miércoles, 14 de noviembre de 2012

Diez leprosos


SIGUEN LAS EXHORTACIONES
          Es curioso cómo Pablo está enseñando detalladamente a Tito, su hijo al que ha engendrado en la fe, como un padre que quiere que el hijo acierte lo mejor posible.  Y va tocando Pablo tantos detalles que realmente admira: tiene palabras para los gobernantes, los ciudadanos…, y siempre con un sentido sobrenatural de la vida que solamente puede entenderse desde ese ámbito de la fe. Obediencia…, condescendencia; trabajo…, amor… Si antes fuimos insensatos, esclavos y lleno de vicios de todo género (con odios, envidias…), ahora ha cambiado por completo el panorama porque cuando ha aparecido la bondad de Dios hacia los hombres…, por su puro amor y misericordia, no por nuestros méritos, hemos quedado regenerados y renacidos (vueltos a nacer, como decía Jesús a Nicodemo), por el baño del BAUTISMO que nos infunde dentro al Espíritu Santo.  ¡Copiosamente!, porque Dios no sabe dar midiendo el más o el menos…, sino ¡nada menos que a un Salvador!, con lo que hemos sido constituidos herederos de vida eterna.
             Cuando hoy se viva esta jornada…, cuando hoy piensa cada uno desde su punto de vista, cuando se den los típicos bailes de cifras…, cuando se haga recuento (falso siempre) de las “incidencias), un creyente tendrá que estar del lado de lo justo, bueno, de lo que supone dominio de sí, sin pasiones que desbordan, sin odios ni luchas del corazón…, de donde sale lo  que encierra cada regurgitación del alma.  Si tuviéramos un termómetro en el interior de cada persona, acabaríamos viendo cuál ha sido la verdad profunda desde arriba hasta abajo y desde abajo, y en los otros puntos cardinales].

             Resultó, nos cuenta San Lucas que salieron al encuentro de Jesús diez leprosos…, todos con sus harapos y costras, su miseria, su marginación… Se detuvieron ante Jesús y se hicieron notar con sus gritos.  Por supuesto que no eran gritos de guerra ni disgusto, ni contra nadie… Era gritos al que confiaban que podía salvarles de su enfermedad social tan penosa.
             Jesús les dio la solución que indicaba su corazón: Id a presentaros al sacerdote.  Era “el notario” que debía certificar la curación, y con ello la vuelta a la vida normal de los desgraciados aquellos.  En efecto se vieron libres cuando iban hacia el sacerdote…  Y tan contentos y deseosos de tener su certificado de salid, que nueve siguieron adelante sin pensar ya en lo que habían dejado atrás… Uno sí recapacitó. Tuvo la nobleza de retrasar su acta de hombre sano, pero no retrasar su sentido de agradecimiento.  Y se volvió a dar las gracias a Jesús.  Era lo que correspondía.  No es que hacía algo superfluo…
             Y Jesús sintió esa satisfacción de ver al hombre agradecido.  Y no cabe duda que le había llegado al alma que los otros nueve no se acordaran de lo que habían recibido.  Y los nueve, dónde están?

             Dicen que el en Cielo hay una inmensa sala de ángeles que reciben las peticiones…; miles de ángeles y no dan abasto.
             Otra sala la que expende los certificados de gracias concedidas.  También grandísima.  En ella está esa repetida expresión de Jesús: Tu fe te ha salvado, despacha a troche y moche por parte de la generosidad de Dios.
             Y una habitación pequeña con angelitos un poco aburridos…, ¡de los que reciben los agradecimientos que les llegan de los que han recibidos los favores…
             Y la pregunta que sale sola es: y LOS NUEVE…, ¿DÓNDE ESTÁN?

3 comentarios:

  1. José Antonio10:52 a. m.

    Lamentablemente, cuando nos "acercamos" al Señor es para pedir. Y como Padre que es, en absoluto es malo, pero en qué pocas ocasiones agradecemos lo que nos regala e incluso no agradecemos aquello que no nos concede (por paradójico que pueda parecer). Me viene a la mente esa frase de San Agustín: "De las aguas tranquilas líbrame Señor, que de las turbulentas ya me libro yo". Cuando la vida nos sonríe parece que nos olvidamos de Dios y es cuando más debemos acercarnos a El, pues todo es regalo del Señor, de manera altruista, sin "hipotecas" de ningún tipo, sin "intereses", sino fruto de Su Amor. Aprendamos la lección de ese leproso samaritano, que agradecido volvió a Jesús, y esa fe... le salvó.

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  2. Ana Ciudad3:08 p. m.

    La gratitud es señal de nobleza y Jesús se conmueve ante reconocimiento de las personas agradecidas y se duele del "EGOISTA" que sólo sabe recibir.
    San Pablo nos exhorta a vivir las virtudes de honradez, amabilidad,gratitud,respeto,afabilidad,benignidad, todas necesarias para una perfecta convivencia.El saludo de María llenó de alegría sl corazón de su anciana prima Isabel. Asi nosotros practicando estas virtudes recomendadas por San Pablo podemos llenar de optimismo a quienes conviven con nosotros.
    El salmo 22 es mi salmo preferido.Lo recito muchas veces al día:"EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA.Bajo. la imagen sencilla del pastor expresa el salmista sus más puros sentimientos,su fe profunda y su confianza familiar con Dios.Porque como pastor,Dios lo guia lo defiende lo colma de bienes, y más que nada lo cobija en su propia casa "por años sin término"Todas las obras de Dios se pueden resumir en dos palabras:la bondad y la misericordia.!Bendito sea el día en que fué concebido este salmo¡Porque con acentos serenos se canta la dulzura de la fe.

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  3. Ana Ciudad7:14 p. m.

    ORACIÖN.¡PASTOR ETERNO que enviaste a tu Hijo Jesucristo como BUËN PASTOR para que,a través de las oscuras cañadas de este mundo,conduzcas a los hombres por el sendero recto!.Haz que guiados por tu vara y tu cayado y confortados por los sacramentos de tu Iglesia,nos acompañe tu bondad y misericordia por años sin término.

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