sábado, 27 de julio de 2013

27 julio: TRIGO y CIZAÑA

27 julio.- Sigue la siembra
             Hoy estamos ante otra parábola –[Mt 13, 24-30]- con nuevas enseñanzas. El estilo de Mateo, el mismo: Jesús cuenta la parábola a la gente, y la deja con ella… El rumiar, calibrar, pensar su sentido y contenido, aplicar las consecuencias…, eso se lo deja Jesús a las gentes que les escuchan.  Lo que significa que hoy, nosotros, escuchando igualmente de los labios de Jesús es parábola, sin más explicaciones ahora, ya tenemos material suficiente para pensar y orar con realismo; Jesús no “ha jugado” a contar enigmas. Ha expresado un planteamiento de Dios, una realidad del reino de Dios aquí abajo. Y por consiguiente yo estoy metido ahí en medio y tengo un directo protagonismo en las posibles consecuencias de esa enseñanza.
             Lo primero, principal, e indiscutible –un principio esencial que viene de la misma realidad de Dios- es que la semilla que el dueño pone en manos de los labradores es una semilla buena, de la más excelente calidad. No podía ser de otra manera. Sembrada en cada cual esa semilla, los frutos que cada cual tenemos que dar son excelentes.
             Matean las plantas. Y los labradores advierten algo que no pueden explicarse: Tú sembraste semilla buena y limpia; sin embargo hay cizaña creciendo juntamente…  Y el dueño responde con toda claridad: Lo ha hecho un enemigo.  Mientras que el dueño pretende para su campo y posterior cosecha lo mejor de lo mejor, un enemigo, de noche, mientras la gente dormía, sembró cizaña en medio del trigo.
             Muy fácil tendencia –y muy cómoda- es ver en ese “enemigo” al diablo, al maligno… Y hasta se queda uno como víctima inocente de esa cizaña que estropea la siembra primera.  Pero es posible que otros, con más sentido de la responsabilidad personal y de la propia realidad, no se vayan tan lejos, y caigan en la cuenta de que aquel deslumbrante profesor, tan atrayente por tan libre y abierto…, ha puesto unas semillas de cizaña sobre el trigo limpio que puso Dios.  Aquellos compañeros de pandilla, de estudio, de conversación…, aportaron su cizaña engañosa.  Que uno mismo se basta para encizañar, porque todos llevamos el gusanillo de lo prohibido, de llegar al límite…, la curiosidad…, el deseo de falsa libertad…, fueron siendo semillas de cizaña… Y para colmo, y no ya siquiera “de noche”, los medios de comunicación se encargan de hacer su agosto en eso de maleducar y de poner al borde de lo prohibido… El empujoncito final, ni hace falta ya… Uno se sobra y se basta para dejarse resbalar.
             Y el buen trigo se ha quedado entremezclado con la cizaña (planta maligna de aquellas latitudes por donde Jesús caminaba).
             Y vienen los labradores que proponen arrancar la cizaña YA… El dueño, con sensatez, les dice que no puede hacerse porque están tan raíz con raíz que arrancar cizaña supondría arrancar el trigo.  Está Jesús dibujando la vida real, porque el reino de Dios se desenvuelve en la realidad diaria de la vida.  Por eso: dejadlos crecer juntos y yo encargaré a los segadores del momento final que sieguen el trigo y lo recojan y almacenen; y aparte sieguen la cizaña y quemen esas gavillas malas…: es menester que se corte a tiempo y que no se reproduzcan e infesten.
             Dos aspectos hay ahí: uno, que la vida se desenvuelve con esa convivencia del bien y el mal, los buenos y los malos. Y eso no puede evitarse, ni Dios pretende ir cortando cabezas de “malos” para salvaguardar a los “buenos”. Hay que convivir, y en esa convivencia se irá aquilatando la bondad de los buenos.
             Y a su vez, con esa infinita paciencia de Dios, piensa su Corazón de Padre que esos mismos “malos” han de tener su oportunidad… Lo mismo que el mal infesta al bien, ¿por qué no va a poder el bien purificar el mal? ¿No es cierto que muchas “cizañas” se fueron haciendo “trigos”, al contagio con la buena semilla que mantuvieron otros en medio de esta locura de la vida?  ¿Se ha acabado la capacidad del corazón humano para reflexionar, recapacitar, dar la “patada en el fondo de la piscina” y salir a flote con una novedad para adelante?
             Otra reflexión personal: en mi hay trigo excelente que apunta a gran cosecha.  En mí, sin duda, hay “cizaña” que hace de lastre en mi caminar  diario.  Unas veces, se me metido sin saber… Otras veces me “he metido yo en ese toro”. Unas veces son cosas de más envergadura.  Otras son los detalles propios de la vida diaria en la que el engaño sutil me puede cambiar el paso bueno que yo llevaba.  ¿Habrá quien crea que a él no le concierne esta parábola?  ¿Habrá quien la pase como meditación piadosa y no se detenga a descubrir esas cizañas que se han entremezclado –sobresembrado- en él?
             De suyo es una parábola magnífica para un discernimiento, porque da varias claves de conocimiento.  La buena semilla va a la luz del día. La mala, de noche (en obscuridad, en engaño). El buen trigo lo siembran los labradores.  La cizaña no tiene “sujeto”…: es “un enemigo”. El trigo se siembra de pleno derecho. La cizaña se “sobre-siembra” (viene a invadir un terreno ya cultivado y con dueño propio).

             Por eso nunca puede pensarse que la parábola no va conmigo. En la parábola de la cizaña estamos comprendidos todos. El engaño sutil es siempre posible, y hay que estar sobre sí con los cinco sentidos.

1 comentario:

  1. El engaño sutil está en que no hay peor ciego que el que no quiere ver y el que tenga oídos
    para oir que oiga .

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