lunes, 24 de marzo de 2014

24 marzo: MANOS ATADAS

Dos posiciones contrarias
             Una, el pagano Naamám, que empieza rechazando la solución del profeta de Israel, porque él se cree digno de mayores honores, y porque en su tierra tiene ríos más importantes que el Jordán. Pero acaba plegándose con humildad y halla su salud. Otra, la de los nazaretanos con Jesús: empiezan con muchos parabienes, pero no soportan que Jesús –uno del pueblo, bien conocido- pueda atribuirse el ser Mesías. Y reaccionan queriendo despeñarlo. Los “malos” que, con humildad, salen buenos. Los buenos que, por engreídos, se hacen malos.
             La CUARESMA, como advertencia. Ser fiel a Dios no es algo que se lleva como “título de posesión”. Hay que estarlo construyendo cada día. De “buenos”, está harto Dios. Lo que necesita son santos.

             Ya ha quedado solo Jesús. Muy solo. Porque la chusma que le rodea no es más que chusma Pedro, Santiago y Juan ya han desaparecido. Judas, se esfumó. De los 8, ni supo más Jesús. El de la sábana, huyó. Han quedado los criados de los sacerdotes, una “turba multa” que Juan llega a confundir en su evangelio con una cohorte romana.
             Los que han quedado, han atado fuertemente a Jesús. Habían sido avisados por el traidor que tuvieran cuidado con Jesús, que era muy escurridizo. Sus manos atadas y una cuerda fuerte –a modo de ronzal ¿quizá echado al cuello?- para plena seguridad. Los sacerdotes, los ancianos, felices. Nunca pensaron que aquello fuera tan fácil. ¡Benditas las 30 monedas de plata que pagaron! Tantas veces como decidieron echarle mano y temieron por la gente, y ahora se les ha venido a las manos. Y muy oportuna hora la de la este comienzo de media noche, porque toda la ciudad duerme. Y comenzaron a caminar. Jesús no podía con su cuerpo, después de aquella noche tan dura, de tanta lucha interior y tanta soledad. Por eso le empujaron unas veces, tiraron del ronzal otras… Apenas podía subir aquel camino junto al torrente. Los “atrapadores” subían con unas fuerzas pletóricas, estimuladas por el sentimiento de triunfo. La risotada del mal cuando –contra toda razón- ha ganado la partida.
             Pero yo quiero hacer una parada, una foto fija de esas manos atadas de Jesús, porque tengo muchas preguntas en mi mente: ¿Por qué le han atado las manos? ¿Cómo? ¿Quiénes? ¿Para qué?
             Le han atado porque era peligroso. Porque un hombre honrado en medio de la barahúnda de corruptos y comodones, era un peligro constante y una “conciencia” sorda que les limaba a cada paso sus propias corrupciones y mentiras. Era peligroso porque Judas había prevenido que lo era, y no hay peor cuña que la de la misma madera. Y Judas sabía muy bien que en el terreno religioso y mesiánico, Jesús andaba en las antípodas de aquel nacionalismo cerrado que la casta religiosa y el propio Judas deseaban. Lo mejor era tenerlo atado con cuerda corta. Así ya no molestará más ni acusará más de los desvíos religiosos de los fariseos y mentores del pueblo.
             ¿Cómo? Le atan con cuerdas, que era lo que más a mano tenían aquel personal que había salido a prenderle. Le atan con los prejuicios de los enemigos religiosos, con el pasteleo de la autoridad civil… Le atan los padres/madres de familia que no quieren “influir en sus hijos” y le dejan “libre elección” cuando sean mayores… (aunque llegan a mayores sin la menor base para poder elegir con conocimiento de causa). Le atan las manos esos políticos interesados en una masa amorfa que no tenga criterios, a la que puedan manipular con el cebo de carnaza y carencia de valores; unos dirigentes que van soltando cuerda y tanteando terreno para ir rompiendo todos los frenos. Lo atan esos educadores corruptos que trasmiten su materia emborrizada en falacias y resentimientos, y mentiras flagrantes que desvían, alteran y ocultan la realidad de la Historia.
             ¿Quiénes? Evidentemente todos esos… Y también los cristianos que se han asentado y redondeado en sus “puestos”, en “sus modos”, en “sus prácticas”, en sus “asociaciones/hermandades…”, y en ellas han hecho un “reino de Taifas independiente”, cerrado, con aires de superioridad y de “éste es mi sillón” y aquí no caben dos… Los que pretenden, por su parte, que el sillón sea suyo, y entonces quedan atadas las manos de la UNIDAD que Jesús pedía, y la PAZ que distinguía su estilo. Y ahí andamos todos los “devotos” de “lo nuestro”, tan nuestro que no cabe otro más…, ni hay “otros más” que se consideren llamados porque tienen establecido en su mente un división de incompatibles “estamentos estancos”.
             Están como agentes “apresadores” los medios de comunicación, que exaltarán todo lo que es desorden y le darán pábulo, y callarán y acallarán lo que puede ayudar a un equilibrio beneficioso…

             ¿Para qué? Para que Jesús esté callado, oculto, desprestigiado y condenado… Para que se vaya borrando del mapa su nombre y lo que enseñó. Porque la sociedad de hoy ha perseguido a Dios hasta “atarlo” con las sogas invisibles del “ninguneo”, y poder erigir ídolos de cartón que se les maneja a golpe de calle, de eslóganes, de gritos ofensivos y agresivos en vez de reivindicativos…, y cambiantes según conveniencias. Chusma que se escurre como anguilas, y ataca como leones…, aunque salvo la media docena que organiza y son “actores”, el resto es “mero reparto” de figurantes…, a los que se les dan unas consignas y unos instrumentos de ruido para que aquello aturda más y meta más miedo. Un espantoso circo de la mentira, pero con buen aforo para que sigan entrando y envenenándose los organizadores de este macabro espectáculo. 

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