lunes, 4 de enero de 2016

4 enero: El que es de Dios, no peca

LITURGIA
                San Juan (1ª, 3, 7-10) define muy claramente la situación del hombre justo y la del pecador. Justo es quien obra la justicia, el bien, rectamente, de acuerdo con los mandatos de Dios. Quien comete pecado es del diablo, pues el diablo peca desde el principio. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque la semilla de Dios permanece en él y no puede pecar porque ha nacido de Dios. En esto se conocen los hijos de Dios y los hijos del diablo.
                Son afirmaciones de la Sagrada Escritura y –a la vez- parecen contradecirse con la realidad, o no reflejar una realidad exacta. Quiere decir que hay que analizar y encontrar el meollo de esas afirmaciones.
                San Juan debe tener ante su pensamiento el pecado que es de muerte y el pecado que no es de muerte. Pecado no de muerte es el pecado de la vida diaria, aun cuando tenga –en ocasiones- su gravedad porque es “menos diario”. Pero la persona que lo comete ha caído bajo su propia debilidad, bajo la fuerte tentación, ante un determinado escándalo. Se sabe en pecado y busca entonces el perdón de Dios por la Penitencia Sacramental. Ese pecado NO ES de muerte. Aunque la moral lo intitule “pecado mortal”, en realidad no ha matado la relación del alma con Dios. Ha cometido una mala acción y sus efectos podrían ser mortales. Pero en cuanto que hay un inmediato recurso al Sacramento de la Penitencia, ese tal pecado no mata.
                Quiere decir que el JUSTO no deja de serlo esencialmente porque haya tenido una caída, aun grave. Pero en su corazón hay JUSTICIA, hay arrepentimiento, hay dolor por el pecado, hay búsqueda de solución. No es pecado de muerte. Se podrá reconocer a sí mismo como hijo de Dios, pese a esa acción que desagradó al Corazón de Dios y transgredió su voluntad. Pero no se ha enquistado el mal. No hay POSTURA de pecado, aunque haya habido una acción pecaminosa.
                El PECADO DE MUERTE es el pecado de quien queda anclado en su postura INJUSTA, mala, destructiva de sus mejores valores humanos, y contraria a las enseñanzas del Evangelio. Un pecado que, como el pecado del diablo, no tiene vuelta atrás. Aunque en el hombre –que está en sus facultades de hombre –y por tanto, libre-, siempre es posible la vuelta atrás. El PECADO DE MUERTE es situarse en esa PORTURA de pecado y no quererse salir de él. Jesús lo llamó pecado contra el Espíritu Santo, que no tiene perdón. Es un pecado posible, y si miramos al mundo de hoy, casi que podemos señalarlo con el dedo en esa situación abiertamente contraria a todo valor cristiano. Pero es evidente que no es el pecado de la vida diaria, del cristiano normal.
                De ahí que San Juan pueda afirmar abiertamente: Hijos míos, que nadie os engañe. Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque el germen de Dios permanece en Él. Por tanto sería un engaño, dice San Juan, considerar que el hecho de cometer pecado ya nos constituye en hijos del diablo. NO. El germen de Dios sigue en el que ha pecado, y ese germen de Dios le impulsa a buscar de nuevo a Dios. Y Dios actúa con su misericordia, siendo el Padre que siempre acoge al hijo y nunca se cansa. En cada hombre Dios ve su propio reflejo, su “parecido” porque el germen suyo está en toda criatura que no le rechaza y que acaba buscando LA JUSTICIA (la bondad de su alma). El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. De ahí esa otra afirmación –de San Pedro- que ve al diablo como león rugiente que busca devorar…, pero atado. Ruge, pero no puede morder sino al que,  inconsciente y necio- se le mete en las fauces.
                Creo que es otra vez la ocasión de insistir en el Sacramento de la Penitencia. Y de insistir en que debe llevarse con frecuencia. Y que debe prepararse con examen de conciencia (y no a “lo topete” del que se acerca sin más porque ve libre al confesor). Y siquiera de vez en cuando hacer un repaso de conciencia con un esquema examen, que nos recuerde y nos haga conscientes de que no se resuelve la confesión con decir lo que se le viene  a uno a la mente en ese momento. La única manera de que no quede en mera “confesión” (=declaración de lo ocurrido) es prepararse bien y buscar un aspecto concreto en el que se quiere poner un planteamiento para adelante, porque el Sacramento de la Penitencia no es la mera mirada atrás, sino plantearse: y mañana, ¿qué? Porque lo importante no es ya lo que ha ocurrido sino lo que debe ser en adelante…, cómo poner en eficacia el germen de Dios

                El Evangelio conocidísimo es de Juan 1, 35-42: los primeros seguidores de Jesús. Por lo pronto, Andrés y su hermano Simón. De ellos nos consta por el propio evangelio. Andrés era uno de los dos que oyeron al Bautista. ¿Y quién es el otro? Para mí que el evangelista no usa la humildad de garabato de no nombrarse se a sí mismo en todo su evangelio. Yo le doy a San Juan mucha mayor profundidad que todo eso, sabiendo, además, el fondo de la construcción de su evangelio. De ahí que me resulte mucho más rico y sugerente que tuvo siempre delante una comunidad de cristianos de finales del siglo I, a los que quiere hacer partícipes directos, personales, de estos episodios- Y quien dice de aquellos, puede trasladarse a nosotros, Y entonces Andrés está acompañado por “otro discípulo” al que damos nombre tú y yo. Seremos los discípulos amados con nuestro nombre propio.

2 comentarios:

  1. Ana Ciudad10:51 a. m.

    oTRAS CELEBRACIONES LITÙRGICAS.

    lOS SACRAMENTALES.-la Santa Madre Iglesia instituyò,los sacramentales. Estos son signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos , se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia.
    Dicho de otra forma: los sacramentales son signos sagrados o acciones sagradas, por las que se confiere una bendición.
    Ejemplos tìpicos de sacramentales son la imposición de la ceniza el miércoles de ceniza, el lavatorio de los pies, el uso del agua bendita, la bendición de la mesa , las palmas del Domingo de Ramos, la bendición de diferentes objetos, las procesiones, el exorcismo y el rito de la profesión en una congregación religiosa.
    ¿QUE SON SON LAS RELIQUIAS?.-Son restos de los cuerpos de santos, así como ogjetos que usaron los santos a lo largo de su vida.
    ¿SE PUESDEN VENERAR LAS RELIQUIAS?.-La veneración de las reliquias es una necesidad humana, para mostrar respeto y honor a personas veneradas. La v eneraciòn de reliquias es correcta cuando se alaba la acción de Dios en personas qaue se han entregado totalmente a Èl.

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  2. ¡Hemos encontrado al Mesías! "Este es el Cordero de Dios"; les dice Juan, y siguieron a Jesús...Andrés, el hermano de Simón, era uno de los discípulos que estaba con Juan que, como buen Apóstol, informa, acompaña, indica a sus discípulos a quién deben seguir en adelante. Invita, no coacciona; evangeliza por contagio personal: es la actitud de Jesús, que la irá repitiendo con todas las personas que va a ir encontrando a lo largo de su camino, ( "si quieres"). Acto seguido, quién ha conocido a Jesús y ha sido evangelizado por Él, se convierte en un evangelizador que acompaña a otros al emcuentro con el Maestro para comunicarles la alegría de ser sus discípulos.

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