lunes, 2 de enero de 2012

EL INJERTO

EL INJERTO
2 enero

Juan declara abiertamente la condición de mentiroso que supone el negar a Cristo. Vosotros –dice a su comunidad- permanecéis en el Hijo y en el Padre. Este permanecer EN tiene mucha afinidad con el esqueje que se injerta en el tronco principal; de él toma vida y fuerza, y se hace una misma planta con él. Lo que supone que el creyente en Cristo recibe tal unción que no necesita ya de muchos maestros que le enseñen.
El Evangelio nos vuelve a Juan Bautista, cuya sinceridad ea absoluta y no se aprovecha de la circunstancia de que podría haberse presentado como mesías. El se mantiene en la verdad, y la verdad es que el que viene detrás de él –ese Niño fugitivo de Herodes- es realmente el verdadero TRONCO ESENCIAL que injertará en sí a todos los que son realmente verdaderos.


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Tras el breve descanso que pudieron tener aquellos fugitivos, reemprendieron su marcha hacia la primera aldea o pueblo que encontrasen. Era la tarde de aquel lento avanzar de la Sagrada familia en su caminar, necesariamente lento-,cuando en el horizonte lejano divisaron un par de hombres a caballo que les iban ganando el terreno. Es claro que ese evento les levantó sospechas y temores. Estaban distantes .Herodes era insaciable, y se podía temer todo de él. Los jinetas no traían especiales prisas –lo que ya era buena señal-, y cuando pasaron a su lado, saludaron y les hicieron un comentario sobre el revuelo que había en Belén en esos momentos, en que se habían presentado soldados de Herodes y estaban matando a todos los niños pequeños que había en la ciudad. Sintieron un vuelco profundo en el alma. De una parte, el consuelo de que Dios velaba, y por la otra, el evidente dolor que tenían que estar llevando aquellas madres a quienes arrebataban a sus hijitos de sus brazos para quitarles la vida, Bien podía intuir en su corazón–cofre de sabiduría divina- que eran dos hechos relacionados directamente entre sí, aunque Ella ni podía imaginar las razones que hubiera en todo aquello. Apretó al hijo en sus brazos y podríamos decir que se apoyó en Él,
No sé si caminaron más de un día cuando llegaron a un poblado. Eran unos extranjeros y aparecía su procedencia judía en sus vestimentas. Para aquella familia era un país nuevo, una lengua distinta, un ambiente nuevo, un aventura a comenzar. Había que establecerse en algún lugar, y había que buscarlo y había que empezar por entenderse. Luego tocaba buscar trabajo para poder subsistir. Quedaba por delante una serie de detalles esenciales, Pero encontrar un techo era lo primero. Y a eso se dedicó José mientras María daba el pecho al bebé. El oro de los magos ayudaba en ese tiempo momento, y José tardó menos de lo temido, y José regresó antes de lo esperado. Recogió a María y al Niño y marcharon hacia aquella casita que acababa de alquilar, le ayudó a situar las cosas conforme María le iba indicando. Ella sostenía al niño hasta que –por fin lo acomodaron y entonces los dos trabajaron juntos para dejar lo más posible a gusto de ellos aquel recinto. La verdad es que hallaron buena colaboración en los vecinos, a quienes en más de una ocasión tuvieron que buscar alguna ayuda, aunque fuera de pequeños detalles.

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