miércoles, 8 de agosto de 2012

Un día para gustar


Para saltar de gozo
             No sé si es un dicho más común, pero yo he escuchado desde niño l dicho: “se me alegran la pajarillas” para expresar un alegría que bulle desde el fondo y recorre todo el ser.  Y hoy me pasa eso a mí al leer la Lectura del Antiguo Testamento y encuentro en ella una narración que podría firmarla Jesús mismo en cualquiera de sus discursos o intervenciones.  Al fin y al cabo es el mismo Dios en uno y otro caso, aunque los escritores de cada tiempo expresasen de formas diversas. Pero es que hoy ni son diversas. El “Oráculo del Señor” que recibe Jeremías es de una belleza sublime para expresar el Corazón de Dios.  Dios hace una proclama de amor para todo el pueblo, SU PUEBLO. Un pueblo que halló gracia en el desierto”, pueblo escapado de la espada, que camina hacia su descanso.  El Señor se le apareció de lejos…, con amor interno lo amó, y prolongó así su misericordia.  Israel es llamada doncella de Israel, que se adorna con sus joyas y canta con panderos a bailar… ¡Gritad de alegría, regocijaos por el amor!  El Señor ha salvado a su pueblo.
             Toda una belleza. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.  Que si ya es bella la frase para nosotros, en Israel era toda una suprema expresión de delicadeza y amor.
             Y “topamos” con un Evangelio que leído “al pie de la letra” suena mal y sienta mal.  Y sin embargo está retomando la figura del Pastor, enviado a las ovejas descarriabas de Israel.  Esa es la misión mesiánica, la recibida por Jesús. La que Él lleva a cabo con toda fidelidad.  El día que se presenta ”una oveja que no es de ese rebaño”, Jesús puede que se deshiciera por dentro en sus sentimientos, pero lo que no se ve es llamado por Dios a “salir de sus fronteras” el Pueblo de Dios.  Digamos con expresión muy humana que “hubiera preferido que se lo tragara la tierra” en ese momento, antes que parecer abandonar a su suerte a aquella mujer pagana.  Pero Dios es ese que ha descrito Jeremías, y es el que se vale “del desierto”, de lo inexplicable, de lo aparentemente contradictorio, de lo humano, para acabar manifestando el misterio de su voluntad.  Eso que el mismo Jesús llamó signos de los tiempos”, que es el conocimiento de la voluntad de Dios que nos llega desde los más inverosímiles hechos o personas humanos.  Y aquí fue la mujer cananea la que sirvió de “signo de Dios”.  Cuando aquella mujer destrozada, que ve perder su oportunidad porque Jesús no le atiende, se planta delante de Jesús, le corta el paso, y grita desgarradamente: “Señor socórreme” (como lo expresa otro evangelista), Jesús halló que Dios hablaba por boca de la mujer pagana, y que al pan de los hijos no era sólo para aquellos hijos de Israel, sino que todos era hijos de Dios, todos eran ovejas del rebaño de Dios, y todos estaban en la mente de Dios para volcarse en el amor misericordioso hacia ellos. Parece resonarnos Jeremías y el grito de alegría, y el pueblo amplio de Dios que es salvado de la espada, y que Dios adorna con joyas al mundo entero y que no hay para él judíos y gentiles, sino una sola fe, un solo Dios y Padre…  Y Jesús siente su alma henchida de alegría y regocijada en el amor cuando acaba mirando a la mujer aquella y le dice –rendido a la voz de Dios que así se ha manifestado-: Mujer, que se haga conforme a tu fe.
             Y es que es ahí donde está el gran secreto también de nuestro mundo de hoy.  No está actuando Jesús porque “conforme a la falta de fe” y rechazo de esa fe, Cristo no puede actuar a sus anchas… Los “signos de este tiempo” van en fuerza centrífuga apartándose de esa fe que debería dejar obrar a Dios.  Y en aras de una fe –que todavía debemos conservar los que creemos (conservar y aumentar)- hemos de hacer el nido donde aun pueda este mundo de hoy anidar su propia fe.  Quizás como del mínimo tamaño del grano de mostaza, pero capaz de desarrollarse y crear espacios donde pueda prender esa fe mínima.. T desde ahí pedir humildemente  Creo, Señor, pero aumenta mi fe”.


             Hoy celebra la Iglesia a un Santo Fundador, Santo Domingo de Guzmán, de tanta gloria de Dios y de la Iglesia, a la que ha dejado germen de tantas familias religiosas que se agrupan bajo el nombre de este gran Fundador.  Un santo que dejó también tantos santos y santas de gran envergadura, que llenan días y días del santoral.  Y un arsenal de doctrina como la de un Santo Tomás de Aquino y tantos otros, que ha sido pozo donde beben y beberán todas la generaciones que vinieron detrás de su ingente Suma Teológica.

             Tengo el propósito de poner COMENTARIOS sobre puntos concretos que considero de mucho interés

3 comentarios:

  1. En el desierto te amé. M. Cantero12:55 p. m.

    EL DESIERTO
    Palabra con doble contenido. El “desierto” por el que camina el Pueblo salido de Egipto, y que precisamente en su indigencia total es donde se encuentra con más continuas y prodigiosas maravillas de Dios. También, donde la ridícula perspectiva humana se vuelve en protesta, como el niño sin el juguete.
    “En el desierto halló gracia el pueblo escapado de la espada”. Va mucho más allá que un desierto de arena y sol. Para las almas espirituales EL DESIERTO es una preciosa oportunidad de encontrarse con Dios y de que Dios lo encuentre a uno. Partiendo de esa situación de indigencia, y –juntamente- de soledad en la que sólo se encuentran el alma y Dios, realmente se convierte en lugar de gracia, de descanso, de descubrimiento de Dios que, si bien lo vislumbra uno “de lejos”, juntamente experimenta la cercanía. Es el misterio doble del Dios infinito/transcendente y el Dios acompañando y protegiendo como un pastor a su rebaño, una madre a su hijo pequeñito, un labrador a su viña (símbolo de prosperidad en aquella cultura). Ahí, EN EL DESIERTO, Dios prolonga su misericordia, porque se hace mucho más presente y actúa mucho más en el fondo del alma de la persona.

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  2. Amor eterno. M. Cantero12:57 p. m.

    CON AMOR ETERNO TE AMÉ
    Otra realidad que expresa el texto de Jeremías y que se introduce en la misma expresión de San Pablo: “me eligió antes de la creación del mundo”. No estoy yo en el mundo como “un accidente casual”. Desde la eternidad ya había fijado Dios sus ojos en este que yo soy. Precisamente por eso prolonga su misericordia…, porque no puede dejar de amar lo que una vez eligió y amó. “Todavía te reconstruiré”. Y a Israel…, el “adúltero”, el que es imagen de “prostituta”, que había traicionado a su Dios, su Esposo, mancillándose con su pecado de infiel, todavía encuentra la dulce expresión de su Dios: “Doncella de Israel; todavía te adornarás”. Me evoca este texto a aquella escena del Cantar de los Cantares en la que los enamorados “juegan” a esconderse, perseguirse, encontrarse con una fruición inaudita y querer ya dejar grabados a fuego el nombre del amado/a. ”Téngole y no le soltaré” Es el retrato más bonito de Dios con nosotros…, su amor eterno…, el momento de que ese amor se realiza, y no se puede ya romper.

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  3. Anónimo5:04 p. m.

    Sí, los textos de hoy son "para saltar de gozo"... (y los comentarios también...)EL DESIERTO, evoca calor, polvo, silencio, NADA...Pero también, una NOCHE, llena de ESTRELLAS... unos amaneceres increíbles, una "música callada"..."una SOLEDAD sonora"...y en medio de ese SILENCIO...sentirse acompañado durante TODA LA VIDA de JESÚS, AQUEL QUE NOS AMÓ, "CON UN AMOR ETERNO".

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