sábado, 9 de enero de 2016

9 enero: Huida a Egipto

Liturgia
          En  distancia de pocas líneas, San Juan (1ª, 4, 11-18) ha repetidos dos veces: Dios es amor. Porque lo manifiesta en sus obras: Porque nos ha dado a su Hijo para salvación. Porque nos da su Espíritu. Porque se nos da a conocer. Y concluye en la lectura de hoy: No hay temor en el amor; el amor maduro expulsa el temor. Y la razón: porque el temor mira al castigo. Y cuando conocemos a un Dios que se ha volcado en amor a su criatura humana, no ha lugar a ese temor porque no hay razón para pensar en el castigo, sino estimularse a vivir una fidelidad: a permanecer en Dios y que Dios permanezca en nosotros. Y eso nos dé plena confianza en el día del juicio.
          En evangelio (Mc 6, 45-52) tenemos un caso concreto de que no debe haber temor. Ante el pánico de aquellos apóstoles, creyendo ver un fantasma, la palabra de Jesús es: Ánimo, NO TEMÁIS, soy Yo. Y amaina el viento y la mar queda en calma. Un gran símbolo de lo que es tener a Dios presente.

RELATOS DE NAVIDAD
          Los magos levantaron el campamento y tomaron otro camino para evitar el regreso por Jerusalén. Aquella nueva noche dormían plácidamente José María y el Niño, relamiéndose aun de la sorpresa tan inesperada que habían vivido. Pero en sus sueños (José siempre se encontró con las brumas del sueño que se hace elocuente en su interior), escuchó la voz del ángel que le decía: José: toma al Niño y a su madre y huye a Egipto y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes busca al Niño para matarlo.
          En efecto, Herodes no había podido soportar que los magos lo hubieran burlado yéndose a sus tierras sin darle noticia de aquel “peligroso” niño, “rey de los judíos recién nacido” y, por tanto, amenaza para su trono y su dominio. Y como propio de tiranos, resuelve por la tremenda. Como lo averiguado de los magos era que la estrella había sido divisada poco menos que hacía dos años, Herodes aseguraría la muerte de ese ·rey” matando matar a todos los niños de Belén que tuvieran de dos años para abajo. En ese saco caería el “recién nacido rey de los judíos”.
          Pero era inútil contender con Dios. Y Dios salvaría a ese Niño avisando a José para que huyeran a Egipto, lejos de los dominios de Herodes. Y dice el evangelio que José secundó miméticamente las palabras del oráculo recibido, y las realizó de inmediato: De noche tomó al niño y a su madre y huyó a Egipto.
          Dramatizando el hecho podemos imaginar a José que se despierta soliviantado: ¿es un sueño o ha sido una realidad? No era la primera vez que le ocurría un aviso así. Y ve claramente que es un aviso del Cielo. Se levanta y adereza, y llama a María: “María, sal un momento”. Y ya en pie los dos, José comunica el recado a María. Deben ponerse en planta cuanto antes y, mientras el niño duerme, recogen lo imprescindible. Mientras Maria prepara algunas cosas, José recoge la mula, y todo con el mayor sigilo. Monta José los bártulos en el animal, mientras María arropa al Niño y lo toma en sus brazos. José le ayuda a subir a la grupa, y salen por el camino más corto para evitar ser advertidos y enfilan la salida hacia las afueras. Había que poner distancia y aquella noche no duermen si se detienen ganando terreno para salir de los límites de Judea y dominios de Herodes.
          María lleva al Niño muy apretado en su pecho con el instinto maternal de defenderlo. José camina por aquellos senderos llevando las bridas de la mula, hasta que a varias horas de camino deciden acampar para poder descansar y destensar el temor acumulado. Llevan ventaja pero no están aún seguros. Dormirán un poco en algún lugar más disimulado y recoleto apartados del camino y guarecidos del relente y el frío de la noche.

          Les despertaron los rayos del sol naciente. Habían podido conciliar el sueño, tras el agotamiento de las horas anteriores, y ahora tocaba volver a emprender la marcha hasta cruzar la frontera y quedar a buen seguro de los dominios del rey. Aunque sin tenerlas todas consigo, ya caminaban más serenos. Y hasta pudieron ahora pararse a pensar qué había motivado aquello. Porque no pueden ni hacerse a la idea de que Herodes intervenga en contra de ese Niño, que ni siquiera conoce ni sabe de él. Ahora pueden empezar a atar cabos y comprender que aquellos magos habían despertado mucha admiración, y que por ahí podía venir esta novedad que están viviendo.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:30 a. m.

    CATECISMO DE LA iglesia CATÒLICA ( continuación)

    ´LA DIGNIDAD DEL HOMBRE.
    "Y creò Dios al hombre a su imagen,a imagen de Dios lo creò".(Gen 1,27).
    Todo ser humano tiene desde el primer momento en el seno materno una dignidad inviolable, porque Dios, desde toda la eternidad, lo ha querido,amado,creado, y lo ha destinado a la salvación y a la bienaventuranza eterna.
    Si la dignidad humana tuviera su origen únicamente en los éxitos y realizaciones que llevan a cabo los hombres, entonces los débiles, enfermos e indefensos carecerìan de dignidad. Los cristianos creemos que la "dignidad humana"viene en primer tèrmino de la "dignidad de Dios"`
    Èl mira a cada hombre y lo ama como si fuera la única criatura sobre la tierra.Y dado que Dios ha fijado su mirada hasta en el màs pequeño de los seres humanos,èste posee una "dignidad infinita" que no puede ser dstruida por los hombres.
    Pero cuando Dios desaparece, el hombre no llega a ser màs grande; al contrario, pierde la "dignidad divina", pierde el esplendor de Dios en su rostro. Al final se convierte sòlo en el producto de una evolución ciega del que se puede usar y abusar.Eso es precisamente lo que ha confirmado la experiencia de nuestra época. (Benedicto XVI)

    Continuarà

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  2. ¡ Ánimo, no temáis, soy yo!A veces también nosotros tenemos pánico y nos cuesta obedecer y ser fieles al Evangelio. Tenemos que subir más"al monte a orar"Es necesario que la oración nos alimente nuestra fe personal y eclesial y haga avanzar la barca de la Iglesia aunque el viento sea contrario.Conducida por el Espíritu Santo, ninguna fuerza la hará zozobrar. No nos asustemos por ver a Jesús, creamos en Él y en su proyecto, busquemos a Jesús,¡tengamos familiaridad respetuosa con Jesús!

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