miércoles, 11 de junio de 2014

11 junio: Al César y a Dios

La Novena al Sagrado Corazón, en Málaga
comienza el jueves 19,
en la Iglesia del Sagrado Corazón:
a 6'45, Rosario, Preces y Bendición.
A las 7'30, LA SANTA MISA, con predicación.

SAN BERNABÉ
             No corresponde al número de los “Doce” apóstoles y, sin embargo, es nombrado como “apóstol”. Fue un compañero de Pablo, su mano derecha, hombre de influencia en la Iglesia primera, al que el mismo Espíritu Santo señaló como alguien que tenía designada una especial misión que el Espíritu le encomendaba.
             De ahí que hoy llegue a la liturgia del día con entidad propia, lecturas propias…, y le prestemos valor propio. En la 1ª lectura se hace una breve reseña de él, tomada de los Hechos, 11, 21-26. Y el Evangelio viene a situarlo como cuando el Señor envió a sus apóstoles a la misión: sería así –en la mente de Jesús- uno de los que van a realizar las obras propias del Reino: curar enfermos, resucitar muertos, limpiar leprosos, echar demonios. Y todo eso sin apoyaturas materiales ni de dinero, ni de provisiones para el camino, sino colgados de la providencia de Dios y de la limosna y viático que la gente les vaya ofreciendo.
             Lo único expreso absoluto que Jesús pone de condición es ir en paz y trasmitir paz. En las letanías del Sagrado Corazón se invoca a Jesús como paz y reconciliación nuestra. Quiere decir que LA PAZ está en la entraña misma del Corazón de Cristo. Y que si hemos de “parar en una casa” (lugar, grupo, colectivo…), hemos de ir EN PAZ personal interior. No daría paz quien no la tuviere antes en sí mismo. RECONCILIADO consigo mismo y con su entorno (y personas de su entorno). La entrada en el Corazón de Jesús está pidiendo esa anchura de alma que haga posible abarcar a todos y cada uno de los demás, sin facciones, sin fobias, sin recelos, sin esa carencia de propia serenidad para poder pensar “en otro/a” sin que se levanten sentimientos contrarios, o al menos recelosos.
             Ante el Corazón de Cristo, y mirándole a los ojos, podríamos pasar rostros, gestos, palabras, recuerdos…, y analizar nuestras instintivas reacciones. Porque eso nos va a decir si llevamos PAZ DENTRO y si estamos abiertos a vivir EN PAZ FUERA. Porque si tal equilibrio no se tuviera en algún caso, difícilmente estaríamos en la misión apostólica de paz de Cristo. Y aunque sacudiéramos el polvo de allí, no lo íbamos a encontrar mejor en otro sitio.

             Si hubiéramos comentado el Evangelio del día, de Mt 5, 17-19, estaríamos ante esa fidelidad de Jesus a la Ley de Dios, que Él no viene a abolir. La tentación humana es siempre “quitar”…, quitar para evitar un obstáculo o dificultad. Jesús advierte que lo que Él va a hacer con la Ley –que viene de Dios- es explicarla y vivirla en el extremo de la perfección. Donde bastaba la materialidad cuartelera de “haz”, “no hagas”, Jesús va a hincar raíces y desarrollar ese árbol de manera que tenga la exuberancia de la obra perfecta, acabada, madura. No viene Jesús a “facilitar” (como muchos pretenden…, y como es la tentación de nuestros días) sino a poner las cosas en su punto, de modo que ya no valga esa falsa concepción del “ir tirando”, o del “creer a mi manera”, porque el Reino de Dios EVANGELIZA, es decir: hinca raíces de Evangelio, que bajo ningún concepto es “merengue” de suavidad sino EXIGENCIA de mayor profundidad.

             Por eso, en esos días finales de acoso a Jesús (Mc. 12, 13-17), cuando dos tipos de gentes tan dispares en ideas y contenido religioso, como fariseos y partidarios de Herodes, se juntan para coger a Jesús en palabras, Jesús no sólo se limita a desviar la respuesta sino que la hinca a las raíces. Le preguntaban si es lícito pagar el tributo al César. Dilema que cogía en medio a Jesús porque el “sí” ponía de uñas al pueblo, y el “no” le jugaba la legitimidad ante las leyes. Jesús –como casi ignorante- pide que le muestren la moneda del tributo. Y ellos se la muestran. [E imagino que empiezan a darse cuenta de que Jesús no va a caer en la trampa]. ¿De quién es esta imagen y esta inscripción? Pregunta más sospechosa aún… ¿Tanto ignoraba Jesús? Responden con extrañeza: ¡Del César! [Más sospecha se les levantó de que Jesús se les escapaba]. Y Jesús leía lentamente la inscripción del “César, divino emperador”. Entonces Jesús da una respuesta impecable que no tiene vuelta de hoja: Al César dad lo que es del César. Lo que no captaron e su profundidad fue la segunda parte. A Dios, dad lo que es de Dios. Parecía obvio y hasta inocente, sobre todo a los fariseos. Pero el fondo de la respuesta era mucho más fuerte: El César no es divino, y aún el César tiene que dar a Dios lo que es de Dios.

             Que ellos no lo entendieran, hasta se explica, máxime cuando les había sacado de sus casillas. Pero ¿no sería para pensar nosotros en esa respuesta? Porque tanto se entremezclan intereses, tiempos y gustos particulares, que más de una vez tendríamos que recurrir a esa respuesta de Jesús para no escaparnos nosotros de ese orden de valores que debe haber en nuestra vida. Porque hay más de una cosa, y más de un tiempo, y más de una decisión, que necesitaría plantearse de cada a Jesús con esa luz y llamada que Él ha puesto en aquella respuesta, que parece tan simple y sencilla, pero que lleva dentro tanta enjundia.

1 comentario:

  1. Ana Ciudad3:49 p. m.

    Gran "Apostol"Bernabé.El primero en llevar el Evangelio a Antioquía,Siria,país donde aún se habla en algunos lugares,el arameo,la lengua que hablaba Jesús.
    ¿Qué es hoy Siria?.Un país maltratado por el odio y la guerra;donde se persigue a los cristianos y los martirizan.
    Yo creo que es un día para tener presente a estos hermanos nuestros en la fe,y pidamos al Señor por la intercesión de San Bernabé que cesen las guerras los odios y llegue la PAZ.

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