martes, 9 de julio de 2013

9 julio: LA URGENCIA DE UNA "REGRESIÓN"

9 julio: Rogad al Dueño que mande obreros
San Mateo sigue siendo escueto en la presentación de los hechos. Estamos anta la curación del mudo que rompe a hablar. Mudo “por causa de una posesión diabólica”…, por estar el hombre “endemoniado”. Por tanto, en la situación de imposible solución humana, por cuanto el demonio siempre puede dominar al hombre, y no ya desde situaciones de pecado sino por esas “posesiones” que tiranizan contra la voluntad de la persona. Llegar Jesús y liberar de esa “posesión” es algo que rompe moldes…, que sobrepasa toda posibilidad meramente humana.  En efecto: ha llegado Jesús y ha superado la fuerza diabólica y el mudo atenazado rompe a hablar.
                Esto no puede dejar impávidas a las gentes. Allí se ha producido un hecho que supera todo lo posible humano. Y la reacción de la gente, sin entrar en más, es la admiración por lo sucedido, y la convicción  de que nunca jamás se había visto en Israel una cosa semejante.  Otros evangelistas estiran el hecho y dan pie a más contemplación de personajes. Mateo deja constancia de que en el Israel –tierra de Dios- nunca se había visto cosa igual, y deja ya para el que reflexiona, un pozo sin fondo de posibles respuestas.
                Lo único que nos completará Mateo es la otra reacción. Lo que para la gente sencilla ha sido motivo de admiración –y en el fondo una pregunta con respuesta admirable-, para los fariseos es que Jesús echó al demonio con el poder del príncipe de los demonios.  No se mete el evangelista a indagar, a aclarar… Deja ahí ese contraste y nos lo deja a nosotros, los lectores y fieles, creyentes en Cristo Salvador… Se lo deja así como pregunta abierta a los judíos (a quienes él dirige su evangelio).  Que observen, reflexionen, comparen y saquen las conclusiones.
                No ha entrado Mateo en más cosas, y lo que hace es abrir horizonte en el versículo siguiente, que presenta a Jesús recorriendo ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.  La presentación, pues, que deja como una fotografía de Jesús, es la de quien viene con una enseñanza y poder nuevos, que son NOTICIA FELIZ, Reinado de Dios (tan deseado), que avala desde los hechos visibles y palpables de liberación de enfermedad y dolencia: de toda enfermedad y toda dolencia JESÚS, pues, LIBERADOR UNIVERSAL, aunque para Mateo pudiera referirse al “universo de Israel”.
                Por contraste con el rechace fariseo, y precisamente porque es de pena que los dirigentes religiosos sean quienes ponen más obstáculos a la fe del pueblo, Jesús experimenta una profunda compasión de su espíritu hacia aquel pueblo, al que ve fatigado, decaído como ovejas sin pastor. Incluso se le viene a la mente aquellas diatribas de los Profetas contra los malos pastores, que no sólo es que no estaban en sus puestos sino que se aprovechaban de sus propias ovejas para sacar ellos sus ventajas.  A Jesús se le rompe el alma porque un pueblo al que Dios quiere conducir a buenos pastos, se encuentran con unos fariseos, que pretenden ser los maestros del pueblo, y que –por tal de atacar a Jesús- expresan ese absurdo de que haya echado a los demonios con el poder del demonio.
                Siente compasión…, que no es condolencia, mera pena, mirada compasiva.  Es enternecimiento del alma porque Él se está poniendo en el lugar de ese pueblo y en esa realidad de ser víctima de los poderes egoístas de una casta de falsa conciencia.  Por eso lo que Jesús dice a sus discípulos es que dado que la mies es mucha y que los obreros son pocos, rueguen al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.  Es la visión dolorida del labrador que ve extenderse ante él una inmensa mies.., una inmensa posible cosecha…, pero no tener segadores que entren en esa mies para recogerla. Mirada que rasga el corazón del que cultivó todo aquello con tanta ilusión y ve ya la mies amarilleando, pero no tiene quien entre a meter la hoz.
                Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

                No se me pasa la gran actualidad de esta situación, que se repite tantas veces en la historia, de una u otra forma, pero que ahora la padecemos no sólo por carencia de obreros, sino porque las fuerzas del mal (personificadas en personas y mafias diversas), dificultan desde un entramado diabólico, y –así impiden- que haya “mano de obra” para esta mies que Dios ofrece por delante.

                La planificación egoísta familiar, el planteamiento hedonista de la sociedad, la falsa educación desde la infancia para inculcar “necesidades”, placeres, espíritu competitivo y de mera superación humana, los hijos criados a cuerpo de rey, llenos de caprichos, la carencia de una familia cristiana con moral y fundamentos y prácticas cristianas…, etc., dan el resultado “matemático” de déficit de “materia prima” (no hay niños), y el desastre psicológico de una infancia, adolescencia, juventud…, sociedad…, de una “materia prima” sin recursos, sin densidad, sin sentidos del valor y sin puntos de referencia…  Todo aquello que la historia nos muestra repetidamente como las razones del hundimiento de grandes culturas y civilizaciones.  Y como Dios no rige al mundo con varitas mágicas ni bastones de mando…, en faltando las bases, sólo queda PEDIR AL DUEÑO DE LA MIES…  Urge una “regresión” creativa.., una “regresión” a los valores y  A DIOS.

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