martes, 2 de julio de 2013

2 Julio: un tema muy repetido

2 de Julio:   Mt 8, 23
He de confesar que hoy no sé qué escribir, porque me encuentro con un tema tantas veces tratado y que tantas veces me ha emocionado y que otras tantas he trasmitido, que hasta he dudado de comentarlo.
Pero parto siempre del principio de que no se debe saltar un texto evangélico porque nadie sabe si es HOY el momento en el que lo muy “sabido” se puede convertir en VIDA, en disparo del Espíritu, que uno ni había olido, siendo así que había estado mil veces sobre el mismo texto.
Cuando publiqué mi último libro, no sabía qué título ponerle. Entonces me coincidió que, en mi oración habitual, estaba sobre esta historia de la tempestad que amenazaba con engullir en el mar a los Doce…, ¡y a Jesús mismo!...  Y se me encendió la luz…, y ante una materia diversa como la que el libro llevaba, cabía perfectamente el título que habían acuñado los mismos apóstoles.  ¿Sabrían ellos quién esa Jesús? ¿Tendrían ellos del Maestro un conocimiento mucho mayor que cualquiera?  ¿No podrían responder muy certeramente a cualquiera que les preguntara, quién era Jesús?
Sin embargo cuando se presentó la tempestad y ellos vieron que se iban a pique…, acuden a Jesús como único recurso…, y Jesús se yergue como un gigante sobre las olas y los vientos, y domina en unos segundos. Y eso mismo les cuestiona a los propios apóstoles, la GRAN PREGUNTA sin respuesta plena, y sin fin: Quién es Este.
Mi hermana compuso una portada para ese libro, que era harto expresiva. Con las técnicas informáticas “sacó” a Jesús de la barca. Al y al cabo en la barca podría ser un personaje de la misma altura y tamaño que el resto: los Doce.  Y sin embargo intuyó mi hermana otra realidad: así la imagen de Jesús que destaca en el libro es un Cristo grande, de tamaño desproporcionadamente mayor que el resto de los aturdidos hombres… Mi hermana estaba dando parte de la respuesta: Quién es Este.   Y “Este” es alguien que sobresale y destaca…, que se impone porque domina el mal, el peligro, el temor…
Pero todavía destaco en esa su capacidad creadora, la otra parte de la “respuesta”.  JESÚS ESTÁ DE ESPALDAS al que tiene el libro en sus manos. Y bien se me ocurre que ahí estaba ese misterio perenne por el que uno no acaba nunca de saber QUIÉN ES ESTE.  Siempre puede descubrirse UN MÁS, pero siempre vemos “sus espaldas”, como en aquella teofanía de Dios con Abrahán…  El rostro está mirando “hacia dentro del libro”, y hay que bucear en él mil veces…, y poco a poco se irán intuyendo rasgos…, y siempre nos quedará la convicción de que apenas vemos más que ese misterio de Jesús, aún no desvelado plenamente.., y que mantendrá siempre la pregunta abierta, la atracción al vivo, porque no es que Jesús deja de presentar siempre su atractivo personal,  ¡pero simultáneamente se nos oculta el secreto profundo de su personalidad!  ¿Se nos oculta para siempre? ¿Juega Jesús al escondite con nosotros?  No.  Pero como en el libro del Amor, el Cantar de los Cantares (de la Biblia), Jesús es el gran enamorado que se esconde tras las rejas, que atisba por entre las celosías…, y en su juego amoroso está provocando un ansia e ilusión inenarrable en la persona amada, que tiene cada vez más deseo de poseer, conocer, abrazar…, a ese  ser tan querido que se deja entrever y al que el día que descubre en un trazo nuevo, lo quiera ya atado a su brazo…, tatuado con señal de fuego en el mismo corazón…, un tatuaje imborrable que no podrían borrar todas las aguas del mundo.

Me permito copiar y pegar el correo de Javier
sobre la situación de su esposa enferma:

Las oraciones están funcionando. Ana Mari está reaccionando al antibiótico, y el médico hoy me ha presentado una cara mucho más optimista que la del sábado.
Su expresión exacta ha sido, "está mucho mejor",
 y realmente he visto al hombre aliviado y contento.
Pero la batalla no ha terminado, hay que seguir rezando por su completo restablecimiento y sin ningún tipo de secuela.
Sigo pidiendo también por todos vosotros,

para que Dios os revierta la bendición.

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