domingo, 23 de octubre de 2011

Día 23. LA LITURGIA DEL DOMINGO 30-A

Hoy es uno de esos domingos en que, el que va a las Lecturas, tiene ya todo hecho. Lo que se añade, es poco más o menos que no quedarse uno callado. Pero podría hacerlo. Porque el desarrollo es decir lo mismo que ya está dicho.
El pueblo hebreo, con ser tan primitivo, tenía una "legislación social", de mucha más categoría y perfección que las naciones y los imperios cultos de su alrededor. Bien a las claras queda que ese pequeño pueblo era el "Pueblo de Dios", y Dios le inspiraba normas de conducta que sobrepasaban todas las grandes legislaciones. El pueblo hebreo tiene ya una mirada favorable al forastero... ("fuisteis forasteros en Egipto", ya ya podéis comprender que el forastero debe ser atendido y respetado). "No explotarás a las viudas ni a los huérfanos". Cuanto más fácilmente son carne de cañón para los explotadores, tanto más "yo los escucharé cuando gritan a Mí". "Si prestas dinero, nunca sea con usura", y si tomas en prenda el manto del deudor, tienes que "devolverselo a la caída de la tarde, porque es lo único que tiene para cubrirse de noche". Y si él grita a Mí, Yo soy compasivo y lo voy a defender. Me pongo de su parte, por muchas razones jurídicas que tu tengas de la parte tuya... Y así sigue ese capítulo modélico de delicadezas hacia el prójimo. Y que sería exactamente lo que tú querrías que hicieran contigo, si tú estuvieras en sus circunstancias.
Por eso, cuando aquel doctor de la Ley pretende examinar la fe de Jesús para comprobar si Jesús está en la línea de Israel, del Israel de Dios, la pregunta va muy por derecho hacia el nucleo central: "Maestro: ¿cuál es el principal mandamiento de la Ley?" Y Jesús le recita con toda perfección lo que ya sabía cualquier niño judío: "El principal mandamiento es: AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, con toda tu alma, con tdo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero". Y ahí se hubiera dado por satisfacho el doctor de la ley, Pero Jesús siguió con el "segundo, semejante al primero": "Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la ley y los profetas". No sólo el primero. No sólo el segundo. No uno más que el otro o no uno sin el otro.
Debió quedarse el doctor muy callado. Porque Jesús le había dicho perfectamente el "principal mandamiento", pero había ido más lejos de lo que el doctor pretendía.
Hay un tema "subliminar" para muchos de los que leen: "amar al prójimo como a mí mismo". Porque sería también a reflexionar qué amor y qué modo de amor es el que me tengo a mí mismo; que amor me debo tener a mí mismo. Porque sería falso pensar que yo no me debo amar a mí mismo, o que me debo amar poco, o que me debo despreciar, o que me debo considerar vil y abyecto, pecador abominable, persona sin mérito alguno... ¡Ni mucho menos! Debo amarme a mí mismo, estimarme a mí mismo, considerarme en mi verdadero valer. Ni soy rey ni soy plebeyo. Soy el que soy, sé lo que sé, hago lo que hago, sirvo para lo que sirvo. Poerque me amo y debo amarme, procuro evitarme el mal, poner las manos cuando me voy a caer para no romperme las narices; evitar que otro me dañe, defenderme de las injusticias. Valorarme en lo que tengo, e intentar superarme para poder llegar a más, con una sana emulación. "Si San Francisco y Santo Domingo huicieron esto, yo lo tengo que hacer"· (fue la razón de conversión de Ignacio de Loyola). [Olvidad el vicio de la vanidad, que es el vicio de los tontos].
¡Pues tal como yo debo amarme, DEBO AMAR AL PRÓJIMO!
Ahora podremos sacar a la calle el autobús de la fe: "Es seguro que Dios existe. Por eso yo valgo lo que valgo; por eso te respeto a ti que vales lo que vales".
Somalia, hambruna, canpamentos de refugiados, niños de la calle en Brasil, enfermos de malaria o víctimas del Sida, carencia de enseñanza (colegios, profesores), enfermos sin recursos ni atención... ´¡PRÓJIMOS MÍOS DEL MUNDO ENTERO!, claman hoy este "segundo mandamiento SEMEJANTE AL PRIMERO... Sencillamente el DOMUND es un grito desgarrado de esos prójimos a los que debo amar como a mí mismo. Y yo sabré lo que es ese amor, cuando AME A DIOS CON TODO MI CORAZÓN Y TODO MI SER, Y SOBRE TODAS LAS COSAS.

1 comentario:

  1. Si leéis el comentario de Javier, que viene ahí detrás, ya tenéis una manera de comprender lo que he dicho.

    ResponderEliminar

¡GRACIAS POR COMENTAR!