domingo, 15 de junio de 2014

15 junio: Un Domingo-Síntesis

EL PRÓXIMO JUEVES, 19 de junio
          comienza la NOVENA al Sagrado Corazón
          en MÁLAGA (en su Iglesia titular)
                             7’45, Exposición, Rosario, Preces
                    7’30, SANTA MISA con predicación
                                            a cargo del P. Manuel Cantero S.I.


SANTÍSIMA TRINIDAD
             Al acabarse el año litúrgico –centrado en los misterios de la vida de Jesucristo, la liturgia hace una síntesis de la fe cristiana, estableciendo el DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, que recopila la Historia de la salvación.
             Dios, el único y soberano Dios que conocían los primitivos, que ha creado el universo y al ser humano, anuncia la llegada a la humanidad de un Salvador triunfador. Pasarán siglos, y en cuando llegó la plenitud del tiempo que Dios mismo había señalado, envió al mundo a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley. El que era Dios misterioso, de quien Moisés no podía ver el rostro –[1º lectura]- aparece ahora en medio de la humanidad con rostro y figura y realidad humana: pasa por entre los hombres, vive con ellos, hace el bien y sufre el mal… Aunque es igual al Padre, aprende sufriendo a obedecer, y llegado a la consumación, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en Él. Dios se ha hecho visible, y sin dejar de ser Dios, es también Hombre. Tenemos a Dios –en Persona de su Hijo- siendo el Dios cercano, tangible…, un Dios que sufre y goza… Un Dios que enseña y padece. Un Dios que ama hasta el exceso y puede llegar a la muerte en la muerte de Jesús.
             Por Él –[Evangelio]- palpamos el amor de Dios, que ha mandado a su Hijo al mundo para salvar al mundo. Y todo el que cree en Él tiene vida eterna y no se condena.
             Y cuando Jesús, Hijo de Dios, cubierta su misión en la Tierra se vuelve al Cielo, no nos deja huérfanos, sino que nos envía al Espíritu Santo, que realiza la Presencia de Dios, permanente, íntima, profunda, en las almas… Que es la GRACIA MISMA DE DIOS, que nos invade y nos va transformando. Vivimos ya la era del Espíritu Santo, por el que mora en nosotros TODA LA SANTÍSIMA TRINIDAD, y nos acompaña en todos los momentos de nuestra vida.

             La inteligencia teológica del MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD debe, sin embargo, “abajarse” hasta hacer de esa realidad sublime algo práctico, algo que exprese aplicaciones actuales y que aporten a nuestro vivir diario.
             El primer reflejo de la Trinidad en la vida humana es LA FAMILIA. Personas distintas y diversas, pero una sola familia. En ella hay diferentes estilos, gustos, modos. La familia supone que en medio de esa variedad se mantiene siempre una unidad. Se camina en una dirección, se persiguen unos objetivos…, aunque cada uno aporta sus propias cualidades, sus propias limitaciones, su edad, su psicología... Pero todos van arropando una UNIDAD familiar.
             Son un reflejo de la Trinidad santa, ¡y deben serlo, y tienen que procurar irlo siendo! Porque lo que no puede ser es que la fe vaya desencarnada por la vida, sino encarnada en las realidades más concretas.
             Otro reflejo trinitario lo constituye la sociedad. O para cerrar un poco más el círculo, todo colectivo humano: laboral, social, de asociación voluntaria… Caben múltiples tipos de personas, múltiples formas colectivas. Pero la única manera de que una variedad de personas funciones en un determinado fin es que haya un OBJETIVO COMÚN, una unidad de fin. Luego, cada uno es quien es y como es. Pero todos los miembros de una empresa, de una hermandad, de un club, tienen que remar en la misma dirección del fin que se pretende. Es posible y es necesario LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD.

             En la Liturgia Eucarística comenzamos En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo…; exultamos en el himno del “Gloria” dirigido a la Trinidad, y hacemos solemne Profesión de fe en la Trinidad. Oramos al Padre con la intercesión del Hijo, cuya presencia en el Altar se hace bajo la invocación del Espíritu Santo, para concluir en la solemne doxología final: Por Cristo…,a ti, Dios Padre…, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria. Y acabaremos con la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. El misterio trinitario está ahí constantemente presente, como el magma en que se desenvuelve la fe católica.


             El AMOR DE DIOS al mundo, se expresa en el AMOR DEL HIJO ENCARNADO –amor plasmado en la gama de sentimientos nobles del CORAZÓN DE JESÚS-, que nos revela y a los que nos mueve e impulsa el Espíritu Santo, que es EL AMOR MISMO PERSONAL DEL PADRE Y DEL HIJO. ¡Tanto amor que no se quedó “dentro” y se expresó en una PERSONA!

1 comentario:

  1. Ana Ciudad9:05 a. m.

    Siempre he considerado muy difícil explicar este misterio de LA SANTÍSIMA TRINIDAD.Con su meditación de hoy he podido añadir algunas explicaciones a mi corta comprensión de este misterio.
    El Misterio da LA SANTÍSIMA TRINIDAD es el punto de partida de toda verdad revelada y la fuente de donde procede la vida sobrenatural y a donde nos dirigimos.
    DIOS es mi PADRE. JESÚS es mi AMIGO que me quiere con toda la divina locura de su CORAZÓN. EL ESPÍRITU SANTO es mi CONSOLADOR,que me guía en el andar de todo mi camino.

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