viernes, 6 de junio de 2014

6 junio, PRIMER VIERNES

HOY ES PRIMER VIERNES.
TENEMOS ACTO A LAS 5'30
Oración dirigida, a las 7, ante el Santísimo.
MISA A LAS 7'30, en la Iglesia

¿Me amas?
             Hoy nos lleva la liturgia al principio del fin del Tiempo Pascual. Nos vuelve a la narración final de San Juan –esa joya del evangelio- en la que Jesús Resucitado establece con Simón Pedro un diálogo esencial.
             Jesús no va a indagar sobre el pasado, ni su intención es “hacer pasar por el aro” al Pedro de las 3 negaciones (como se ha pretendido mostrar este suceso). La única referencia a unas palabras anteriores puede estar bajo esa pregunta: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? En la Cena, Simón se había sentido mejor y más fiel que los otros. De esa “enfermedad” de la vanagloria tiene que estar curado para poder seguir adelante. Y Simón –“el hijo de Juan”, el hombre Simón, el humano Simón-, responde curado en salud y fiándose ahora más de Jesús que de sí: Señor, TU SABES que te quiero De hecho Simón ha corregido tres detalles: que no es él quien sabe, sino Jesús. Que no quiere oír ya hablar del más o del menos, y que más que “amor” genérico, “devoto”, admirado”, “agradecido”, lo que él siente es un amor absoluto, gratuito y desinteresado: un amor de AMIGO.
             Por parte de Jesús está aceptada la realidad, y Jesús le pone en la mano LA IGLESIA: Apacienta mis ovejas. Era toda una confirmación de promesa antigua.
             Jesús pregunta ahora, por segunda vez, con casi esos nuevos elementos: Simón, hijo de Juan, me amas? Simón se congratula de la nueva pregunta, pero hay algo que no debe haber quedado claro al Maestro (piensa Simón). Y vuelve a corregir la respuesta: - Tú sabes que te quiero. De ese sentimiento tan hondo no quiere bajarse Simón. Y Jesús le corrobora su misión fundamental: Apacienta mis corderos. [Hay quien ve en ese cambio de “ovejas y corderos” dos referencias hacia los fieles y sus pastores; a la iglesia “del llano” y a los responsables de ella].
             ¿Había quedado claro?  Para Simón, sí Había ratificado lo más hondo que le salía del alma: Jesús era su AMIGO y lo amaba como bien sabía el Amigo. El Amigo le daba su encargo, y la secuencia –pensó él- estaba cerrada ya.
             Pero Jesús tenía pendiente la tercera vez, porque una palabra había quedado sin recoger por él todavía. Y preguntó por tercera vez. Se encogió el corazón de Simón cuando Jesús volvió a preguntarle…; cuando Jesús ahora utilizaba la expresión que el propio Simón había repetido. ¿Dudaría el Maestro…, el AMIGO?  Simón, hijo de Juan, ¿ME QUIERES? Y ya Simón recurrió a lo más que podía recurrir: - Tú, Señor, SABES TODAS LAS COSAS, y Tú SABES QUE TE QUIERO. Ya no le quedaba más argumento, ni podía decirlo más claro. Sólo quedaba remitirlo al propio Corazón de Cristo, su Señor.
             HAY ES PRIMER VIERNES. Hoy estamos metidos de lleno en esa mirada al Corazón de Jesucristo. No podía venirnos mejor este evangelio para poner el broche… Para sentirnos interrogados por Jesús, y para poderle responder.
             ¿Por qué puede preguntar Jesús? Porque aún podemos quedarnos en “nuestra devoción” al Corazón de Jesús. Jesús seguirá preguntando cuantas veces sea necesario para que remontemos vuelo y pasemos de la “devoción” al conocimiento interno de sus sentimientos…, y del conocer más íntimamente a un amor más comprometido en realidades. Que, de hecho, si la liturgia no hubiera cortado aquí, nos toparíamos con las consecuencias que Jesus anuncia a Simón Pedro, poprque el amor no es cuestión de palabras y meros sentimientos, sino de afrontar situaciones y –en definitiva- aceptar la cruz de la propia vida sin crear una psicosis de “víctimas que se lamentan”. Porque lo que Jesús querrá dejar claro a cada uno es que si Yo quiero que tu vengas y el otro se quede, ¿a ti, qué? Tú, sígueme Y ahí no hay nada que indagar. Hoy no ha salido ese final. Lo reserva la liturgia al último día pascual, que será mañana. Pero yta lo podemos adelantar hoy, si queremos que el “Tú sabes que te quiero” no se nos quede en devociones sentimentales. “TE QUIERO” es un compromiso de AMISTAD, donde se da a fondo perdido (si se puede decir así cuando tenemos en nuestras manos TODO EL RIQUÍSIMO FONDO que el Corazón de Jesús puso en las nuestras.


             En San Marcos –al que vamos siguiendo en la reflexión evangélica- hay un punto de inflexión cuando aquel día regresaron a Betania… No se habían conmovido mucho por la entrada mesiánica…; lo del Templo había enrabietado a los sacerdotes. La higuera seca, que encuentran en la retirada de aquel día, está siendo una trágica imagen de Israel…, de aquel pueblo judío que no se ha dejado recoger por Jesús. Entre los apóstoles, hay sus extrañezas y surge alguna tensión en la actitud de Judas. Cuando se fueron aquella noche a dormir, no es fácil que Jesús o que Judas pudieran dormirse  de corrida. Por dos situaciones y sentimientos muy diferentes: en Judas, porque  tenía mala conciencia. En Jesús, el dolor de que aquella ciudad impenitente, pese a su deseo de atraerla bajo su Corazón y ofrecerle  lo mejor que podía: ¡su salvación!  Pero ¡no has querido! Y los días se echaban encima, y –lejos de  avenirse a un reconocimiento de su salvación, lo que había era un endurecimiento. Y no estaba tan lejos el “icono” de aquella realidad: Judas estaba raro y muy displicente y apartado del grupo.

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