viernes, 4 de enero de 2013

Primer Viernes de Enero


HOY ES PRIMER VIERNES DE MES
Y NOS VOLVEMOS CON EL SENTIMIENTO MÁS HONDO DEL ALMA A MIRAR AL CORAZÓN DE JESÚS.
HABRÍA COMO UNA NOVEDAD ESPECIAL EN ESTE PRIMER VIERNES DE ENERO, CON LA NAVIDAD TAN CERCANA: LO ÍNTIMO DEL CORAZÓN DE AQUEL NIÑO…, AL QUE NOS ACERCARÍAMOS HOY…, PORQUE SIN HABLAR AÚN PALABRAS ARTICULADAS, PODRÍAMOS EXPERIMENTAR LOS PÁLPITOS DE SU CORAZÓN, QUE TAMBIÉN SON LATIDOS DE DIOS, Y OTRA FORMA DE PALABRAS ELOCUENTES CON LAS QUE ÉL NOS HABLA DESDE LA ENORME INTIMIDAD DE SU SILENCIO.
Cabría perfectamente orar hoy –con la riqueza de la contemplación- imaginar que es hoy María quien nos señala a Jesús, y ns dice: Éste es el  Hijo del Altísimo, el Hijo de mis entrañas, el Jesús Salvador que viene a salvar al mundo de sus pecados. Y yo, oyendo esa palabra de María, me acerco a Jesús. A cierta distancia todavía, por el mismo respeto hacia ese misterio que María me brinda…  Y Me parece de pronto que, desde el pesebre, Jesús me dice: Ven y verás.  Y con esa invitación directa, me acerco…, me pongo a mirarlo, y me encuentro de pronto con algo que casi me hace temblar de emoción:  María saca al Niño del pesebre y me lo da en mis brazos… <pero ¿es posible que mis brazos débiles humanos puedan sostener al Autor del Universo? Y la experiencia sublime que puedo experimentar es que lo que sostengo visiblemente es ¡UN NIÑO!..., un niño como cualquier niño…, y que –sin embargo es EL HIJO DEL DIS ALTÍSIMO.., ES MI PROPIO SALVADOR! Y me doy cuenta que acerco mi rostro al suyo…, que me lo pego a mí, y que de pronto puedo sentir y gustar (con esas expresiones de los “Ejercicios” se está diciendo cosas muy profundas, vivencias muy hondas, momentos de alma transidos, en los que pierdo la noción del tiempo y hasta de mí mismo… Estoy ahora mismo en un mundo distinto) –sentir y gustar- internamente que he descubierto dónde vive el Señor.
Querría alguno –sin noción de lo que hay en todo esto- que estuviera previsto, preparado, “hecha la reserva” (con tiempo)… Ni sabe ese, ni pude entender, el terreno sagrado que pisamos (y que podemos barruntar) quienes hacemos oración de verdad. Aquí estamos en medio de algo mucho más grande…, estamos ante un lenguaje mucho más misterioso…, del que Jesús dirá un día que quien es de la tierra habla de la tierra; quien viene del Cielo, habla el lenguaje del Cielo.  Y Jesús habla lenguaje de Cielo, y lo revela a quien puede captar palabras no articuladas…, palabras de Cielo.  Y cuando uno recibe a Jesús n sus brazos…, en su alma…,  de pronto se encuentra que ha hallado DÓNDE VIVE JESÚS…, y se queda ya allí todo el día…, la vida entera, con ese calor inefable de mejilla junto a mejilla…, de rostro de aquel Niño junto al pobre rostro humano…, de Cielo que invade mi poquedad y me transporta a “un lugar” que, con toda razón no está ni definido, ni concretado, ni previsto…, porque donde habita Dios, nadie puede barruntarlo de antemano.  El día que Cristo mismo QUIERE REVELARLO, ese día ya n puede un separarse de “allí”.
El PRIMER VIERNES es momento para vivirlo desde esos “lugares” en los que Jesús se hace “visible” y a los que invita: VENID  Y LO VEIS.  Será “un lugar” su Palabra o su Silencio contemplados con el corazón. Será “un lugar” también la EUCARISTÍA-expresión esencial del Primer Viernes- porque ahí está Jesús vivo y real para poder unir corazón a Corazón…  Por supuesto que no me limito a una “materialidad” de recibir la Eucaristía, sino a algo mucho más de fondo e íntimo…, cuando ENTRAMOS EN ESE INTERIOR DE JESÚS…, y ya no podemos separarnos de Él: lo miramos, lo meditamos, lo contemplamos…, entramos en su Corazón como pozo sin fondo en el que nos quedamos ya todo el día, la vida entera, sin poder separar ya su mejilla de la mía, su ternura de mi tosquedad, su piel limpia y fina de mi cutis manchado. Pero vivo la conciencia clara de que de Él hacia mí, está pasando una fuerza que cura y sana, una energía vigorosa, que tiene el poder de limpiarme y de irme acercando aún más a Él…, casi fusionándome con Él…  San Pablo llegó a experimentarlo tanto que pudo afirmar que ya no vivo yo…; ya es Cristo quien vive en mí.

SIGUE CONTEMPLACIÓN

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡GRACIAS POR COMENTAR!