viernes, 20 de diciembre de 2013

LOS LIMPIOS DE CORAZÓN.- 20 Dcbre.

ADVIENTO   20 dic.
        Uno de los evangelios más repetidos en el año, más bellos y más decisivos en la Historia.
        La promesa de Dios en el Paraíso,
        concretada por Isaías (1ª Lec.),
        se cumple en este momento: “el Verbo de Dios se hace hombre y habita en este mundo”.
- Lo hace a través de un acto libre de María,
        a la que Dios le anuncia su proyecto: Ella es escogida para ser la madre del Mesías, Hijo del Altísimo.
        - María sólo necesita saber qué tiene Ella que hacer, porque de hecho Ella no convive con varón, y se le está anunciando una maternidad.
        - Dios lo hará todo. El Espíritu de Amor hará presente a Dios en Ella: la cubrirá con su Gloria, como cubría la Tienda del Encuentro con una nube cuando Dios bajaba entre su Pueblo y se hacía presente.
        - María no necesita saber más: se da por completo, se siente mera esclava del Señor, y los señores no preguntan a sus esclavos: simplemente hacen en ellos conforme a su voluntad.
        - Con todo, Dios le da una señal por su propio deseo: la señal es que Isabel, su pariente, ya entrada en años, ha concebido y está de 6 meses. PORQUE PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE.
        María debió quedar sumida en profunda y prolongada meditación: Dios ha hecho en ella una cosa muy grande.

             SERMÓN DEL MONTE
Bienaventurados los limpios de corazón
Si quisiéramos centrarnos en una imagen del “limpio de corazón”, tendríamos que plasmarla en el propio Jesús, aquel a quien nadie puede acusar de pecado…, aquel cuya vida transcurrió haciendo el bien; quien gozó con las alegrías de los otros, y lloró con penas,  e incluso por el mismo pecado ajeno  de aquella impenitente Jerusalén, a la que quiso acoger como la clueca a sus pollitos, bajos sus alas. Ese Jesús que en su suplicio espantoso de la crucifixión, pide al Padre que perdone a los que le hacen aquello, porque no saben lo que hacen… Podríamos seguir.  Pero si queríamos una imagen, ahí la tenemos. Un LIMPIO DE CORAZÓN es alguien a quien no le queda nada dentro…, alguien que todo lo enfoca con una primera mirada bondadosa, comprensiva, acogedora… No tiene capacidad para ver lo malo. Ha perdido el “arte” de ver y fijarse en el defecto o la carencia. Vive tan con ojos puestos en Dios, que ya lleva una gafas del color de Dios, unas gafas que son capaces de “anular” a su vista lo que sea un desdoro para otro, un motivo de pensamiento o juicio sobre un hecho o persona.
¿Otro icono de limpios de corazón?  María…, la mujer inmaculada, de ojos inmaculados…, los que no ven “mácula” (=defecto), ni se detienen a pararse en ello. Como “pajarita de las nieves” que no se mancha con el barro sucio que se forma alrededor de la nevada.
El “corazón” en la Biblia es lo profundo de la persona; lo íntimo más íntimo. Y Jesús dirá que si el ojo de tu intención es limpio, todo tú estarás limpio. Cada uno rezuma lo que lleva en su corazón. El que es blanco en su corazón, es blanco en su mirada, en sus reacciones, en sus pensamientos y en sus juicios.  Ahí nace y se alberga la gran realidad del LIMPIO DE CORAZÓN.
Dijimos desde el principio que el pobre de espíritu que es feliz es el que va proyectándose en las 7 siguientes bienaventuranzas. Por eso hemos de poner al limpio de corazón como gran testimonio de POBRE, ese pobre al que se vuelca Jesús…, por el que siente debilidad…, por quien vino al mundo. Pues ese pobre es el que siempre tiene su reacción primera en una visión instintiva de lo limpio, de jamás hacer un primer juicio o reacción destructiva o negativa.
La LIMPIEZA DEL CORAZÓN lleva también dentro un equilibrio de la personalidad: ni afectos desordenados, ni desafectos emocionales; ni acepción de personas, ni explosividades que descuadran la figura de la persona. Porque el LIMPIO está perfectamente anclado en esa limpieza que no se va a una parte o a otra, ni siquiera por sensibilidades internas. Porque en la limpieza del corazón ya hay un equilibrio previo que esta sobre toda otra forma.

Quien mire mucho a Jesús…, quien se quede mirando a María…, no puede menos que admirar su limpieza del corazón. Y si es así, el segundo paso tiene que ser un “meter nosotros tantas cosas en nuestro corazón” para que en la fragua del BIENAVENTURADAO LIMPIO EN SU ALMA, queden purificadas las escorias, curadas la “cataratas del espíritu”, dominados los sentimientos pasionales (filias y fobias), para que resplandezca la CLARIDAD MANIFIESTA DE LOS OJOS LIMPIOS…, DEL FONDO DEL CORAZÓN LIMPIO.

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