miércoles, 11 de enero de 2012

TU SIERVO ESUCHA

TU SIERVO ESCUCHA
Jesús había salido triunfador de aquella jornada: expulsa al demonio en la sinagoga; nadie protesta (aunque es sábado) y todos se admiran y le alaban. Y corre su fama. Llega a casa de Simón y la suegra, que tenía que guisar, está con fiebre y en cama. Jesús la cura. A la hora de poder descansar un poco, la gente admirada se ha puesto alrededor de la casa a esperar a Jesús con sus enfermos en primera línea como reclamo. Jesús pasa entre ellos, los cura, y enseña lo que es el Reino de Dios. Finalmente, con la jornada repleta, se retiran a descansar. Pero Jesús, matado el primer sueño, se levanta silencioso y se sale afuera a un lugar tranquilo, a estarse con Dio y orar. No a rezar Salmos. A encontrarse con Dios. A ponerle delante lo hecho, y a esperar la palabra que Dios le pueda dirigir. ¡Que ahí es donde está el orar, propiamente!
Cuando sus discípulos se despiertan, está vacío el camastro de Jesús. Lo buscan y lo encuentran en su lugar de silencio orante. “Todo el mundo te busca”… Estás en la cresta de la ola y cada cual te busca por su necesidad o interés del tipo que sea. Y Jesús, que ha hecho oración de verdad, sabe que sería lo más cómodo aprovechar su fama, su triunfo y establecer “su tienda”…
Pero Dios no le ha dicho eso en la oración. Hay que seguir a otros lugares para anunciar el Reino, porque para eso he venido. Jesús HA DISCERNIDO ANTE EL PADRE. Y toca dejar lo fácil para afrontar la responsabilidad.
Samuel sintió llamadas que creyó que eran de Elí, el sacerdote. Elí, avezado en las cosas de Dios, le responde: Si oyes nueva llamada, di: Habla Señor, que tu siervo escucha.
Saber discernir para que sea Dios quien decida, aunque a uno le levante los pies del suelo. Esa es la oración verdadera. El que ora y ahí acaba, el que ora y no quiere saber más, el que ora y n o afronta responsabilidades, hace ejercicio de piedad. PERO NO HACE ORACIÓN. Dios tiene el gusto, muchas veces de cambiarle el paso a la persona. Y la oración sincera lo arrostra. Yo me siento en esta tesitura. ¡Y Dios reparta suertes!

3 comentarios:

  1. ANA MARÍA7:00 p. m.

    Padre, ¡cuánto me habría gustado pasar (al menos...)una jornada con JESÚS...! Ver con qué compasión y cariño curaba a los enfermos... Oírlo hablar del reino de Dios y después de un ligero descanso..."contemplar" su oración con el PADRE...! y orar con Él: la oración que nos enseñó: "PADRE NUESTRO..." o decir como el pequeño Samuel: "Habla, Señor, que tu siervo escucha"...

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  2. Bueno: es de las cosas más factibles que hay en la fe cristiana, puesto que Jesús es hoy tan real como entonces. Habrá menos visión pero hay la misma realidad, en esas múltiples situaciones de un Jesús que se manifiesta de mil maneras en cosas y personas. Los "relatos" emocionan más. La vda nos hace vivir esas "jornadas de Jesús" en la realidad práctica.

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  3. Bueno: es de las cosas más factibles que hay en la fe cristiana, puesto que Jesús es hoy tan real como entonces. Habrá menos visión pero hay la misma realidad, en esas múltiples situaciones de un Jesús que se manifiesta de mil maneras en cosas y personas. Los "relatos" emocionan más. La vda nos hace vivir esas "jornadas de Jesús" en la realidad práctica.

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