domingo, 17 de enero de 2016

17 enero: El primer SIGNO

Liturgia del 2º domingo del T.O.
          Una larga tradición ha entendido que Epifanía se desdoblaba a través de varios domingos. En la fiesta de la Epifanía se manifestaba Jesús a los paganos (los magos), en el bautismo se hacía la manifestación a los judíos (“éste es mi Hijo amado”), y hoy –en Caná- se hacía la manifestación a sus discípulos (viendo el “signo”, “sus discípulos creyeron el él”), y por tanto al mundo entero.
          Sin embargo el momento presente deja la manifestación para el día de Epifanía, y luego arranca con la vida pública de Jesús, que comienza con su bautismo en el Jordán. Y a partir de ahí los Domingos “verdes” (domingos DEL TIEMPO ORDINARIO) nos irán desgranando la figura de Jesús y su obra. Hoy entraríamos en el primer SIGNO de su vida pública: las bodas de Caná. (Jn 2, 1-12)
          Ya es curioso que el propio evangelista no le llama “milagro” a esa conversión del agua en vino, sino que le llama: SIGNO. Porque conociendo la manera del 4º evangelio, de Juan, hay mucho más de signo que de hechos que tengan el valor de lo que se ve a primera vista.
          Aquí acude Jesús invitado a una boda, en la que ya estaba María, su madre. En medio de los días de la celebración falta el vino, y María se lo dice as u Hijo. Y Jesús manda llenar de agua unas tinajas de piedra. A partir de ahí se desarrolla el SIGNO. El agua es insípida. El agua refleja el mundo religioso hasta aquel momento, una religión basada en mandatos, leyes, prohibiciones…, un mundo que vive una relación muy externa con Dios. Un mundo que Ezequiel define como corazón de piedra (como las tinajas) porque no vive con Dios una relación de amor.
          Jesucristo viene a cambiar el agua insípida por un vino nuevo y mejor que todo lo anterior, hasta el punto de llamar la atención del mismo encargado de que todo marche bien. La persona de Jesús constituye ya una religión diferente porque establece una manera cordial de relacionarse la criatura con su Dios. De hecho la palabra de María a los sirvientes es de orden relación personal: haced lo que él diga. La religión pasa a ser de mandatos a diálogo amoroso en que Jesús va diciendo –no imponiendo- y la persona se deja llevar del amor con que Jesús va indicando lo que hay que hacer. Y el resultado es gozoso y todos quedan satisfechos y admirados.
          La 1ª lectura nos ofrece la palabra del profeta Isaías (62, 1-5) que también nos habla ya de AMOR: Por amor de Sión no callaré. Y lo que anuncia de parte de Dios es la salvación que tiene que lucir como antorcha. El pueblo de Dios que se mantiene en esa línea amorosa será un pueblo no abandonado, no devastado, sino favorito, desposado, porque el gozo del marido con la esposa es el que tiene Dios con esos fieles. Cuando es Dios quien trasmite a través del profeta, también está presentando su relación con la criatura como una relación de amor. ¡Es que eso es el núcleo de la verdadera religión!
          La 2ª lectura, aunque de suyo independiente del mensaje central, encaja muy bien en el tema: Dios enriquece a sus fieles con la Gracia, y dentro de sus gracias, multiplica los carismas, que son particulares dones que Dios concede a personas determinadas para que su acción repercuta en el bien común. No son dones que pudiéramos decir de “uso privado” (personal), sino para extenderlos en una acción común para beneficio del conjunto. Todo lo cual nos reafirma en la novedad cristiana que no va por línea de mandatos y leyes sino por acciones de la gracia de Dios.

          Hoy nos encontramos en la Eucaristía con el SIGNO superior del vino convertido en la Sangre de Jesús. Un signo para que creamos en Jesús, con esa fe que no mira “desde fuera” y “cree que Jesus es bueno”, sino en la fe que nos toca dentro y nos hace actuar de otra manera. Una fe que se proyecta y cambia la vida de la persona, y tiene la fuerza de abrirse al bien más común, por el que las bondades que uno puede tener han de estar abiertas al servicio de los otros. No cabe aquello que se nos acusa con frecuencia de “muchas Misas y luego mal corazón”, porque haber participado del VINO NUEVO en la Eucaristía, nos lleva a hacer lo que Él nos diga…, a vivir una religión que habla filialmente con Dios, y hace el bien porque le sale así del alma, como respuesta al amor que recibe de Dios. ESA ES LA VERDADERA RELIGIÓN.

3 comentarios:

  1. Imbuidos por la misericordia de Dios, sintamos nuestra relación con Él como respuesta de amor.

    - Para que nuestro corazón descubra y profundice en una relación de amor con Dios, Roguemos al S.

    - Para que más allá de mandatos, sintamos a un Dios amoroso que nos dice lo que tenemos que hacer para vivir nuestra fe, Roguemos al Señor.

    - Para que podamos superar la idea de “cumplir obligaciones” religiosas por la de vivir el amor que Dios nos tiene, Roguemos al Señor.

    - Para que pongamos nuestras cualidades – que las tenemos- al servicio del bien común, Roguemos al Señor.

    - Para que la Iglesia y sus ministros nos trasmitan el amor de Dios por delante de todo lo demás, Roguemos al Señor.


    Por mediación de María, la MUJER fiel, sepamos descubrir lo que nos falta, y pongamos el remedio acudiendo a Jesús.
    Así lo pedimos a Dios, nuestro Padre, por Jesucristo N. S.

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    1. TE ROGAMOS,¡OYENOS!

      El Evangelio de hoy es como la presentación del Señor, Jesús, en sociedad:Adoración de los magos, bautismo en el Jordán y las Bodas de Caná

      La conversión del agua en vino no es que fuera una necesidad de vida o muerte; en Caná cuenta más el bien que se hace a Sí mismo, por lo que el milagro dice de sí mismo, que el bien que hace a los demás...

      Jesús es el novio que llega para desposarse con la Humanidad; es la culminación de aquel amor que tiene su origen en la creación del mundo, cuando Dios hizo al hombre a su imagen y estuvo muy contento porque vio que todo lo que había hecho era muy bueno.

      Entonces no había llegado la hora de Jesús. Es ahora, en la Eucaristía, cuando probamos el mejor vino: su propia Sangre derramada en la Cruz por amor a los hombres. Por esta unión con Jesús, ya en la tierra participamos de estas nupcias divinas. El Espíritu nos transforma con sus dones y saca lo mejor de nosotros en una variedad que enriquece la comunión.

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  2. Ana Ciudad9:24 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    EXISTE EL BIEN SIN EL MAL,PERO NO HAY NADA MALO SIN ALGO BUENO.

    LAS PASIONES:-Las pasiones o sentimientos designan las emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a obrar o a no obrar en razón de lo que es sentido o imginado como bueno o como malo.
    Las "pasiones" existen para que, por medio de emciones fuertes y percepciones claras de lo justo seamos atraídos hacia el bien y rechacemos el mal.Dios ha hecho al hombre de tal modo que pueda amar y odiar, desear algo o despreciarlo, ser atraído por algunas cosas y tener miedo ante otras, que estè lleno de alegría, de tristeza o de ira. En el fondo de su corazón el hombre siempre ama el bien y odia el mal, o lo que considera como tal

    ¿Es pecador el que experimenta en sì mismo pasiones fuertes?
    NO, las "pasiones" pueden ser muy valiosas. Sòlo por una mala orientación,las pasiones que están para la realización del bien, se convierten en colaboradoras del mal.
    Las pasiones que se orientan al bien se conviertan en "virtudes" por medio del discernimiento de la razón. Son entonces las propulsoras de una vida de lucha en pro del amor y la justicia.Las pasiones que dominan al hombre, oscureciendo la luz de la razón, y le privan de su libertad y le empujan al mal se llaman "vicios"
    "La virtud es lo que se hace con pasión; el "vicio" es aquello que no se puede dejar de hacer a causa de la pasión"(San Agustín)

    Continuarà

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