domingo, 29 de junio de 2014

29 Junio: LOS PILARES DE LA IGLESIA


Domingo 29:
Procesión del Sagrado Corazón (Málaga)

A las 7'30
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Lunes 30
Presentación del libro del P. Cantero S.I.
TRASPASANDO LA VENTANA
Salón de Actos de los Jesuitas
en C/ Compañía (Málaga).
A las 8 de la tarde.

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SANTOS PEDRO Y PABLO

             Prevalece el la liturgia de hoy la fiesta de los dos apóstoles a la que hubiera correspondido el “domingo”. San Pedro y San Pablo son considerados las columnas o pilares de la Iglesia. Simón Pedro que vio al Señor, que lo trató con toda familiaridad, que fue el discípulo aventajado y elegido especialmente por Jesús. Pablo, que no vio al Señor; no lo conoció físicamente, personalmente, y sin embargo fue el apóstol ardiente que lo predicó y lo llevó al mundo. También a él lo eligió Jesús, aunque tuviera que hacerlo por muy diverso procedimiento.
             A ambos les preguntó Jesús (de diverso modo): Y tú ¿quién dices que soy Yo? Simón respondió con pocas palabras la esencia de todo el Evangelio: Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo. Y Jesús le respondió –por su parte-: Y yo, a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta ROCA edificaré mi Iglesia, y las fuerzas del infierno no le podrán.
             Cuando al cabo de los años, ya ausente Jesús (que ha subido al Cielo), Simón Pedro haya de encontrarse con la persecución y la práctica condena a muerte, las fuerzas infernales –encarnadas en aquello dirigentes judíos- son burladas por “el ángel de Dios”, que hace caer las cadenas y abre las puertas y pone en libertad a Pedro. LA ROCA NO PUEDE SER TRITURADA. La ROCA permanece.
             Han pasado los siglos –muchos siglos-; muchos “pedros” han sido encarcelados y puestos en trance de muerte…, ¡y hasta morir! La Roca sigue inexpugnable.
             Lo que no quita que hoy esté vigente –y mucho- la pregunta aquella de Jesús, pero dirigida a mí: Y tú, quien dices que soy Yo. Quisiera Jesús oír de nuestros labios respuestas tan contundentes como aquella vez escuchó de Simón…  Quisiera Jesús poder decirnos a nosotros: Y yo a mi vez te digo que eso te lo ha revelado mi Padre. Y que TÚ ERES… [Es aquí donde puede surgir una reflexión muy honda. Se me viene a la mente aquellos versos maravillosos: ¿Somos los hombres de hoy aquellos niños de ayer? Porque causa escalofrío comparar la fe a machamartillo de nuestros padres (“aquellos niños de ayer”)…, la defensa de la fe que supieron llevar adelante (aunque a más de uno le costó la vida)… Y comparar con “estos hombres de hoy” que vivimos adormecidos, que nos dejamos enervar por “el agua templada –ni fría ni valiente-, y que casi sentimos a las espaldas aquellas palabras del Apocalipsis: porque no eres frío ni caliente, provocas nauseas… Hoy Jesús también quiere decirnos: TÚ ERES…, y poner detrás un nombre nuevo, un nombre que corresponde al momento presente, en las circunstancias presentes, en la urgencia presente... Pero somos los hombres de hoy aquellos niños de ayer? ¿Las medias tintas “del infierno” no minan cimientos personales que parecían inalterables? Ojalá no sea. Pero no quiero eludir la pregunta, por si acaso.
             A aquel Pedro, ROCA, el Señor le desató las cadenas para que diera testimonio público de Jesús. Nada pudieron con él ni los odios religiosos ni es “pasteleo” político de unos jefes que se dejaban llevar “por el populacho y la demagogia”…: ellos habían decapitado ya a Santiago y como el pueblo pareció gustar del espectáculo, por eso apresan ahora a Pedro. [La “política no ha variado mucho en estos 20 siglos…]
             San Pablo, a punto ya en sus últimos días, hace un balance de su vida, y puede mirar gozosamente su misión cumplida: Yo estoy a punto de ser sacrificado. He corrido bien mi combate; ha mantenido la fe. Me queda que aguardar esa corona que Jesús ha prometido, y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a mi venida.
            
             Nos unimos hoy a San Pedro y a San Pablo, que vivieron y realizaron la misma Eucaristía que nosotros. Lo que hace falta es que esa fuerza eucarística nos una en un mismo modo de hacer: en una confesión de fe como la de Pedro (que llevó hasta las últimas consecuencias); en una exigencia como la de Pablo (que llamó severamente la atención a quienes celebraban la Eucaristía pero no vivían según la Eucaristía).
             Por eso, ante la Eucaristía podemos y debemos recitarnos –en oración reflexiva y escrutadora: ¿somos los cristianos de hoy, aquel Pedro y Pablo de ayer?

2 comentarios:

  1. José Antonio9:29 a. m.

    Hoy que tanto "ídolo" efímero, superficial, vacío.... es referente y modelo de jóvenes y no tan jóvenes, se nos presentan dos modelos de hombres de Dios, con sus negaciones, con sus caídas, con sus debilidades, incluso con "su pasado"... Nada es imposible para los Planes de Dios. Ojalá nos impregnemos de esas actitudes de Pedro y Pablo y sean auténticos referentes en "nuestra carrera hacia la meta".

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  2. Verónica Gutiérrez6:00 p. m.

    Buenas tardes, bueno, este es mi primer comentario como apóstol de oración, para mí es un gran honor y un privilegio tener esa medalla bendecida, porque no es sólo una medalla, es el símbolo de como le llamo yo, del guerrero de cristo, es también una gran responsabilidad de llevar la palabra de Dios , y hacer discípulos suyos desde nuestro entorno y realidad personal y social. En un mundo como el nuestro lleno de corrupción, guerras, luchas de poder, terrorismo, enfermedad..., a diario matan a millones de cristianos, donde Dios estorba , se profanan las iglesias, se incentivan lo abortos, se nos ridiculiza y humilla diariamente, la Iglesia vive su persecución más virulenta y sutil desde los medios de comunicación social, hacemos más falta que nunca para llevar su palabra a todos los confines de la tierra. Dentro de pocas horas, Nuestro Amado y Venerado corazón de Jesús, procesionará por las calles de nuestra ciudad, allí estaremos todos desafiando al calor, y a todo lo que sea menester, con nuestras medallas, cantando y enseñándole al mundo entero, que no sólo no nos avergonzamos de ser cristianos, que no nos importan las humillaciones, sufrimientos, burlas, que nos llamen cavernícolas, y cosas peores, sino que estamos dispuestos a servir a los demás, incluso a los que nos humillan.
    Para mí es un gran honor, aún no nos conocemos mucho, pero sé que seremos como hermanos-as, que con vosotros me sentiré como en mi casa, que os llevaré siempre en el alma, que cualquier malentendido se solucionará con un abrazo y una humilde disculpa.
    En referencia a la lectura de hoy, creo que por mucho que intenten acabar con nuestra fé, jamás lo conseguirán, El Señor funda y edifica su iglesia sobre piedra, en ese momento, Simón pasa a llamarse Pedro= piedra, LAS CADENAS DE HOY, yo las interpreto como las pasiones humanas más bajas, las drogas, el sexo, la promiscuidad, el dinero, etc, como cristianos debemos estar atentos para no ser encadenados, porque con nuestra Fé bien asentada y cimentada nada ni nadie nos apartará jamás de Jesús, porque ÉL nos ama sin medida, nosotros podemos a veces apartarnos de ÉL, pero nada ni nadie le apartará a ÉL DE nosotros.
    1 afectuoso saludo, nos veremos pronto.

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