jueves, 12 de diciembre de 2013

SERÁN CONSOLADOS. Jueves 2º adv

Jueves 2º de adviento
             El Evangelio de hoy expresa la importancia del tiempo presente de ADVIENTO, desde dos perspectivas:
        1.- Juan Bautista, el Profeta definitivo del tiempo de preparación a la venida del Mesías, es -en boca de Jesús- el hombre más grande de todos los hombres hasta ese momento.  Su misión de anunciar ya a la inmediata la llegada del Salvador de Israel, le hacen superior a todos los profetas.
        2.- Pero una vez llegado el Reino de Dios (que quiere decir: una vez iniciada la NUEVA ERA, que trae Jesús), el más pequeño de este Reino es más grande que Juan Bautista.  Porque se ha entrado en el tiempo de la Salvación, la plenitud de los tiempos, el tiempo preparado por Dios, el momento del seguimiento de Jesús.
        Y esto es un momento decisivo.
        Hay una lucha contra el Reino. Lo fue en tiempo de Jesús y lo es ahora  Lo cual requiere no un simple cambio más o menos superficial de lo anterior; el Reino de Dios es el reino de los que luchan y se dominan a sí mismos, de los que saben que no se vive el Reino por pura inercia de seguir siendo como se es ya, sino que pide una actitud de progreso continuo, de no estancarse, de saber que siempre espera algo más.
        El ADVIENTO ES UNA LLAMADA para disponer al que quiere vivir como enseña Jesús y como ha vivido Jesús.  Y Jesús siempre estuvo en marcha HACIA LA VOLUNTAD DE DIOS.

          SERMÓN DEL MONTE
             Ellos recibirán consuelo
             “Los que sembraban con lágrimas, cosecharán con júbilo. (Salmo 126). “El Espíritu de Dios sobre mí. He sido enviado a consolar a los que sufren y  a  dar la buena noticia a los pobres”.
             Este Reino de Dios que lleva las bienaventuranzas como síntesis de toda la obra de Jesús, va resaltando en positivo la otra cara de la moneda de lo que son hechos de la vida: la miseria, el llanto, el abuso de los fuertes.
             ¿Cómo se va a invertir el proceso negativo que propician los hijos de las tinieblas? – No por milagros, ni siquiera porque se prometa una acción masiva de Dios para impedir los abusos sociales, la insolidaridad, la desigualdad, la esclavitud de las mafias perniciosas. De hecho la dicha prometida está expresada en futuro: “serán consolados”. Jesús promete una nueva situación, un estadio positivo en el que se construya una comunidad nueva en la que haya solidaridad, ayuda, libertad auténtica (y por tanto, respetuosa con la libertad del otro). Un nuevo estadio de cosas en donde el amor supla y supere todo lo demás. Un nuevo espacio donde ya no habrá ni llanto, ni luto, ni dolor.
             De hecho no es pura utopía, ni es tener que mirar ya detrás de la muerte. Fue una realidad –aun con sus defectos- el nacimiento de aquellas comunidades cristianas primeras en las que se vivió ese milagro diario de convivir en paz, armonía, ayuda, colaboración, apoyo, servicio mutuo y solidaridad.  Y lo que una vez fue, puede revivirse. Pero no se revivirá por decreto ni por mandatos, sino porque los cristianos se vayan aglutinando en grupos (comunidades) en las que se tome tan en serio el evangelio que se empiece a hacer forma de vida. No serán comunidades grandes. La Iglesia habrá de volver a esos principios suyos…, con poca gente…, pero con plena decisión de hacer vida el evangelio de Jesús.
             El reto queda lanzado a cada uno de nosotros, que nos ufanamos en definirnos cristianos. Que de tal manera pongamos nuestros ojos y nuestro corazón en Jesucristo que hagamos de la vida una tarea. Hay un hermano nuestro (un vecino, un familiar, un alguien…) que es incomprendido y quizá marginado. ¡Que ahí hay otro que se apega a él para integrarlo o ayudarle!  Que alguien es humillado… Que ahí hay otro que lo siente como propio y que sale a dar la mano, e incluso a defender al que está padeciendo esa humillación.  Que uno está más solitario…; pues otro sabe sacar su tiempo para darle alguna compañía. Los mil casos que pueden presentarse cuando se toma como propio lo que lleva encima el otro miembro de comunidad cristiana. [Repito que esto puede ser posible en esos grupos más pequeños; como aquellas comunidades primitivas. Y de hecho no es una utopía. Ya se hace. Con todos los defectos que podamos tener los humanos. Pero bien podemos tomar nota y aprender de lo bueno que otros están siendo capaces de intentar, en vez de justificar nuestros egoísmos con la crítica del defecto del otro].

             Finalmente –ya se puede saber- el llanto, el sufrimiento que provocan las opresiones y tiranías (incluso de “los buenos”)- puede que no se logre en esta vida, donde el hombre es un lobo para el otro hombre. Pero no quedará así. De eso podemos estar seguros. Porque el Reino definitivo en el Cielo, será la definitiva confirmación de que aquel llanto pacífico no se quedó en lloros inútiles. Hay un lugar de absoluto consuelo, en donde los que sembraban con lágrimas, recogerán entre cantares.

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