viernes, 13 de enero de 2012

PARA QUE VEÁIS

PARA QUE VEÁIS
Mc 2,1-12
U episodio evangélico muy conocido y meditado. El paralítico llevado por cuatro, que es colocado ante Jesús: “Tus pecados son perdonados”. Y como los doctores de la Ley lo consideran blasfemo por decir eso, Jesús acaba diciendo: “Levántate, toma tu camilla a cuestas y vete a tu casa”.
¿Qué pensaron los cuatro amigos cuando no podían poner al enfermo ante Jesús, por no haber cómo pasar por entre el gentío? ¿Qué pensó el paralítico cuando iba en volandas entre la terraza y el suelo? ¿Qué pensó la gente que estaba escuchando gustosamente a Jesús y le interrumpen su devoción? ¿Qué se le ocurrió a Jesús, siempre tan sorpresivo? En vez de curarlo, “se admira de la fe de ellos” (los 5: paralítico y amigos) Y le dice al hombre, ya situado ante él: “tus pecados están perdonados”. ¿Era eso a lo que había sido traído ese enfermo? ¿Se quedo muy satisfecho de la “respuesta” de Jesús? Los escribas, ¿qué piensan? - Pues que Jesús blasfema porque los pecados sólo puede perdonarlos Dios. Y Jesús –que no ha sido entendido- va a lo directo: “Para que veáis que el Hijo del hombre puede perdonar pecados, ¡levántate, toma tu camilla a cuestas y vete a tu casa!
Mi “manía” frecuente es parar la escena en un punto. Que el paralítico se fuera feliz, se supone (rodeado y festejando y agradeciendo a sus amigos). Que Jesús siguió hablando a la gente, es lo más probable (ahora con una nueva autoridad en su palabra).
Pero ¿y los doctores de la Ley? Los imagino casi inmóviles, callados como muertos. ¿Ahora qué? Jesús ha empleado el término: “Hijo del hombre”, que no es un simple “yo” (dice mucho más para un entendedor de la sagrada Escritura). Si pudiéramos tomar a uno por uno (el “gremio” es siempre peligroso y enquistado), ¿qué pensaban? Alguno debió sentir un chispazo de luz. Jesús había demostrado quien era realmente… (aunque el doctor se lo callara). Otro, perplejo. Bajarse del burro, no…, pero… No sé si discutieron o hicieron el dolorido silencio de la humillación…, pero dolorido porque tendrían que decir algo que no quieren decir y reconocer. Pero “ahí hay más tomate” del que puede parecer. Por supuesto, los zoquetes que no aceptan la verdad ni por asomos. Y los recalcitrantes que optarían por pensar que lo había hecho con el, poder del demonio”.
Y alguno me preguntará: ¿ara qué pierden Vd el tiempo en estas cosas? - PORQUE EN MEDIO DE cualquiera de ESOS personajes de los que ahí se han contado, ESTOY YO.. La pregunta es: ¿de cuál?

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