Anoche mismo
llamaba Javier Madueño
para
comunicar el cambio llamativo y esperanzador en la mejoría de Ana Mary
Bartolomé,
que había
comido con apetito, que había bebido agua con mucho deseo,
y que se
había expresado en diversas frases:
habló de Dios a su esposo y que pidieran mucho
por ella.
Una alegría
que Javier compartía,
en la que
nosotros nos sentimos partícipes profundamente,
y agradecemos
a Dios, y le seguimos pidiendo.
4 Julio. El paralítico
Una vez más nos encontramos con
este texto, pero con la evidente variación que presenta San Mateo, que omite
detalles que dan sabor en la narración de Marcos. Dado que San Mateo dirige su
evangelio a los judíos, va casi directamente al hecho que quiere trasmitir: que
Jesús es el Mesías esperado, que viene en nombre y con el poder de Dios.
Por eso el comienzo de su relato
es más anónimo: le presentaron un
paralítico acostado en su lecho, y viendo Jesús la fe de aquellos hombres… “Le
presentaron” es un término impersonal. No quiere Mateo que nos perdamos en
detalles que no van directamente al caso.
Luego, Jesús viendo la fe de ellos…
Presupone –para quienes conocemos el texto de Mc. 2- una participación de otras
personas. Pero Mateo no se detiene en ello porque se va derecho al tema que él
quiere plantear; dijo al paralítico: confía, hijo, tus pecados te son perdonados.
Aquí Jesús provoca la tensión que Él quiere crear para que los fariseos, allí
presentes, se topen de bruces con la cuestión esencial. ¡Y naturalmente se topan!, porque sufren el
gran escándalo de que un hombre se arrogue el poder que es exclusivo de Dios:
perdonar pecados.
Los fariseos se escandalizan y
protestan y acusan: Este blasfema.
Ahí quería llegar Mateo para que se encuentren de cara con la demostración directa
de Jesús… Lo que los fariseos han de
admitir, si no fueran tan cerrados, es que el Mesías de Dios…, el verdadero
mesianismo al que todo el pueblo judío ha de desembocar…, es que “el Hombre”
(Hijo del hombre) en su humanidad, recibe los poderes de parte de Dios, para
restablecer en el mundo la primacía de Dios.
La gente se admirará precisamente de que Dios ha dado tal poder a los hombres… Jesús ha provocado todo eso, y lo ha hecho
con intención abierta de mostrar –incluso a los fariseos…, o más expresamente a
los fariseos- que los caminos de Dios en la salvación de Israel, van en esa
línea mesiánica. Ni se toca siquiera el erróneo aspecto humano, belicoso,
nacionalista…, del “mesías” que ellos esperaban.
Jesús vio claramente a los doctores
y los fariseos rasgándose las vestiduras por “la blasfemia” de Jesús…, un
hombre que dice perdonar pecados.
Y Jesús que había provocado ese
momento, les hace el desafío –y a su vez- demostración de que realmente es
verdad que Él puede perdonar pecados. Porque ahora los pone ante la prueba: ¿Qué es más fácil, decir: “tus pecados te
son perdonados”, o decir “levántate y anda”? Lo primero no se ve pero lo segundo sí… Pues para que veáis que el Hijo del hombre
tiene sobre la tierra poder de perdonar pecados…, dijo ahora al paralítico
postrado en su camilla: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Y
él, levantándose, se fue a su casa.
La gente se hizo lenguas, admirada de ese poder que Dios da a los hombres.
Es la reacción del corazón sencillo, capaz de incorporar –sin prejuicios ni
discusiones- una novedad, aunque sea de un calibre tan grande.
Pero me quedo mirando al grupo
de escribas y fariseos. ¿Cómo se quedan? ¿Qué reacción se produce en ellos?
¿Llegan a saber dudar de sus “certezas”? ¿Se preguntan…, o ni se
cuestionan? ¡Han visto algo tan claro…,
y algo que Jesús ha sabido manejar como argumento!: ¿son capaces de entrar
siquiera en la “duda” sabia de quien no puede negar lo que ha visto, aunque aún
no sepa cómo explicarlo y digerirlo?
Claro que el evangelio no nos
resuelve esa cuestión, pero cierto es también que la revierte sobre nosotros.
Porque el gran problema que llevamos encima es lo difícil –y casi imposible-
que se nos hace dar nuestro brazo a torcer…, dejar que la ayuda (venida en la
forma que sea) haga mella en nosotros…, y hasta que sepamos dudar de nuestras
certezas hasta ser capaces de admitir otros cauces diferentes… Aunque, de
comienzo, nos tambaleen. Pero sólo así es como seremos personas maduras, e
incluso como maduraremos en la fe. Porque la fe no es un monolito cerrado en sí
mismo. Precisamente LA FE –porque es fe en Dios y en Jesucristo, y ellos son
SIEMPRE MÁS-, nos abren cauces que nos obligan a replantear… Dios tiene siempre
una Palabra nueva, y –como en aquellos fariseos- la riqueza de Dios estaría en
que ellos se dejaran interpelar y
cambiar por esa novedad con la que se han encontrado. La pena fue que –una y otra vez- se
estrellaron en sus “certezas”, sus “infalibilidades”, su orgullo que a nada
cede…, y acabaron por no encontrar a JESUCRISTO SALVADOR. ¿y creéis que no es una cuestión que se palpa
en esas personas autosuficientes y recalcitrantes, que parecen subirse al séptimo
cielo de la “espiritualidad”, pero no ceden un palmo de su YO?
SABER DUDAR, vivir la humildad,
es lo que nos deja hoy este relato.
Esas personas autosuficientes y recalcitrantes ,
ResponderEliminarson cortas de miras y competitivas y eso
les hace no valorarse y envidiar las cualidades ajenas .Cuando todas las personas son ricas
en su esencia `porque están hechas a imagen de DIOS,PARTICIPANDO DE SU Naruraleza divina .