domingo, 6 de enero de 2013

Jesús se manifiesta al mundo


EPIFANÍA
La fiesta de hoy se llama –desde siempre- la Epifanía del Señor. “Epifanía” es una expresión griega que significa manifestación.  Lo que hoy, pues, celebramos es la manifestación de Jesús como el Rey de Israel y-juntamente- a los que no son Israel, representados por esos magos extranjeros y astrónomos, sorprendidos por una extraña y especial estrella.  Si ellos no podían ni entender ni posiblemente conocer las Escrituras Santas de los judíos, Dios puede tener “otro lenguaje” para manifestarse a ellos. Y si eran astrólogos (estudiosos de los astros celestes) o astrónomos (conocedores del firmamento), un “lenguaje” inteligible para ellos era un fenómeno estelar.  Y Mateo aprovecha la existencia de estos magos para mostrar al pueblo hebreo (destinatario de su Evangelio), que el Mesías-Rey de los judíos  no venía sólo para ellos, sino abarcando el mundo entero.
Si hacemos exégesis sencilla de textos de la liturgia de hoy, la 1ª lectura [Isaías 60, 1-6] vuelve sobre el aspecto de LA LUZ, ya proclamada el mismo día de Navidad.  “Levántate ,brilla, Jerusalén, que llega tu luz, la gloria del Señor amanece sobre ti”.  Por tanto, si bien en Navidad no llegó a enterarse el pueblo de lo que había sucedido, ahora ha llegado el momento de salir de las tinieblas que envuelven al mundo.  Y comienza esa luz en Jerusalén, la Ciudad Santa de los judíos.  El resto, “los pueblos”, están cubiertos de oscuridad.  Pero esos pueblos, atraídos por la luz de Jerusalén, caminarán hacia la gran ciudad.  Levanta la vista en torno, mira:  todos vienen hacia ti…;  volcarán sobre ti las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos y dromedarios de Madián y de Efá…; vienen de Sabá trayendo oro e incienso…   [Ya tiene Mateo el punto de referencia oriental].
El  Salmo 71 expresa poéticamente que los reyes de Tarsis y de las islas le pagan tributo;  los de Sabá y Arabia le ofrecen sus dones,  Y ya tenemos “completado” el  cuadro:  hay reyes, y vienen de los dos extremos de la tierra conocida: Sabá y Arabia, por el Oriente; Tarsis [Tartesos= Huelva y Cádiz por el otro extremo].  De una parte los magos de Mateo se convierten en “Reyes”, cosa que San Mateo no ha dicho, y de otra  hay una alusión poética a Tarsis [que Benedicto XVI alude como mera cita del Salmo].
La 2ª lectura –tomada de la carta de Pablo a los fieles de Éfeso- proclama la revelación que él ha recibido:  que el Evangelio queda abierto a los gentiles, que reciben igualmente el Espíritu como coherederos de la Gracia de Dios y miembros del mismo cuerpo de Cristo.  Se va definiendo ya el sentido más particular de esta fiesta litúrgica, a la vez que la gran verdad revelada, de que nosotros, los no judíos, estamos llamados a participar de la obra salvadora de Jesús.
La estrella luminosa escenificará todo ese conjunto de datos: luz, llamada a gentiles, venida desde oriente (camellos, domedarios, Sabá…), manifestación del recién nacido rey de los judíos, tan evidente que los magos caen de rodillas, adoran, y ofrecen oro e incienso, Se añade la mirra, también producto oriental.

Es muy clara, pues, la finalidad de esta narración del evangelista de los judíos, que les quiere dejar claro que Jesús es Salvador no sólo para ellos sino también del mundo entero, incluido el mundo pagano (=no judío).  Y por tanto, fiesta muy nuestra, muy consoladora para nosotros, que nos sentimos parte integrante de la obra salvadora de Jesús.., y nada menos que coherederos de la Gracia de Dios.
Viene a plasmarse todo este proceso en la realidad de la EUCARISTÍA que estamos celebrando, que nos asegura esa elección de Cristo en la que nosotros participamos de manera tan viva.
Y en la que hemos de experimentar la parte nuestra personal, porque también nos toca que descubrir nuestra estrella, emprender camino, preguntar, indagar, adorar, ofrecer.  No estamos en este Reino para vivir cruzados de brazos, esperando que “vengan los regalos”… Nos toca una parte activa.  Y a esa hemos de aplicarnos para que la manifestación que Cristo no hace de sí mismo, no nos quedemos rezagados.

NOTA: el estudio que hace el Papa sobre el texto de San Mateo, desde los ángulos bíblico, teológico, exegético, científico, es lo más completo que yo he visto en mi vida, con una amplitud de respeto impresionante hacia las diversos estudios existentes.
AÑADO UN COMENTARIO AL TEXTO DE ESTA “ENTRADA”.

2 comentarios:

  1. Los “magos” del evangelio pueden ser la representación viva del hombre o mujer que buscan la fe… que son consecuentes con el deseo de encontrar a Dios. Que se ponen en movimiento. Que arrostran la mofa de quienes piensen que siguen una quimera.
    Que se valen de las señales más imprevisibles para saber que detrás está el recién nacido Rey de los judíos. Y que perseveran a pesar de las dificultades. Y a pesar de las luchas, las influencias malignas que van saliendo al paso. Esos “Herodes” de turno que parecen empeñados en hacer imposible hallar a Dios, pero que no pueden hacer cejar en la búsqueda sincera. Y que, precisamente en la dificultad, se crecen, y obtienen el gozo del triunfo por esa su perseverancia y madura búsqueda… Que la fe brilla de tal manera que acaba llevando al mismo “lugar” donde vive Jesús, provocando el inmenso gozo del encuentro, y la actitud de adoración y de ofrecimiento de nosotros mismos como don.

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  2. Ana Ciudad1:33 p. m.

    Muchos de los habitantes de Belén vieron en Jesús a un niño semejante a los demás.Los Magos supieron ver al Niño,al que desde entonces todos los siglos lo adoran.Y su fe les valió un privilegio especial:ser los primeros entre lo gentiles en adorarle cuando el mundo le desconocía.
    LE ADORARON.Saben que es esl Mesías,Dios hecho hombre.Quizá debamos examinar nosotros cómo le adoramos cuando está expuesto en la Custodia o escondido en el Sagrario,con qué devoción y reverencia nos arrodillamos en los momentos indicados de la Santa Misa,o cada vez que pasamos por aquellos lugares donde está reservado elSantísimo Sacramento.

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