martes, 27 de noviembre de 2012

Lecturas simbólicas


¿Duendes de imprenta?
          Antes teníamos la escapatoria de los duendes de imprenta para tapar nuestros gazapos.  Hoy no existe eso: el ordenador es el que manda. Pero el ordenador no es tonto ni listo. El que escribe enn el ordenador es  quien acierta o se equivoca.  Pues yo me equivoqué ayer y di equivocado el nombre del presentador de mi libro. Su nombre  es RAFAEL CAVA MORILLO, Y NO “Antonio”, como escribí en las prisas… (a algo tengo que echarle la culpa)
PURO SIMBOLISMO
             Apocalipsis 14, 14-19 es puro simbolismo.  Y muy lejos de lo que pueda parecer a primera vista, sin una referencia directa a poder religioso.  Los expertos del libro que comentamos ven en estos personajes la destrucción del Imperio Romano. La nube blanca expresa una mayor altura que lo que es la tierra. Y el que se sienta sobre la nube blanca, cuya procedencia no es el Cielo, es “al modo de Ciro”, el rey de Persia, vencedor del Imperio babilónico, y por tanto muy de considerar en el ámbito de liberación del Pueblo de Dios.  Pues de la misma manera surge otro poderoso, con corona de oro que será quien venza a Roma (la actual opresora de los judíos.  Pero ese nuevo poder no se vale solo; otros “ángeles” –uno procedente del templo [quiere decir: aún más poderoso que el anterior de la corona de oro], y otro del, altar” [cuyo poder sobre “el fuego” expresa que puede ofrecer el incienso del sacrificio litúrgico; de ahí que sea como quien deja ya la puerta abierta a actuar, porque un sentido de liberación del Pueblo de Dios está ahí encerrado.  Podría decirse: que tiene el “permiso de Dios” para que ya sea el tiempo de liberar a su Pueblo]. Los “racimos de la tierra”  y “la mies de la tierra” [todo referido a terreno], expresa poderes humanos…, precisamente Roma, que va a ser segada con las diferentes hoces  de los otros poderes más fuertes.  Y se va a establecer una lucha tan mortal, que la sangre de los contendientes va a subir hasta el estribo  de los caballos, hasta llegar a vencer “la bestia”.
             Que si ahora juntamos esta descripción con la de Jesús en el Evangelio de hoy, nos resulta mucho más inteligible ese “fin del mundo” y destrucción del Templo de Jerusalén, el emblema que expresa a todo el mundo judío.  Eso que resuena espantoso para un oído judío, dice Jesús que no sea motivo de espanto ni de terror, ni de que nadie engañe. Porque el desastre de esa nación judía no es el final.  NO TENGÁIS MIEDO.
             Desde la Palabra de Jesús, el mundo no se acaba cuando acabe aquel falso poder religioso tan soberbio…, cuando sucedan tantos cataclismos y desgracias.  Detrás está siempre la nueva esperanza de un nuevo Pueblo.
              IMPOSIBILIDAD DE TIEMPO PARA SEGUIR. PERO HAY UNA NOTICIA…

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