domingo, 10 de enero de 2016

10 enero: Fiesta del bautismo de Jesús

Liturgia
          La vida de Jesús como el Mesías y Salvador tiene su punto decisivo en el momento de su bautismo. Lo de menos es que fuera Jesús a hacerse bautizar por Juan en el Jordán. Lo importante es que en ese instante viene sobre él el Espíritu Santo y que en ese momento se realiza la transformación de Jesús, el hombre de Nazaret, el hijo de María, en el Mesías enviado por Dios y conducido por el Espíritu de Dios. Jesús, que dijo a Nicodemo que la importante era nacer del agua y del Espíritu…, tiene en este instante de su bautismo en el Jordán el momento de su nuevo y definitivo nacimiento y su entrada en la misión para la que ha sido puesto en la existencia: Juan lo define como el que bautiza en Espíritu Santo y fuego.
          Si observamos el evangelio de hoy, de San Lucas (3, 15-16. 21-22) , apenas narra el hecho del bautismo, al que cita de paso. Lo que sí recalca es la manifestación de Dios, que –por su Espíritu- se posa sobre Jesús, y con su Palabra declara que Jesús es el hijo amado, predilecto. Aquel hombre que ha venido al Jordán es el Mesías que Dios se elige. Aquel hombre que se presenta ante el Bautista para ser bautizado, es mucho más que Juan –que bautiza en agua con un rito simbólico-, porque en realidad Jesús va a bautizar en Espíritu Santo y fuego.
          La 1ª lectura lo anunciaba como ese siervo de Dios a quien Dios sostiene, su elegido a quien prefiere, sobre el que pone su Espíritu para que traiga el derecho a las naciones. Y será un enviado de Dios que llevará las características de Dios pacífico: No gritará, no voceará, no romperá la caña que ya está rajada ni apagará el pabilo que está a punto de extinguirse. Por el contrario, será quien promueva lo que es recto…: y los ojos de los ciegos verán, y los cautivos serán liberados de su prisión… La elección de este texto para esta fiesta está mostrando que el momento del bautismo es el momento de la vocación mesiánica de Jesucristo, el punto de partida de una obra nueva que Dios realiza en la tierra, y que ya va a ser momento nuevo en la historia de la humanidad.
          Momento que está marcado por la acción del Espíritu de Dios y que es lo que está recalcado por los 4 evangelistas, y que recoge expresamente la 2ª lectura: ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Y consecuencia de ello podrá continuar San Pedro que “pasó el mundo haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
          De ahí que la referencia a nuestro bautismo, en el que hemos sido ungidos por el mismo Espíritu Santo, sea una referencia que cae de su peso. Bautizados por Cristo con Espíritu Santo y fuego, nuestro bautismo ya no es sólo un rito exterior simbólico sino una acción sacramental sagrada, en la que el agua está tocada y removida por ese Espíritu Santo que nos marca a fuego de manera que el bautizado será bautizado para siempre, como marca a fuego que ha recibido en ese momento.

          Y con esa vocación intrínseca que nos ha transformado y nos ha hecho nacer de nuevo, participamos de la Eucaristía y somos miembros activos y actores de ese inmenso momento de la redención que es el Sacrificio de Jesús…, sacrificio mío y vuestro (que dice el Celebrante) por el que recuerda a los fieles que ni son ellos meros receptores pasivos de una “misa que ‘da’ el sacerdote”, ni meros oyentes de otro que “dice Misa”. Los fieles, por estar bautizados, ofrecen ellos mismos ese sacrificio de Jesús, estrechamente unidos a Jesús mismo que es quien ofrece. Los fieles tendrán como su “materia” del ofrecimiento que hacen, el pequeño o gran obsequio de su propia vida, de sus obras, de sus sufrimientos y de sus alegrías. Serán sacerdotes de la vida real, que van “consagrando” lo que hacen y lo que viven, y lo van ofreciendo a Dios en el momento de la celebración eucarística.

3 comentarios:

  1. Ana Ciudad9:42 a. m.

    CATECISMO DE LA IGLESIA CATÒLICA (Continuación)

    LA FELICIDAD DEL HOMBRE.-Dios ha puesto en nuestro corazón un deseo tan infinito de felicidad que nada ni nadie lo puede saciar, SÔLO DIOS MISMO. Todas las satisfacciones terrenas nos dan únicamente un anticipo de la felicidad eterna.
    Somos felices confiando en las palabras de Jesús en las bienaventuranzas. El Evangelio es una promesa de felicidad para todas las personas que quieren recorrer los caminos de Dios. Especialmente en las bienaventuranzas (Mt 5,3,12)
    Jesús nos ha dicho concretamente que contaremos con una BENDICIÔN infinita si seguimos si seguimos su estilo de vida y buscamos la paz con un corazón limpio.
    Las bienaventuranas dibujan el rostro de Cristo y describen su caridad; iluminan las acciones y la actitudes de la vida cristiana; son promesas que sostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian bendiciones y las recompensas a los que las practican y expresan la vocación de los fieles asociados a la gloria de su Pasión y de su Resurrección.

    Continuarà

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  2. Ana Ciudad10:33 a. m.

    ¿QUÈ DICEN LAS BIENAVENTURANZAS?

    _Bienaventurados los pobres en el espíritu,
    porque de ellos es el reino de los cielos.

    -Bienaventurados los mansos,
    porque ellos heredaràn la tierra.

    -Bienaventurados los que lloran,
    porque ellos serán consolados.

    -Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
    porque ellos quedaràn saciados.

    -Bienaventuradaos los misericordiosos,
    porque ellos alcanzaràn misericordia.

    -Bienaventurados los limpios de corazón,
    porque ellos verán a Dios.

    -Bienaventurados los que trabajan por la paz,
    porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    -Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
    porque de ellos es el reino de los cielos.

    -Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

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  3. Todo el pueblo se hacía bautizar, y Jesús también quiso ser bautizado, quiso identificarse con el pueblo haciéndose solidario con el bautismo del agua, a fin de que también el pueblo pueda participar de su Bautismo en el Espíritu Santo.

    Y, tan pronto como se identifica con el pueblo, se manifiesta su identidad más profunda, su verdadera relación con el Padre: "Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto".

    En Jesús, Dios se revela plenamente y definitivamente a los hombres. Y, a través de Jesús ya podemos percibir la manera de ser de Dios. Un Dios paciente y cuidadoso, que no quiebra la caña cascada, un Dios firme en la defensa del derecho, un Dios que busca al hombre, que establece un diálogo amoroso con sus criaturas, un Dios que ilumina y libera , un Dios todo AMOR queconsuela y perdona.

    Todos tenemos una imagen mental de Dios que la hemos ido formando en nosotros desde la niñez. A veces esta imagen está deformada, no es lo suficiente cristiana y Dios, Bondad infinita, ha querido manifestarse a la Humanidad en la persona de Jesús.Ahora sí que ya lo sabemos todo de Dios, su Palabra ya nos lo ha dicho todo: Dios nos ama con un Amor infinito y es nuestro Padre.

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