jueves, 19 de junio de 2014

19 junio: Dios PADRE

COMIENZA LA NOVENA
al  Sagrado Corazón.
Día 19: TEMA: Un mundo sin corazón
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Jueves 19. Elías y Jesús
             Las lecturas de hoy nos llevan –la primera (Eclo, 48, 1-15)- a un panegírico de Elías, que ha sido el protagonista de los días anteriores. Es descrito como profeta de fuego, sin profeta que se le compare, preparado para aplacar momentos difíciles de la historia de Israel. Arrebatado en un torbellino, dejó la impresión de un profeta que no muere, hasta el punto que en vida de Jesús, sus apóstoles siguen con la idea de que Elías tiene que volver. Y Jesús explica y concreta que Juan Bautista es quien ha heredado el espíritu de Elías, precisamente para ser el Bautista quien dé la cara en una encrucijada tan difícil como esa entrada del Mesías en el mundo.
             Y Jesús, Mesías de Dios, revoluciona el modo de orar de las personas porque –contra toda la tradición- se atreve a enseñar que a Dios hay que hablarle como de hijos a padre. En efecto: Dios es el Padre nuestro del Cielo. La relación que debe establecer el creyente no es con un Dios alejado, al que se le considera amenazador. Si no a un Dios que es Padre y que está por la humanidad: a favor de la humanidad.
             Un Dios Padre que, al estar en los Cielos, está más cerca de cada uno y muy por encima de las pequeñeces humanas. Un Padre al que queremos honrar como hermanos (no podemos quedarnos en el intento posesivo de un “Dios mío”, hecho a mi medida), y al que deseamos honrar desde nuestra vida de santidad. Es evidente que “santificado sea tu nombre” no es un mero deseo de que “sea Santo ese Padre Dios” (¡ya lo es plenamente!), sino el deseo de que nosotros hagamos visible su santidad desde nuestra vida ejemplar.
             Oramos –así lo presenta Jesús…, no meramente “rezamos”)- que el Reino de Dios venga a nosotros. El “estilo de Dios”, el estilo que Cristo enseñó y vivió, esa modo de vivir la vida en el que el primer referente es Dios…, porque bien sabemos que no habría felicidad, ni paz, ni equilibrio, si Dios no está en el eje de la vida de la humanidad. [Y para que no elucubremos, nos basta mirar al mundo de hoy, que ha dejado a Dios a un lado…, que ha perdido a Dios…, que pretende vivir sin Dios (o sin el Dios verdadero…, mientras se crea idolillos de cartón)… ¿Y qué panorama es el quje descubrimos?].
             Se hace indispensable que Dios reine, que “los súbditos” de ese reino –los creyentes en Dios- dejen actuar a Dios…, trasmitan la verdad de Dios, sean ejemplos vivos de que vive Dios.
             Y entonces, orar con el alma entera para que la voluntad de Dios se haga en la tierra como ya –de hecho- se hace en el Cielo. La voluntad de Dios es siempre BUENA. No puede ser mala ni querer el mal. Que se haga la voluntad de Dios debe ser el anhelo más fuerte de toda persona creyente; la seguridad máxima para vivir la vida feliz, abandonada y en paz. Como aquella preciosa oración de Carlos de Foucol, cuya repetición por cada uno de nosotros, significará que realmente hemos CREIDO EN EL DIOS PADRE, en el Dios del Cielo:
PADRE,
me pongo en tus manos;
haz de mí lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
¡No deseo nada más, Padre!
Te confío mi alma,
te la doy,
con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme,
ponerme en tus manos, sin medida,
con una infinita confianza,
¡porque Tú eres mi Padre!

Ahora cabe un desafío a nuestra fe: ¿de veras somos capaces de orar así, sin recelos de ninguna clase? ¿Es así nuestra verdadera confianza?
Si lo es, HEMOS TOCADO EL CORAZÓN DE DIOS…, hemos entrado en el ámbito de quién es y cómo es el CORAZÓN DE JESÚS. Estamos acercando nuestro sentir al del Evangelio. NOS ESTÁ PIDIENDO EL EVANGELIO un algo nuevo… Nos vamos acercando a los sentimientos de Jesús.

¿Podremos hablar de Jesús a nuestro mundo de hoy con menos “amenazas de pecados mortales” y con una presentación al vivo de aquel PADRE QUE ACOGIO SIN REMILGOS AL HIJO QUE VOLVÍA?  Ayudemos así a a otros a volver, atraídos por la verdadera fuerza DEL AMOR DE DIOS.

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