lunes, 24 de octubre de 2011

24 octubre.- EL EVANGELIO DEL DÍA

Perdonad que hoy vaya más retrasado, porque esto de ser "bombero" tiene sus dificultades.

Lc. 13,10-17
Un caso muy típico en los Evangelios. Jesús ante una necesidad. Y precisamnente un sábado y en la sinagoga. Cabría ignorar el caso y seguir el "precepto sabático" (que los fariseos habían llevado la exageración ridícula). Cabe hacerse presente a la situación, porque una mujer, sufre una enfermedad (atribuida muchas veces a un mal espíritu, por no caer dentro de aquellos primitivos conocimientos médicos) y Jesús no se queda al margen del sufrimiento humano. Y la pobre mujer llevaba 18 años con su enfermedad a cuestas.
Por eso Jesús no se detiene más y la llama. No había pensado ella tal eventualidad. Pero Jesús no deja pasar el momento de hacer un bien. Y sin "trabajar" nada (que era lo prohibido en sábado), le dice sencillamente: "Mujer: quedas libre de tu enfermedad". Le impuso las manos, en signo de bendición y trasmisión de obra de Dios (tampoco era "un trabajo") y la mujer se enderezó.
El jefe de la sinagoga no lo llevó a bien. Pensó que aquello profanaba la santidad del sábado. Estaba indignado porque Jesús había curado en sábado, pero en vez de dirigirse a Jesús, se dirigió a la gente con aquella "exhortación de celo santo": "seis días tiene la semana; venid a curaros en esos días y no en sábado".
La verdad que se me vienen a la mente esa cantidad de "costumbres, "preceptos", "minucias rituales" con que tantas veces nosotros justificamos la negativa a un bien, a un acto de caridad, bajo "la perfección" de que hay otros tiempos para solucionarlo. Como el que tiene un dolor de riñones un viernes y le dicen que "vamos a esperar al lunes a ver cómo se desenvuelve", porque "las normas" aconsejan "no romper" el horario fijado. Y como tantas devociones falsas y supersticiosas que imponen cargas "para obtener los favores" de Dios o de los santos. Se me antoja una religiosidad tan falsa que no importa ver la buena obra que se ha hecho, sino que se hizo "fuera de hora", "sin permiso", "porque no se puede abandonar el puesto de trabajo".
Menos mal que Jesús es de otra manera. Y que, obediente al "sábado" que Dios mandó descansar, no se deja engañar por el "sábado fariseo" llevado a lo ridículo. Y como Jesús no se queda en teorías, se dirige directamente al jefe de la sinagoga y le dice: "Vosotros permitis el sábado, desatar al buey o al asno y llevarlos a abrevar. Y a una hija de Abrahán que la enfermedad tenía atada (encorvada) hace 18 años, ¿no le puede soltar aunque sea sábado?"

Lo bueno fue la reacción de la gente, que se alegró de esa manera de pensar y hacer de Jesús, y que los farisos puritanos quedaron abochornados porque el razonamiento de Jesús era indiscutible. [Yo creo que tendríamos mucho que pensar y corregir en este buen estilo que Jesús manifiesta, y que el Evangelio trasmite no para darnos un cuentecito piadoso sino para hacernos sentir con el sentir de Jesús. Como aquella gente que se alegró de la sana libertad de Jesús, frente a la esclavitud "religiosa" que le imponían los preceptos ridículos de sus "jefes"].

7 comentarios:

  1. José Aguilar6:58 p. m.

    Las persecuciones sufridas por Jesús, de las cuales sabía escurrirse como nadie jamás lo supo hacer, me hacen recordar lo que hoy ocurre en el mundo entre los politicos y entre nosotros mismos, auqnue la obra realizada sea necesaria y buena siempre buscan un resquicio para la crítica que puede ser de índole moral, social o religiosa, el único objetivo es devaluar la obra que uno no ha sido capaz de hacer.
    Por eso deberiamos examinarnos a nosotros mismos si nuestra actitud está motivada por envidia o por caridad cristiana cuando no estamos de acuerdo con las acciones que vemos.

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  2. ¡Bien aparecido por estos lares, mi buen amigo Pepe! Aquí estamos, y nos enriqueces.

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  3. ANA MARÍA10:33 p. m.

    En el Evangelio de hoy, me gustaría añadir algo sobre la mujer enferma. JESÚS, al verla, la llamó, le habló: "Mujer, quedas libre de tu enfermedad" y le impuso sus manos... Cuando se puso derecha, se encontró con JESÚS, cara a cara, sus ojos buscaron la mirada de quien la había curado.Por 1ª vez veía esos ojos que la miraban con tanta ternura... Al salir de la Sinagoga,descubrió la belleza del Cielo y del Sol. Por la Noche, se quedó extasiada ante el brillo de la luna y los millones de estrellas que contemplaba.Absorta y pensando en JESÚS... le daba GRACIAS y al CREADOR DE TANTAS MARAVILLAS.

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  4. Anónimo11:35 p. m.

    Pienso que el maestro de la Ley parece que quisiera quitar hierro al milagro que se había
    producido , como si fuera la cosa más corriente
    del mundo ,venid otro día ... es tal la competitibidad del maestro de la Ley que se asemeja a Jesús ;porque él cumple la Ley y aparentemente Jesús no ; como se puede dar la leccioncilla ante semejante milagro o poner la puntilla ;en vez de alabar a Dios .
    Está bien ;la mujer que venga otro día pero como yo no voy a estar ,la curas tú si te parece bien .

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  5. Anónimo12:46 a. m.

    Mi comentario, querido amigo y tocayo es de apoyo y solidaridad a la gran labor que estás desarrollando dentro de tu impecable apostolado.
    Gracias y un abrazo.
    Zaid de Madrid

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  6. Jesús liberta. Los enemigos se avergüenzan. Sus seguidores se alegran.

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  7. Manuel Cantero dijo...
    Al ANÓNIMO DEL DÍA 24.
    Querido Anónimo. Has reflejado perfectamente la posición de tantos y tantos. El Maestro de la Ley "salva su responsabilidad" protestando. Jesús realiza su misión, curando, sin importarle si es sábado (y lo curioso -para quien conoce el sentido verdadero del descanso sabáico- sin transgredirlo ni en una tilde.
    No tenía mucha escapatoria el Doctor, y además la gente disfrutó mientras los puritanos se quedaban avergonzados con su ridiculez.
    Pero como muy bien dices, lo que proponía el leguleyo era lo más cómodo para él: "como yo no voy a estar los otros días, que cualquier enfermo venga otro día que a mí no me comprometa". Y que Jesús venga en esos días y haga lo que le plazca.
    Así ni yo tengo que "cuidar la exactitud de la Ley", ni me estorba que venga quien venga a curarse, ni Jesús me importa un pepino. "Tú curas si te parece bien".

    Lo tremendo es que estas posturas hipócritas puedan seguirse dando, con un "ande yo caliente y ríase la gente". Que cuando estamos en tiempos en que un compromiso cristiano se impone a cualquiera (a la forma que sea), lo que no vale es querer quedarse fuera del problema..., y que salga el sol por donde quiera.

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