martes, 4 de marzo de 2014

Dejarlo TODO

Hoy, 4 de marzo, comienza la
NOVENA DE LA GRACIA
en honor de San Francisco Javier.

“Sed santos”
             El evangelio de hoy es continuación inmediata del de ayer. Aquel pobre joven rico se perdió el tesoro que Jesús le ofrecía. No supo el pobre hacer el trueque de sus “muchos bienes” –bagatelas- por el “tesoro escondido en el campo” que Jesús le estaba ofreciendo. Efectos de la miopía humana. Jesús reaccionó doloridamente y expresó las consecuencias: “Es más difícil que un rico entre en el Reino que hacer pasar a un camello por el ojo de una aguja”. Se espantaron los apóstoles. Y Pedro salió con su gozo del buen proceder de los del grupo: “Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Estaba satisfecho. Y Jesús no quiso empeñar el momento y le dio la respuesta esencial y abierta a todo hombre o mujer: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos, padre o madre, o hijos o tierras por mí y por el evangelio, recibirá ahora en este tiempo cien veces más (casas y hermanos, y madres e hijos y tierras, con persecuciones…), y después, la vida eterna.
             Quedaba asentado el principio o criterio. Ni un vaso de agua dado en nombre de Jesús, se pierde. Y Jesús fue muy prudente. Porque la realidad es que podría haberle salido al paso a Pedro y haberle hecho una pregunta un tanto insinuante…: ¿De verdad, Pedro, que lo habéis dejado TODO? Porque seguís pensando en quién ser “el primero”; seguís rechazando la cruz y os da miedo hasta tocar el tema… Habéis dejado familia, barcas, redes, compañeros…, y todo eso es muy valioso y meritorio. Y me habéis seguido. Pero ¿no conserváis en vuestras alforjas “alguna cosa” de la que no os habéis desprendido? Porque Yo os enseñé que seguirme a mí no era un paseo ante gentes que aclaman, sino negarse a sí mismos, tomar la cruz de cada día… ¿Seguro que habéis dejado el YO…, que habéis negado ese deseo de ser “primeros, a la derecha, el mayor…?
             Porque “dejar cosas” es siempre menos comprometido; posponer el propio Yo, ceder el puesto a otro, ir desapareciendo, pasar desapercibido, tener a los otros como superiores…, es más todavía. Y hasta bajando a los detalles: ¡qué trabajo cuesta atemperar un afecto, echarse a un lado, reconocer ese “suave” desorden en el interior de la persona…! Haber dejado TODO es mucho más e lo que os vais contentando “los buenos”. Sabéis los entresijos y recovecos que se albergan en las entretelas del corazón, y lo fácil que es ver la paja en el ojo ajeno sin reparar –siquiera- en la vida del propio. Llegar hasta ahí y empezar a DEJARLO TODO…, es una tarea mucho mayor que dar dinero y posesiones. El joven rico no falló por “sus muchos bienes” materiales; le faltaron arrestos para DAR SU PROPIO YO.
             Encaja muy bien hoy la carta que San Pedro, ya traspasado el umbral de su personalidad, y transformado por Pentecostés, escribe en la que es hoy 1ª lectura: Como hijos obedientes no os amoldéis más a los deseos que teníais antes.. [Bien que sabía él de esas cosas “de antes”…]. El que os llamó es santo; sed también vosotros santos en toda vuestra conducta. SERÉIS SANTOS, PORQUE YO SOY SANTO.  Ahí es nada… Nuestra llamada a la santidad es consecuencia de la misma santidad de Dios. Y esa santidad, que nunca podría llegar a ser como la de Dios, la presenta Jesús en HABERLO DEJADO TODO. Y “todo”, abarca expresamente lo íntimo del ser, sin quedarse en dones de “cosas”.
             Por eso es curioso que haya quienes digan con tanta facilidad que “no entienden el evangelio”, o que les aburre, o que no sacan nada… ¿Cómo leemos el evangelio para que nos quedemos lo mismo que si hubiéramos leído el “Pulgarcito”? ¿Cómo es posible que no sintamos que nos levanta ampollas de ilusión –y de sinceridad- dentro del alma? ¿Cómo pudo Pedro sentirse tan ufano de haberlo dejado todo, cuando en realidad estaba lleno de sí, como lo siguió mostrando hasta que llegó el momento de sus negaciones, en las que vio entonces su verdadera imagen, que era PARA LLORAR?

             Estamos a un paso corto de la CUARESMA. Mañana mismo esteremos inmersos en ese signo de la Ceniza… Bien está el signo de algo que se esfuma, se vuela, se escurre entre los dedos… Mejor, si en ese signo estamos viéndonos a nosotros mismos (cuando hay incineración de nuestro pobre cuerpo). Si supiéramos unir esos dos conceptos, y la Ceniza de mañana viniera a mostrarnos la realidad de hoy, bien fácil que sería DARLO TODO, desprenderse del Yo-mismo, y empezar a ocupar “el lugar que corresponde”. Labor que bien puede ocuparnos esta CUARESMA. Los gestos externos –ayunos, vigilias, privaciones, sacrificios, etc.- tendrán que conducir a ALGO MAYOR. De lo contrario se convierten en signos vacíos y en lo que es peor: analgésicos de nuestra realidad más real.

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