miércoles, 28 de noviembre de 2012

Cosas serias


Nuevamente en el Cielo
          La visión que hoy presenta Juan vuelve al Cielo, lugar de cristal traslúcido con mat de fuego (=centelleo de las estrellas). Allí, siete ángeles para realizar los proyectos de Dios.  Allí también los mártires de Roma, los que han vencido a la bestia, a su imagen a la que es cifra de su perversidad. Llevan en sus manos ñas arpas que Dios les ha dado, y son almas resplandecientes.
             Cantan el canto de Moisés y el del Cordero.  El de Moisés (recuerdos bíblicos de la liberación de Egipto y el triunfo de Cristo). Los puntos del cántico de Moisés fueron en aquel momento histórico: 1) Dios actúa prodigiosamente.  2) El pueblo liberado es la derrota de Egipto (el símbolo de la opresión y del mal);  3) Los enemigos quedan espantados.  4) Dios da a su Pueblo la Tierra prometida.  El cántico del Cordero es la definitiva liberación de la opresión del mal, del pecado y del poder diabólico.
             Los triunfadores que cantan ese canto triunfal sobre la Bestia (el Imperio Romano) son los mártires de la Iglesia, que reconocen la supremacía de Dios sobre todo, y que su acción es justa (es acción santa, que genera santos y que defiende a los santos, a los hombres fieles a Dios), y por eso Dios no deja que venza el mal.  Por eso invita a observar sus mandamientos y que así sea reconocido el Nombre de Dios.  Y en el Nombre está su mismo Ser, su acción, su Bondad, y que todo sucede para el bien de sus hijos.

             Engarza perfectamente con el Evangelio que acaba precisamente con esas palabras de plena esperanza. Podrán ocurrir en el mundo todas las catástrofes, podrán darse todos los abusos, podremos sufrir unos y otros y que los que son fieles lleven la peor parte.  Pero que estemos siempre seguros de que Dios conserva en su poder providente hasta los pelos de nuestra cabeza.  El día que uno cae, es porque Dios ha dado su permiso. Y cuando Dios da su permiso, detrás está su providencia amorosa que transforma todo en bien de la humanidad, aunque mientras el mundo sea mundo, los soberbios acabarán machacando a los pequeños, y los llevarán a los tribunales.  Pues no os preocupéis preparando vuestra defensa con argumentos de razón ni de estrategias humanas. Allí Dios sugerirá lo que tenemos que responder.

            
             Yo me creía no solamente “evangelizado” sino un “evangelizador”. Y cuando mañana, si Dios quiere presente mi libro, “¿QUIÉN ES ESTE?”, pondré la carne en el asador para evangelizar.  Pero la pregunta que me viene acuciando es precisamente si yo estoy evangelizado.  Porque me es muy fácil orar con el Evangelio, y experimentar gozos indecibles en ese permanente descubrimiento de la Persona de Jesús.  Me resulta crucial insistir en el Evangelio a quienes están conmigo.  Pero ¿yo estoy evangelizado?
             La pregunta consiste en esto, y la traslado por si a alguien le ayudara. ¿Aplico los pensamientos de Jesús, los que me gustan y los que no? ¿Estoy actuando al modo de Jesús, con los que me son afines y con los que no) ¿Realmente estoy sintiendo que esa repetitiva nueva evangelización no se refiere al bla, bla, bla, sobre el Evangelio, sino a que el Evangelio me apriete el cinturón?  Porque la vida no me sonríe como a mí me gustaría que me sonriera…, y no porque es buena o mala o regular conmigo, sino porque yo quiero “otra sonrisa” a mi conveniencia.  Y si no es así, soslayo los principios y exigencias  evangélicas, que parece que en ese momento nom van conmigo.
             ¿Hago mis confesiones desde textos evangélicos, porque me han cogido por dentro, o sigo con mis fáciles acusaciones de niño, de “beato” que se fija más en si he cumplido o no unas cuantas cosas? Cuándo perdono, ¿perdono?  Cuando persono, ¿queda ya todo atrás o la recámara guarda los ecos de lo que ocurrió?  ¿No están ahí almacenados para el momento inoportuno?
             Si me dice Jesús que es condición indispensable para estar con Él, abnegarse, tomar MI cruz…, ¿eso es un hecho que me estoy poniendo como objetivo, con clara conciencia de que ese es el camino, y no otro?+ç
             Cuando Jesús dice de dejar padre, madre, hijos, tierras para poder ser su discípulo.., y que los muertos entierren a los muertos…, ¿me siento directamente aludido sobre mis afectos, mis dependencias, mis posesiones del corazón, o me quedo en una “comparación” exterior que ni me va ni me viene. ni me hace cambiar nada mío, y por esos siempre sigo igual de aferrado a LO MÍO, y de eso nadie me baja?
             No: o no he entendido lo que es nueva evangelización, o me lo estoy saltando bajo el señuelo de mis confesiones, rezos, Misas diarias, p devotas meditaciones evangélicas?
             Y puestos a decir, y ahora pensando hacia afuera: ¿los fieles cristianos y asiduos fieles, ¿están tomando en serio eso de tomar el evangelio y buscar ahía a Dios, a las condiciones de ser verdaderamente cristiano, al modo de Cristo, y dejándose cambiar a sí mismos y a sus costumbres personales en razón de ese Cristo y de ese Evangelio?
             Queda todavía un tema…:  La Iglesia (nosotros, vosotros y ellos), ¿está en trance de nueva evangelización…, o montada en sus tradiciones y “fábrica de servicios sacramentales”?

2 comentarios:

  1. José Andrés11:39 a. m.

    Padre: No tenga ninguna duda. SI evangeliza. No solo con su palabra, sino con su testimonio. Su vida es EVANGELIO,o sea buena noticia. Gracias por todo.

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  2. Grandioso y religiosísimo Padre Cantero ;
    Claro que Evangeliza y mucho con espiritu y bien ,para mi este blog
    es un bálsamo ,tengo verdaderamente necesidad diaria me da esperanza me
    levanta el alma.
    Cuando le veo a usted es como si viera a Cristo .
    Tras leer su meditación y todos sus interrogantes ;personalmente
    siento miedo de las exigencias espirituales que Cristo nos manda
    en el Evangelio , porque solo se puede abrazar la Cruz unicamente
    deseandola no hay termino medio en este camino de seguimiento .
    De hay el perdón y todo lo demás .

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