sábado, 11 de agosto de 2012

Habacuc


UN BOSQUEJO
                Reconozco que Habacuc no lo pone fácil, porque no se ve la línea divisoria entre lo que son sus palabras y las que vienen de Dios.  Y no obstante creo que puede espigarse en el conjunto lo que es básico y fundamental en esta 1ª lectura.  Comienza el profeta haciendo una profesión de su fe en el Señor que desde antiguo es mi santo ios que no muere.  Y emplea una expresión definitiva, de enorme resonancia bíblica:  lama al Señor: ROCA.  Esa palabra que en su original se traduciría como “El montañoso” o “El montañudo”, es como una síntesis del propio nombre que Dios se dio cuando Moisés le preguntó cómo se llamaba.  Dios respondió: SOY EL QUE SOY…, el QUE ES y no puede dejar de ser.  El inalterable.  Lo cual ya es una clave esencial para muchas expresiones bíblicas en las que los autores sagrados no tienen más remedio que proyectar en Dios sentimientos humanos, porque de alguna manera hay que expresarse. Pero si partimos de DIOS ROCA INALTERABLE, todas esas formas de hablar que describen a un Dios airado, con cólera, amenazante y arrepentido, etc., no son sino formas humanas de expresión, en las que se trata de barruntar qué puede sentir Dios ante las infidelidades, quejas, ofensas, desprecios…  Todo será válido para expresar lo inexpresable, pero deberá siempre quedar como marco que Dios es ROCA, y la roca no se altera.  Por eso el final de esta lectura es base para nuestro entendimiento:  El justo vive de la fe. Y cuando hay fe, siquiera mínima, como el grano mínimo de la mostaza, ya está la persona siendo “justa”, y ya está abriendo el paso a la acción de Dios.  ¿Qué dice Jesús, en el evangelio de hoy, a sus apóstoles, extrañados de no haber podido curar al enfermo epiléptico?  Que fue su poca fe la que cerró el paso a esa intervención de Dios.  Nos recuerda a Jesús que no pudo hacer milagros en Nazaret, porque les faltaba fe en Él.  Y a través de los evangelios, queda patente que Jesús atribuye las curaciones o perdones a la fe de ellos, los que vinieron a suplicarle.
                Vemos al mundo de hoy a la deriva.  Vemos un vivir sin sentido, hambreando las cosas más intranscendentes para tener estímulos para vivir…, el momento presente.  En realidad un mundo que NO VIVE…, que se arrastra, que busca en las cloacas…  Y la luz para comprenderlo la ha dado Habacuc:  porque el injusto tiene el alma hinchada…, y es como un globo que –en cuanto se le pinche- se queda vacío, porque había concebido… viento.  La expresión:  el justo vive de la fe será un leiv motiv en el Nuevo Testamento.  Y es que nos ahogamos si no somos capaces de pedir y buscar esa fe, que –aunque como un grano de mostaza- ya abre brecha para que Dios actúe en nosotros, y para que nosotros actuemos en dirección a Dios.

2 comentarios:

  1. Anónimo10:33 a. m.

    Bueno es que Dios, también tiene sentimientos humanos, pues el mismo Dios es verdaderamente humano a la vez que verdaderamente Dios: hablo de Jesucristo. Me encantan las expresiones tan humanas de la Palabra de Dios. Los autores sagrados, como eh Habacuc no van muy descaminados de la realidad, aún imperfecta, pero cercana y comprensible a la luz del Nuevo Testamento. En cuanto, a como se siente Dios, sólo hay que mirar a Jesucristo para acercarse y conocer, pero también mirando a Habacuc podemos ver como se siente Dios, sin necesidad de imaginar. Por ejemplo Habacuc 2,4. El profeta es el encargado de ponerle voz audible a Dios. ¡Es Palabra de Dios y no de hombre sólo! Doy gracias a Dios, también por Habacuc profeta. ¡Gloria al Señor!

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  2. Anónimo11:47 a. m.

    su meditacion mehacer fraentrar en oracion

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