quedó en la condolencia, sino que encima quiso venir a estar con nosotros en el momento difícil. Es ahí donde uno ve como la Palabra se hace vida, viva y eficaz y no se queda en letra muerta. Y le da uno gracias a Dios, porque eso te motiva a dar ejemplo, a imitar los ejemplos de personas que manifiestan a veces con su vida, que la Palabra es VIVA.

    Y es que no hay mejor predicación que la de la puesta en práctica de las enseñanzas del Evangelio.

    ResponderEliminar
  4. Anónimo11:04 p. m.

    ojalaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me 20000020202020202

    ResponderEliminar
  5. Anónimo11:06 p. m.

    es feooooooooooooooooo cambiale de nombre

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!