viernes, 12 de julio de 2013

12 julio: Como corderos entre lobos

-12 julio.- San Mateo explicita
Es un hecho el cambio que experimenta aquí las narraciones de San Mateo. Porque, a propósito del envío de los apóstoles, va desglosando una serie de realidades que implica la fidelidad al Evangelio y el Reino de Dios. Ya varía en el hecho de que no habla de los setenta y dos discípulos (en donde otros evangelistas recogen estas advertencias). Son los propios apóstoles los enviados ahora. Y una advertencia de envergadura, que no indica precisamente un paseo triunfal: mirad que os envío como corderos en medio de lobos.  La proclamación del reino no v a ser llevase de calle a las gentes por la “belleza” del evangelio. Los emisarios de Jesús salen a un mundo hostil a ese evangelio. Cuando Pablo advierte que el mundo considerará necedad lo que para Dios es sabiduría; y viceversa, y que de hecho Dios se ha escogido lo débil para confundir a los fuertes, ya está firmando la causa de una lucha desigual. Los emisarios del Reino llevan unas armas muy dispares de las que usan los enemigos. La vida de la fe siempre va en desventaja en medio de un mundo que se apoya en otras fuerzas…, aunque en ellas haya injusticia, violencia, desigualdad de trato.
Y como las cosas parecen difíciles de comprender porque quisiéramos un evangelio de miraguano, nos puede ser útil bajarnos de la parra espiritualista y mirar el mundo de hoy, al que somos enviados: ¿qué fuerza tenemos?,  ¿con qué desventajas sociales e incluso económicas son tratadas las causas que tienen un sentido y base y motor religioso cristiano? ¿No sentimos que somos marginados por razón de nuestras creencias, como si perteneciéramos a una especie en extinción, que poco puede intranquilizar a los lobos que rigen –con justicia o sin ella la realidad diaria?
“Lobos” que salen alguna vez de entre nosotros –como ya acusaba el apóstol Juan…; como gritaba fuerte Pablo a los gálatas… ¿Acaso no es Jesús quien habla del anticristo salido de entre nosotros?  No busquemos figuras esotéricas para ver la lucha de la Iglesia de hoy.  Surgen ahí en pequeños grupos de presión que tratan de traernos una fe amenazante, angustiosa, legulista, retrógrada…  Son pocos pero activos. Y en vez de presentarnos un evangelio con sus llamadas, exigencias, paz esencial y misericordia, un Cristo en Cruz, Salvador…, nos traen siempre mensajes terroríficos de males físicos y morales.  María, la Madre de Jesús, sale aquí y allí para advertir desgracias e imponer condiciones…, tantas veces materiales (horarios fijos; tipos de oración determinados; “revelaciones” como rosquillas).  Realmente Jesús tuvo que advertir a sus apóstoles que serían llevados ante los tribunales, pero que no intentaran buscarse palabras de defensa. El Espíritu Santo habla y sugiere lo que han de responder.  O sea: estamos en otra dimensión. Pero en ese choque de trenes, vendrán las persecuciones religiosas (de orígenes políticos, étnicos, de principios y valores…), en las que los padres entregarán a los hijos y las hijas a las madres…  Podríamos verlo claro en ciertas parcelas del globo. Pero yo me voy a quedar más cerca:  ¿cómo está la familia hoy?; ¿qué tensiones sufren? ¿Qué paz puede haber en tantas familias en las que los miembros que son religiosos, cristianos y practicantes…, morales y fieles a principios evangélicos, son señalados como “antiguos”, como gentes que ya no tienen autoridad en el siglo XXI?  ¿Tendremos que ir muy lejos para hallar estos “tribunales”…, esos anticristos…?
No os extrañe, dice Jesús: si al amo le llamaron Beelzebul, ¡Cuánto más a los siervos…  Y Jesús –al contrario de tantas “revelaciones al dictado”, pone paz en el alma: No los temáis…  Todo saldrá a la luz… Vosotros hablad desde los tejados (como púlpitos elevados para que todos puedan escuchar). No les tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma.  Eso sí: temed a quien puede mataros el alma y lanzaros a la desgracia.  Es evidente que “ese” no es Dios, porque Dios no mata el alma, y menos aún lanza a la desgracia.  Hay otras fuerzas…, otros principios de mal…, de medias verdades.., de cambios de palabras para envenenar las inteligencias sin que pique… Temed a ese mundo suave, hedonista, placentero, del “todo da igual”.., que os va minando valores y verdades, fidelidad y principios esenciales… Temedle mucho porque “ese” o “eso” es el que os destruye y os v dejando tirados como harapos en la cuneta de la vida, hechos para usar y tirar…  ¡Que se lo digan a muchos y muchas, que hoy se ven como piltrafa humana!
Dios, que os quiere, no os quiere dejar en esa situación. Dios tiene hasta contados vuestros cabellos. Podrá caer alguno, pero bajo control. Que quien cuida de los pájaros de cielo, cuida mucho más de vosotros.  Una advertencia substancial:  no podéis vivir vergonzantes vuestra fe; tenéis que dar testimonio de ella. Tenéis que confesarme a mí en vuestra vida diaria, y podéis contar conmigo, que salgo por vosotros.

El envío de los apóstoles ha servido a Mateo para lanzar “leyes de vida” que parecía como si no las tuviera dentro en esos relatos escuetos y con pocos matices…  Pero cuando ha llegado el momento, San Mateo nos enfrenta a una situación de la vida diaria.  Porque todos somos esos enviados al mundo, como testigos de Jesús.  Y hemos de ser muy conscientes que vivir nuestra fe no es algo que sale solo ni se vive sin lucha. Vamos como corderos en medio de lobos.

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