viernes, 13 de junio de 2014

13 Felicidades a Antonios y Antonias

El susurro de Dios
             Elías tuvo una experiencia de Dios. [1R 19, 2, 11-16].  Una experiencia de discernimiento. Refugiado en la gruta por sus temores a la persecución de los falsos profetas, es invitado por Dios a salir a monte abierto donde el Señor se le iba a manifestar. Y Elías espero. Y llegó un huracán molesto y zumbante, que agrietaba las rocas… Elías dedujo fácilmente que ahí no estaba Dios. Dios nunca se presenta así; ese viento huracanado no puede ser imagen de Dios. Esa experiencia que tambalea hasta poder hacer perder el equilibrio, nunca será un paso de Dios.
             Siguió un terremoto que rompe, destruye, amenaza, infunde pánico. Y Elías siguió teniendo claro que tampoco ahí estaba Dios. No es forma de presentarse Dios. Ni tampoco en el fuego que devoraba. Una vez se había presentado Dios en la zarza que ardía…, pero la zarza no se consumía. En cambio aquel fuego que observaba Elías había devastación. Y Elías dedujo igualmente que Dios no estaba allí
             Después escuchó un susurro, una brisa tan suave que acariciaba. Y Elías cayó de rodillas, porque en ese susurro sí podía él identificar a Dios, el Dios de la paz, del sosiego, de la suavidad, de la Presencia gozosa…
             ¡Cómo me hace sentir a Dios el silencio, el susurro imperceptible pero gratificante! ¡Qué distinto de esos removimientos angustiosos del alma del escrupuloso, el angustiado, el lleno de temores, el que vive en miedos constantes de Dios o de sí mismo, que siempre se cree al borde del precipicio!  Realmente, ¡qué distinto es Dios de todo ese removimiento interno que rompe la paz, que angustia, que atosiga, que quita la alegría, que deja en equilibrio inestable a la persona! ¡Qué distintos son los vientos que tambalean y los terremotos interiores y ese arder de ansia angustiosa el alma…, situaciones evidentes en las que no está Dios…! ¡Qué maravilla el alma en sosiego, confiada, serena, colocada por encima de los propios pensamientos, alejada de los temores, y ofreciendo el rostro a esa suave brisa en la que Dios está besando con su roce aterciopelado cada momento de la vida de la persona!
             Ahí fue donde Elías descubrió el paso de Dios y estableció diálogo con Él. ­–Qué te trae por aquí, Elías. Y Elías puede derramar su alma confiada y amorosamente…: - Mi pasión por el Señor. ¡Por el SEÑOR! Elías no se mira va sí mismo, no piensa en sí mismo, no da vueltas sobre sí mismo. Sólo le mueve su pasión por el Señor. Y Dios le visita en el susurro… ¡Si estas cosas las adentráramos de forma práctica en nuestras vidas, y supiéramos y pudiéramos abandonar nuestros propios sentimientos en estas preciosas enseñanzas que nos dejan páginas de la Escritura Santa…!

             No está en contradicción sino en secuencia perfecta lo que dice Jesús en el Evangelio (Mt 5, 27-32). Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio. Y quedaba todo en NO COMETER, no hacer, no realizar una acción directa de adulterio. Pero Yo os digo: todo el que mira a un casado/a deseándolos, ya ha sido adúltero en su corazón. Hay, pues, un adulterio que NO SE COMETE como un hecho, pero se vive dentro de la persona como un DESEO. No se llega a “comer la carne”, pero ya se ha deseado comerla.
             Vamos a ser concretos: por fuera, socialmente, aparentemente, no existe adulterio. En la mirada, en el pensamiento, en la búsqueda de ocasiones, a través de las figuras, con el ordenador, en el fondo del corazón, ya se está viviendo un evidente adulterio.
             Y lo que se dice de casados/as, es perfectamente aplicable a no casados y hacia no casados. Porque Jesús acaba dando una drástica solución a quien sea consecuente con una conciencia recta y leal: Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo; su tu mano derecha te hace caer, córtatela. Que más te vale perder un miembro que perderte con los dos en el abismo.
             Me consta de alguien –de poco seso- que en su “éxtasis” espiritualista llegó a cortarse el brazo. ¡No había entendido para nada el evangelio ni a Jesucristo!  Jesús gusta de formulaciones rasgantes para poner énfasis en su enseñanza. Y lo que hay que aprender es el fondo profundo de la cuestión: poner solución firme y decidida, aunque suponga “arrancarse de ocasiones”, y “arrancarse el corazón que se ha desviado”. Pero para eso no hace falta sino saber valorar la malicia del caso, el valor de la Gracia de Dios, la propia dignidad y la de la otra persona… ¡Bueno!: supone haberse tomado en serio a Dios y la propia fe.
             Y todo eso se hace desde el susurro de un amor auténtico, sin más violencias externas que las que supone una voluntad decidida a acabar con los flirteos infames en los que se juega tanto la sinceridad del alma.



Y felicidades a los Antonios y Antonias.

2 comentarios:

  1. Corazón de Jesús, SUSURRO DE DIOS
    Cuando en las letanías del Sagrado Corazón le invocamos como lleno de bondad y amor, estamos mostrando la imagen profunda de Dios, el Dios en el que verdaderamente creemos (porque cuando no respondiera a esa imagen, ni creemos en Dios ni podemos creer en ese “dios”). Si llegamos a la identificación de la bondad con DIOS-BONDAD…, el amor con DIOS-AMOR, estamos barruntando la fibra íntima de Dios. Y ese es el Corazón de Dios, el mismo que palpita y se expresa en el CORAZÓN DE JESÚS: manso y humilde de corazón; yugo suave, carga ligera, acogida de todo el que está cansado y agobiado y necesita alivio.
    Como el tema que he desarrollado hoy –con la liturgia del día- es esa PRESENCIA DE DIOS en el susurro (nunca en el huracán, el terremoto o el fuego que devora), he titulado este comentario como; Corazón de Jesús, susurro de Dios: paz, serenidad, confianza, abandono, sosiego, descanso, pecho sobre el que recostarse, ilusión y esperanza, encanto, fruición, gozo íntimo, lugar de parada…

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  2. Ana Ciudad5:15 p. m.

    Respondo a su comentario con las palabras de San Juan de la Cruz en las que he encontrado la paz que da El CORAZÓN DE JESüS :Toma a DIOs por amigo,con quién te andes de continuo y sabrás lo que es el amor."¿puede haber mejor respuesta?

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