jueves, 18 de julio de 2013

18 julio: ÚNICO JESÚS, único evangelio

18 julio.- Evangelio “bonito”   Mt 11, 28-30

Esa realidad, penosa realidad, que cataloga los textos evangélicos en “bonitos”, “feos”, emocionantes, depresivos, aptos para orarlos, o “yo no los entiendo”, manifiestan que el Evangelio se toma como un puzle de piezas sueltas, de la que una es azul y la otra verde, pero como compartimentos estancos que forman un libro pero no una unidad compacta.
                Dicho más directamente: Jesucristo aparece como un mosaico en el que hay piezas que gustan y otras que no, A lo que no se ha llegado es a UN SOLO JESUCRISTO, que compacta en su única realidad una plural enseñanza que tiene diversas facetas, como el prisma que tiene múltiples caras y colores pero es un solo y único prisma.
                Jesús, el que el trozo de evangelio de hoy esponja tantas almas y ahí se quedan acurrucadas en tan “bonita” invitación a ir a Él porque Él consuela y ayuda y hace suave la carga, es el mismísimo Jesús que párrafos antes lanzaba sus ayes contra Corozaín, Betsaida y Cafarnaún.  Y el de uno y otro evangelio, es el mismísimo que cantaba alabanzas a Dios porque Dios se comunica a la gente sencilla y se revela de tal modo en Cristo que hoy Jesús llama para hacer suaves las cargas… ¿Es distinto un Jesús del otro? ¿Concebimos a Jesús “a trozos”, y un Jesús que hoy me gusta y mañana “no lo entiendo?  ¿Un Jesús que hoy sosiega, atrae, “endulza el paladar” de sus fieles, será radicalmente distinto del que vino a traer espadas, o tan distinto del que exige la paz para que pueda predicarse el evangelio?
                Es de temer que hemos dividido a Jesús en dichos bonitos y feos…, y hechos que agradan y los otros que “no se entienden”. Podemos pertenecer a los devotos enternecidos de Belén…, y a la vez escandalizados porque mirad que subimos a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los enemigos que le maltratarán y le crucificarán. Y podemos estar entre los que quieren hacer tres tiendas si estamos en el Tabor…, pero zarandeamos a Jesús para que a ti no te ocurra tal cosa, si se ha hablado de Mesías que padecerá.
                Lo que está en juego es el conocimiento interno del Señor, que nos deja hoy ver todo color de rosa (y ahí me quedo yo tan feliz), y mañana me chirría diciéndome que me arranque el ojo si me da ocasión a pecar. El conocimiento INTERNO me pone delante a Jesús todo entero, de una sola pieza sin partes, y que –como en una Eucaristía- lo comulgo en totalidad sin distinguir “bonito” de feo, “devoto” de “duro”. Y posiblemente están ahí muchas de las dificultades para nuestra vivencia cristiana, que sufre escándalos cuando Jesús, el Evangelio…, no responden a ese “retrato robot” que nos hacemos de antemano, y que ha dejado “para meditar” –no como hecho de vida- que hay que negarse a sí mismo (con todo lo que eso implica) y tomar la cruz cada día  para seguir a Jesús. [Hablamos de “seguir a Jesús”, al verdadero Jesús, al Jesús integral].  No cabe “dividirlo” ni leer evangelio distinguiendo.., separando…, y hasta saltando “lo que no gusta”, o lo que “no se entiende”…, [y no se entiende porque una “parcela” de Jesús no nos hace felices].
                Realmente es fundamental que hallemos la UNIDAD que hay en Jesús y que todo lo que dice, todo lo que hace, hay que integrarlo en la sola verdad incuestionable de que ES EL SOLO Y ÚNICO JESÚS, el solo y único evangelio. Y que a la hora de leer y orar y vivir, seguimos a Jesús… Y Jesús, desde la riqueza infinita de su ser, nos va dosificando la llamada, la exigencia…; y hoy nos presenta a Jesús apretujado por las muchedumbres enardecidas…, y mañana Jesús está solo y rechazado, y una plebe pide para Él la condena en cruz.  Hoy nos acerca a su pecho y nos dice; venid a mí…, yo o aliviaré…, yo es haré suaves las cargas…, y mañana nos dice que Él trae espada y no paz… (y luego será el paladín de la paz, como distintivo? ¿Contradicción? Ninguna. Partes de un todo, y con diversas referencias y situaciones, que hemos de saber componer en la UNIDAD de un camino que Jesús nos muestra con múltiples facetas. La SÍNTESIS…, la capacidad de encajar cada pieza, a sabiendas de que estamos ante un único evangelio, una única PERSONA, será la obra que nosotros tenemos que ir asimilando bajo la acción del Espíritu Santo, que nos llevando a la verdad completa.
                Es uno de los efectos de la oración, por su posibilidad de silencio y de parada sin prisas, y por tanto de hallar esa verdad más completa cada vez. Es esa oración que no se hace para “gustos del espíritu” sino para dar ocasión a esa acción de la Gracia, que es la que ha de ir abriendo horizontes y llevándonos al conocimiento interno…, y cada vez más interno…

                Esto es lo apasionante de la oración y del encuentro con Jesucristo; ésta es la razón por la que resulta tan absurdo el que dice que “se sabe el evangelio de memoria”… Porque queda mucha tela que cortar…, porque estamos ante una Persona sublime, inabarcable…, porque estamos ante el mismo misterio de Dios.

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