martes, 14 de febrero de 2012

Entendimiento y corazón

Pensar por uno mismo
Mc 8, 14-21
Por el mismo precio, dos.
Porque el comentario del día es el correspondiente a San Cirilo y San Metodio, que quedó ya colgado muy temprano. Pero tengo especial devoción por el seguimiento del Evangelio de cada día, y no quiero que el de hoy se quede atrás. Sobre todo porque yo no entiendo ni quiero entender el texto evangélico como un monolito sin vida, que ya quedó escrito, y ahora se lee y ya está. Y así nos pasamos la vida la gente piadosa, con el evangelio a cuestas pero sin saberle sacar punta en lo cotidiano.
A mí me ha llamado la atención que los apóstoles se vayan por la tangente: “Esto lo dice por…” No entienden lo principal y buscan atajos que no vienen a qué. A ellos, ciertamente se les había olvidado tomar panes para la travesía. Y cuando Jesús –que va en otra órbita- les previene de la levadura de los fariseos, que es esa intención hipócrita constante (ya patente y varias veces vivida) de querer meter en la masa sus formas humanas; su saltarse a piola lo que Dios manda (el amor a Dios, el amor al prójimo, aun al enemigo; su quebrantar el mandamiento de Dios por seguir las propias tradiciones; su carencia de objetividad ante el sábado –convertido en ídolo, en “tabú”-, que impide hasta curar a un enfermo, etc.), los apóstoles están en la minucia de su olvido del pan, y entonces “traducen” la palabra de Jesús: “Esto lo ha dicho por…”

Esto es lo malo. Que cada uno vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo, sin apertura a las cosas grandes, a las advertencias sublimes evangélicas, y somos capaces de perdernos en aplicaciones ridículas. Que Jesús está hablando de realidades sublimes del Reino, y nosotros parece que creamos nuestra “pequeña aldea peculiar y cateta” de beaterios sin contenido. Jesús tuvo que decirles: ¿Pero es que no tenéis cabeza? Podría también podría haberles advertido de su fallo de corazón, porque en el fondo, es el corazón el que determina la riqueza o carencia del entendimiento. La gente podrá decir que alguien “no tiene cabeza”, pero eso no suena tan mal, y a veces hasta disculpa. Pero cuando dicen que alguien “no tiene corazón”, o “tiene mal corazón”, está tocando algo mucho más serio.
Por eso, al leer hoy este evangelio (y prescindiendo del tema de la doble narración de una misma multiplicación de panes), lo que se me viene más fuerte ante los ojos es que vivamos con los ojos tan abiertos a se dijo por”, y tan cegatos a mirar dentro de nuestra propia realidad diaria.

2 comentarios:

  1. José Antonio7:17 p. m.

    A colación de su introducción al comentario del Evangelio, he de resaltar que gracias a usted he aprendido (matizo, estoy en proceso de aprendizaje) a ese "sacar punta" del evangelio de cada día, a hacerlo vivo en mi vida, a ser partícipe de él interiorizando expresiones, frases, actitudes, silencios... de Jesús, para dejarme modelar por ese evangelio. Aún es muchísimo (demasiado diría yo) el camino que me queda por recorrer, pero sin duda creo haber aprendido a asomarme a ese evangelio desde la "ventana" del Amor. ¡Gracias!

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    1. Me parece interesante tu comentario, y que no te limitas a lamentarte por lo que te queda por delante, sino que reconoces, y pienso que es muy bueno también en la vida espiritual, llegar a reconocer en uno mismo aquello en lo que uno va avanzando. De esta forma evitamos caer en una falsa humildad.

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